30/4/09

Soy muy feliz a tu lado

Creo que lo más importante en mi vida es que la persona que comparte mis circunstancias, que aplaca mis temores y que intenta saciar mis deseos me diga que es feliz a mi lado. No tiene importancia que no me diga que me quiere, porque va implícito en comunicarme que es feliz a mi lado, pues todo el mundo busca la felicidad, todo el mundo la quiere, por ende, todo el mundo quiere a quien la provoca. Elemental, queridas Watsons. Nadie dice “soy muy feliz a tu lado” si realmente no lo es. Por ahora, no se ha convertido en ninguna muletilla amorosa.

En cambio, que te digan "te quiero" es algo más ambiguo, ya que una persona que tenga dependencia (ya saben a qué acepción me refiero) también lo dirá y sin embargo no corresponde al concepto de amor que queremos para nosotras.

En conclusión, me voy más feliz que un azofaifo (traducción literal del catalán, no pregunten) porque me acaba de comunicar que es feliz a mi lado y hoy, me siento alguien más que nunca.

29/4/09

Propiedad

Durante años, cada día a primera hora de la mañana, cuando salgo de casa, con el pelo mojado pegado a la cabeza sin movimiento alguno, y, un paso por detrás, los olores de champú, gel y colonia peleándose por perseguirme, camino de la estación de autobuses para ir al trabajo, he visto a un sin techo durmiendo en un saco de Decathlon sobre un escaloncillo de un escaparate de una empresa de mensajería. Tiene un perro que en verano duerme a sus pies y que en invierno suele intuirse en el mismo sitio por el abultamiento que presenta el saco. Un cochecito de bebé cargado con un par de bolsas sucias y descoloridas son lo que parecen sus únicas pertenencias, al menos son las que le acompañan.

A veces, cuando el calor es insoportable o cuando el alcohol le desvela, lo hallo sentado sobre el saco hablando solo; egocéntrica es la ciudad que sólo se escucha a sí misma. Conversa con él, sin interrumpirse cuando paso por delante o cuando lo hace cualquier otro escaso transeúnte. Nunca logro descifrar qué se dice y marcho con la duda que permanece durante un buen rato.

En más de una ocasión he sentido el impulso de pararme y darle veinte euros, pero nunca lo he hecho; siempre me lo ha impedido el miedo a la reacción que pudiera tener.

Desde hace un mes, cada mañana el lugar está vacío. Al principio sólo reparé en su ausencia sin que mi pensamiento fuera más allá. Ahora, cada vez que paso, busco el carro, el perro y saco, con él dentro, pero desde lejos ya veo que tampoco está. Me produce tristeza. Egoístamente lo consideraba parte de mi día, que tenía que estar allí para mí.

Es curioso el genero humano, con la mano en el bolsillo donde llevaba 20 euros para pagar la tarjeta del autobús, me he ido con la sensación de que se había desaparecido de mi vida, sin llegar a pensar que podría haber desaparecido de la vida.

28/4/09

Sonámbulo y otras historias

Un cómic compuesto de pequeñas historias a cuál más interesante. El autor hace uso de las situaciones cotidianas para pincelarnos a diferentes personajes. En este caso historia y personaje van muy unidos. Por la longitud de cada una no da tiempo espaciarse en todo lujo de detalles, sin embargo, los esboza con inteligencia de tal manera que el lector es quien, con su experiencia, acaba por construirlos en su mente de una manera mucho más profunda.

Esta es la magia de la literatura y, en gran parte, la causa de la adicción que me crea.

27/4/09

Mi chica es maravillosa

Mi chica es maravillosa, nunca me cansaré de decirlo. Es una bellísima persona, totalmente centrada y muy, muy cariñosa conmigo. No tengo nada malo que decir de ella, así como no tengo que deciros que ahora mismo me está amenazando para que yo escriba este post. Es que es así de maravillosa. Y todo porque en un blog ha leído que noséquién tiene un cochazo… y le ha asaltado una duda. “¿Por qué no tengo yo un Mercedes o un BMW?”, me ha preguntado mientras parpadeaba rápidamente para que la lágrima se le evaporara antes de salir. Supongo que espera que me venda mi ciclomotor de 23 años y le compre un Mercedes CLK Cabrio. Pero lo que no sabe, es que si vendo un riñón y mi pituitaria y le compro el Benzito, luego necesitará una plaza de parquing, una vivienda con ascensor hasta el parquing, una señora que limpie la casa, porque si no ella no podrá disfrutar del coche, etc, etc.

Será mejor que le bese, le acaricie y que le diga lo maravillosa que es y si con eso no consigo despistarla, no me quedará otra que hacer mutis por el foro.

¿Qué me pasa, doctor?

Siempre encuentro un resquicio de odio en el fondo de mi corazón. Y es que a pesar de que el tiempo lo diluye todo, el dolor se puede enquistar en nuestra alma convirtiéndose en una pequeña pústula que segrega encono. Y contra esto, poco podemos hacer, pues no hay peor médico que aquel que enquista sus recuerdos.

26/4/09

Ni de Eva ni de Adán

No sé que tiene esta escritora que me engancha en la primera frase del libro y me crea la necesidad de leerlo de un tirón. Me seducen sus palabras esclavizando mi mente a su texto. Si en algún momento consigo espaciarme y observar desde la barrera, las historias que cuenta tampoco me parecen nada del otro mundo y tampoco veo nada especial en la forma de narración o en la elección del vocabulario. Así que tengo que admitir desde mi más pura humildad que no sé por qué me capturan tanto los libros de esta mujer.

La foto de la portada me ha sustraído tiempo. Cada vez que tenía el libro a la vista, mi mirada se fijaba en ella mientras que mis pensamientos volaban libres sin que mi interés los atrapara, ya que este estaba puesto en mi mirada.

El libro me ha aportado mucha reflexión y nuevos pensamientos sobre cómo el tiempo difumina los hechos si tenemos la paciencia de dejarlo pasar.

24/4/09

Mi Sant Jordi

Este año, Sant Jordi ha tenido novedades y sorpresas. En algunas cosas, porque en otras, todo sigue igual. Igual día de acción, igual sentirme orgullosa de lo que hago, igual cansancio sobre las seis de la tarde, igual pérdida de salud, igual levantarme hoy tomando medicamentos... con los ojillos “loock frog” (yo también sé poner palabras en inglés), igual pérdida de voz…

Pero no interesa todo eso que permanece igual, que ya desde hace mucho, año tras año, es el pan nuestro de cada Jordi. Este año, en vez de regalarme un libro, que también (y bien chulo!!!), me han regalado una pluma estilográfica, con la consigna: escribe tú el libro. Y con ello, también me han regalado el problema.

Ayer por la tele, mientras agonizaba de cansancio en el sofá, oí que alguien decía: “para ser escritor sólo hace falta tener una historia que contar y contarla bien”. Estoy de acuerdo con la premisa. Y he aquí mi problema, no tengo duda de que pueda contar una historia de una forma aceptable, no, el asunto es que no tengo historia que contar. Por lo que, no voy a poder ser “escritora” por mucha pluma que tenga (huy, qué bonita metáfora). Aunque, por carácter, todo se intentará.

23/4/09

Sant Jordi

Contigo me he vuelto pionera de la vida. Descubro todos los rincones insospechados del tiempo donde las esquinas y los recovecos delinean la sombra de nuestro amor. Nos cogimos de la mano para poder afrontar la vida y lo único que hemos conseguido desde entonces es crecer. Crecer en la confianza, en la paz y en la tranquilidad que dan las cosas bien hechas, o mejor dicho, las cosas que se están haciendo bien, nuestro amor.

No soy perfecta, bien al contrario, poseo todas las imperfecciones de este analfabetismo emocional tan propio de nuestros días, y tú, no me aceptas como soy, si no que, con paciencia, me haces madurar hacia puntos en los que crees que yo seré más yo y, sobre todo, en los que seré mucho más feliz.

Por otro lado, sé que te hago feliz, que por mi parte, también intervengo positivamente en tu universo y, también sé que sabes descifrar el amor en todos mis actos. Nos leemos sin ninguna dificultad.

Sólo tengo un deseo, que sigamos envejeciendo juntas y que envejecimiento, para nosotras, siempre sea sinónimo de crecimiento.

Me siento más enamorada que nunca.

Feliz Sant Jordi, amor.

21/4/09

Creadora ¿de qué?

Es difícil crear ideas y fácil crear palabras; de ahí el éxito de los filósofos.

André Maurois
(Me encanta la sutil ambigüedad)

20/4/09

Me perdonaran que interrumpa

No puedo menos que dejar todo lo que tengo que hacer para comentar lo que vieron mis ojos ayer. No suelo ver televisión y mucho menos deportes, pero, ayer, tarde de panzas llenas y de conversaciones táctiles con mi acompañanta, di con un canal en el que se jugaba un partido de tenis. Cierto, se jugaba El Partido; porque Nadal estaba en esa final de Montecarlo luchando con su adversario por el título.

De los comentaristas, paso de hacer ningún comentario (prefiero redundar). Pero, estimados lectores, del maravilloso Nadal, no puedo dejar de dedicarle unas líneas: cómo juega, qué saque (a pesar de que ayer no le salió demasiado bien), qué precisión, donde pone el ojo pone la pelota (qué porno me ha quedado), en fin, qué calzoncillos (si es que los llevaba, ya que lo mismo era esa redecilla que algunos pantalones de hombres llevan para reagrupar miembro y acompañantes). Sí, sí, digo “qué calzoncillos” porque me parece que debían ser un par de tallas más pequeños y no paraban de meterse en la intersección nalgal. Y el pobre Nadal (punto por rima), pulgar e índice dispuestos, se los sacaba no sin cierto estiramiento de la pierna derecha.
Por favor, aquello era una auténtica coreografía. No llegué a contar las veces que realizó el gesto, pero, o está muy acostumbrado a él u, hoy, tiene agujetas en dichos dedos de tanto utilizar la pinza. Será el número uno y todo lo que quieran, pero qué mal quedó a mis ojos con tanto calzoncillo a pie de ojete. Naikehacer!!!

Día de estreno

El estreno es inminente. Tengo los nervios a flor de piel y el estómago arrugado como los primeros borradores de la obra. La escenografía, pensada hasta el último detalle, luce bajo los focos aun oscuros del escenario. No falta nada, los actores, se preparan en sus camerinos y yo me paseo entre el público sin que nadie sepa quien soy. Último aviso, todos en sus puestos. Se alzaza el telón, el paso de mi nueva vida.

15/4/09

Post a la carta

Me pide que la mire, que me inspire, que busque las palabras para hacer un post bonito. No le ha gustado nada el último. No sabe, que cuando escribo de cualquier otro tema que no sea ella es porque quiero guardar para mí sola todo lo que me genera. Ahora mismo, en su sofá, yo escribiendo en el portátil, ella con los pies debajo de una de mis piernas… ni se imagina cómo me palpita el deseo, ni se imagina que retrasaré el concluir mi escritura para disfrutar un rato más de los pensamientos que me engendran su contacto. Es tan bella, ella es la calidez en la que quiero perderme cuando el día alcanza su ocaso. Os dejo ya, no dudo que lo entendéis.

14/4/09

Mi verdad

Manifiestos son los esfuerzos que hago para seguir adelante, a la vez que doy un rodeo para evitar la conclusión descarriada de que no vale la pena vivir. Por esto, me enrabio cada vez que alguien comenta sobre mí: “hete aquí a una mujer gloriosamente realizada”; “o casi”, pienso, pues conozco perfectamente mi sentir.

Mi vida, día a día, página a página es un consabido libro de autoayuda cuya temática sufre una dispersión rala que me conduce a la ingente sensación de que no sé vivir. Me obceco en sentir y se me escurre el tiempo en su analítica, pues tengo la hábil capacidad de rodearme de personas inadecuadas que me postergan.

Se torna evidente, sin lugar a dudas, que soy persona para vivir en soledad, porque se me quiere con vaguedad y de forma anodina y a veces noto que mi compañía es como una comida insalubre. Por esto, tragándome todo gesto de fastidio, me esfuerzo por seguir adelante. Esta es la verdad probatoria de en qué consiste mi vida.

13/4/09

Cosas que hacen BUM

Hace días que acabé de leer esta novela y, en realidad, tengo muchas más para comentar, pero es que llevo una temporada cargada de trabajo. Hoy estoy contenta, porque en dos semanas disminuirá totalmente el volumen de este y volveré a poder disfrutar de mis ratos libres.

Empecé a leerla en un transporte público y no pude reprimir mi carcajada. Página tras página, soltaba una carcajada en voz alta que al final hizo que todos los viajeros más próximos a mí se contagiaran. No tuve que explicar nada, porque todos comprendieron que era lo que estaba leyendo lo que las produjo. Al levantar los ojos, algo avergonzada por el espectáculo, descubría a la gente sonriente intentando averiguar cual era el título de la novela que tanto me estaba divirtiendo. Y la verdad, es que me lo ha pasado bomba (nunca mejor dicho). No he perdido la sonrisa en toda su lectura.

Es de dinámica rápida y mirada particular sobre la vida. Son las dos cosas que me han gustado más. Bueno, y también que, parte de ella, se desarrolla en Barcelona, en el Barrio de Gracia, barrio que conozco a la perfección.

Es de aquellas novelas que me apetece regalar.

10/4/09

Terapia

“¿Qué tiene de malo vivir en mi propio mundo?”, le había preguntado a la psicóloga en la sesión de hace dos día.
“No se puede vivir fuera de la realidad”, le contestó tajante y algo desesperada, al ver que no había entendido nada de los ocho meses de terapia que llevaban.
“¿Fuera de qué realidad? ¿De la tuya? ¿O de la mía? Porque mi mundo, amurallado por mi casa, de libros, escritos y dibujos, de Internet, silencios y pensamientos, es mi realidad, no me lo estoy inventando. ¿Qué realidad es la tuya?
La psicóloga, tras un breve silencio, se puso en pie, le dio el abrigo y la despidió mientras decía: "ya no hace falta que vuelvas, te doy el alta".
Siempre le quedó la duda de si se "había curado" o si la psicóloga carecía de realidad.

9/4/09

Rigidez

Nunca había dado su brazo a torcer, desde pequeña gobernó sus circunstancias desde una gran rigidez mental. Era incapaz de ver las cosas desde otra perspectiva que no fuera la suya. Sabía muy bien como realizar sus ideas sin tener que imponerlas, convenciendo a los demás y convenciéndose, aún más, ella misma. Creció y se universitó de la misma manera. Pisó el mundo laboral desde su inflexiva muralla y su intransigente rigurosidad. La gente pasaba por su vida y sólo los que sabían ver más halla de su barbacana permanecían a su lado. Un día, viendo la soledad arraigada a su alrededor, doblegó esa rigidez y empezó una nueva andadura.

Es el viaje más largo de los que tengo conocimiento.

8/4/09

Noche sin ti

Noche larga y solitaria, repleta de lacerantes recuerdos. Noche enviudada de fragancias, soledad muerta, junto a mi cuerpo.

Soplando en las aspiraciones de lo posible, perdida, sin luz, en tramos internos.
−Déjame libre, noche.
−Cuando el furioso resplandor aceche tras la persiana y yo no sea más que otro de tus recuerdos yertos.

5/4/09

Una mala noticia

Llevaba mucho tiempo insistiendo que quería que la paseara en moto, pero me resistía, bien, bien sin saber por qué, y, hoy, cuando se ha plantado ante mí, sobre el borde de mi yogur, con las patitas juntas como si de un rezo se tratara, con cara de “échame algo, paya” y me lo ha vuelto a pedir, he claudicado. Se ha puesto tan contenta que ha bajado a la mesa de cristal y, saltando de alegría, me ha ido dejando unas huellas de cremoso de fresa Vitalinea cual sus propias cagaditas.

Así que tras recoger la mesa, ducharme y arreglarme, me he puesto la chaqueta y la bufanda y hemos bajado a la calle. Mientras me ponía el casco y descandaba la moto, la Mosca Estremecida, sentada sobre el asiento, escuchaba con toda seriedad lo que le estaba diciendo. A mí me entra la risa porque siempre que le hago una concesión se porta exageradamente bien para no hacerme enfadar y que se la retire.

–Te vas a poner entre uno de los dobleces de mi bufanda y te vas a agarrar con tus seis patas a ella y no te soltarás ni un momento. Ni me hables, que me puedes distraer. Ni te muevas, que no quiero ningún disgusto. ¿De acuerdo? –le digo de la manera más seria que puedo.

–De acuerdo –me contesta ella levantando la pata derecha a modo de “te lo juro”.

Total, que me siento en el moto y, mientras la pongo en marcha, se coloca en el pliegue de mi bufanda, expresamente doblado para ella. Compruebo mirando en el retrovisor izquierdo que está cómoda y segura. Saco dos grajeas de Trident de mi bolsillo; siempre que conduzco masco chiclé por prescripción facultativa, me ayuda a que mi bruxismo no me agarrote las mandíbulas, protegiendo, con ello, mis dientes.

Empezamos a circular. En el primer semáforo en rojo, le pregunto qué tal va y me contesta que estupendamente, que le encanta. Voy sin rumbo fijo; más tarde he quedado con una amiga, pero ahora quiero darle un buen paseo por Barcelona. Después de más o menos un cuarto de hora, me pide que pare y lo hago en el primer vado que encuentro.

–¿Puedo sentarme en el retrovisor? Me cogeré muy fuerte, te lo prometo –me suplica con la emoción de la aventura que está viviendo.

–Me da miedo, puedes salir volando con la velocidad y hacerte daño.

–Pero tu ya sabes que las moscas tenemos mucha fuerza en las patas, además, si somos capaces de caminar por el techo sin caernos, también somos capaces de aguantarnos en un retrovisor.

–Bueno, tú sabrás de lo que eres capaz –le he contestado harta de tanta discusión, pues sabía de antemano que acabaría haciendo lo que quisiera.

Y, sin pensárselo dos veces, ha saltado de mi bufanda al retrovisor y me ha gritado:

–¡Dale caña, Torete!

Nos hemos puesto en marcha de nuevo, al principio la iba controlando a ver si iba bien, pero luego ya me he concentrado en la conducción. La he llevado a pasear por Montjuic y bajando del Estadi Olímpic, feliz ella y feliz yo, mascando con fuerza mi chiclé he notado un cric-crac y un sabor ácido en este. En seguida he mirado el retrovisor en busca de la Mosca Estremecida y no estaba. He frenado mientras escupía el chicle con un asco tremendo. En estas ocasiones mi mente se acelera y pensamientos irónicos me invaden; ¡pobre Mosca Extremauncida!.

Escupo un par de veces mientras retrocedo varios pasos en busca del chiclé que a modo de mortaja contenía a mi compañera. Observando detenidamente la calzada, me he sacado el casco para intentar reducir mi incomodidad. En una de las ranuras de respiración del mismo, con el mayor rictus de pánico que puede tener una mosca, se hallaba mi amiga aguantándose con las patas en los bordes de la hendedura como si fuera ella misma una telaraña. Con un hilillo de voz me ha dicho:

–Tengo una mala noticia, no volveré a ser tu copiloto cuando vayas en moto.

1/4/09

Así de sencillo

Leo, porque entre las páginas de los libros me encuentro a mí, pero sobre todo, porque cuando levanto la vista de ellas te encuentro a ti.