28/3/11

Abandono

Gotea el día a contratiempo con tu vida, cerrada a cal y canto por la indeseable pérdida. Golpea la persiana de tus ojos las primeras notas de su ausencia. ¿El origen?, aunque es suceso, no es acción, por mucho que pase al comienzo de todo. Absurdo, y lógico,  devenir de que lo que empieza acaba. No estamos preparados para el final. Tristeza y deseo se abrazan con fuerza a tu cuerpo; ruedas por el suelo para deshacerte de ellos. Eres cliente de la vida y ella que un día te sirvió la felicidad en plato de papel, ahora te sirve la tristeza en bandeja de plata. Sangra gota a gota el dolor, se fisuró la cajita roja cuando quiso devolvértela.

27/3/11

La proporción aurea

Me enteré de que El País, iba a ofrecer, a cambio de casi diez eurines, una colección de libros matemáticos y pensé que si estaba bien, valdría hacer el esfuerzo de dispendio y de memoria. De dispendio no necesita aclaración, de memoria, es, sencillamente, porque debo acordarme cada domingo de que sale el librillo. Así, que aquí estoy, con el primero leído y el segundo empezado.

Qué os voy a contar, ¿que he disfrutado como una vaca leyéndolo? ¿Que me paso todo el día explicando a mi alrededor todo lo que he aprendido de él y me ha sorprendido? ¿Que el otro día tuve un público de hasta seis personas sentadas alrededor de una mesa? Y todo el mundo llegó a la misma conclusión: “Si nos lo explicas tú, vale, pero tenerlo que leer…” Pues que queréis que os diga, a mí me ha encantado leerlo. Iba en el tren que ni me enteraba de que ya había llegado a destino. Los tres días que duró la lectura me tuvo que avisar alguno de los trabajadores que hace el mismo recorrido que yo, y que tras doce años, parece que ya conoce mis costumbres, cosa que yo no conozco de ellos, porque o estoy escribiendo o estoy leyendo.

El libro contiene muchas anécdotas, pero también contiene muchas demostraciones matemáticas. Pero creo que acierto al afirmar que si no te gustan las matemáticas no vas a disfrutar con sus curiosidades, por mucho que te saltes las demostraciones. Mi verdadera duda es: ¿por qué no gusta la matemática? Todo, es que absolutamente todo se rige por ella.

20/3/11

Para arrancarte una sonrisa

Vivir amarrada a la tristeza, no es realmente vivir. Aunque pueda parecer paradójico, por la pesadumbre del propio sentimiento, se pasa de puntillas por la vida, sin pararse a libar el néctar de cada hecho cotidiano.  La luz del día no parece tan nítida como de costumbre, debido solamente a que el corazón se halla bajo el velo oscuro de lo que sentimos. Los ojos, cuya función real es osmótica, filtran de la vida al alma dejando pasar de un medio a otro lo justo para vivir simbióticamente en armonía. No vale ir a buscar aquellas espigas doradas de otras épocas, porque en su lugar solamente encontraremos rastrojos de lo que un día fue y ni por asomo ahora es. Únicamente nos queda romper las ataduras y dejarnos a la deriva de nuestro devenir, que seguro que de venir tú, no sería nada triste.

17/3/11

La fórmula preferida del profesor

No lo he acabado, me deben quedar menos de veinte páginas, pero puedo, sin concluirlo hablar de él. Editorial funambulista: qué placer leer un formato de libro como el suyo; pesa porque la calidad de hoja es alta, también porque las tapas están hechas sobre papel de gran gramaje. Sensacional fue abrir la cubierta y tener que arrancar con un poco de presión un punto con la foto de la portada y el título, granulado también como las tapas. Esa sensación, el arrancarlo, me hizo suspirar profundo, en mi mente la intuición de que me iba a encontrar un buen libro. Me lo habían recomendado en uno de mis post y he tenido suerte, lo he encontrado (muchos de los que me recomendaron están o descatalogados o agotados). Lo empecé a leer en el tren, como la mayoría y recuerdo que casi me paso de parada pues desde que lo abrí hasta que dejé de leer todo fue de un tirón. Tengo que comentar que hago un viaje de 45 minutos si todo va bien y ese día, íbamos algo retrasados, por lo que pude tener casi una hora de lectura. Al final vi el andén justo cuando se estaba parando y salté, literalmente del asiento y del tren.
Qué maravilla descubrir que el libro contenía matemática, los estimados números y fórmulas del profesor, que debo confesar son también los míos. Cómo he disfrutado con los números amigos, los primos, los gemelos y demases, mi buen amigo Euler y Fermat y sobre todo, sobre todo, con el personaje al que se le supedita la historia para mostrárnoslo. Dicen que hay una peli. Ando loca por verla, por descubrir si los tres personajes principales son tal y como me los he imaginado. Ahora que escribo esto entiendo mucho menos de que haya gente a la que no le guste leer. Por favor, si yo me moriría, creo, porque nunca se puede afirmar nada con certeza absoluta. Pero si es un placer ir descubriendo lo que un buen libro encierra. O un libro no tan bueno, a todos siempre les encuentro un algo por el que me ha valido la pena leerlos. Sí, sí, sé que me repito, pero es lo que pasa por mi cabeza en estos momentos.
Ahora, en cuanto acabe de escribir un rato, cosa de la que tengo un buen mono pues se me quemó el ordenador y he andado bastante ausente de la red, además con esto de tener Black ni siquiera es necesario conectarse, pues a lo que iba, que ahora en cuanto acabe me iré a buscar las veinte páginillas y me las puliré entre el pasapalabra y el telediario. Hay momentos en que se me ha hecho dura la lectura, pero no porque lo sea, si no por mi propia experiencia y sobre todo, por mis propios miedos, por cierto, hace días que me apetece escribir sobre los miedos que nos crea la experiencia o la propia mente, pero este es otro tema. Pues nada, que es una maravilla el personaje, sólo por ello, vale la pena su lectura. Ahora que pienso, creo que puse algo parecido en mi último post sobre un libro. ¡Qué suerte encontrar una buena cantera de personajes! Aunque mi preferido siempre será Don Quijote. Por cierto, me han regalado dos más para mi colección.

13/3/11

El placer de teclear

Llevo encerrada tres días escribiendo y escribiendo y por fin he acabado la obra de teatro. Ahora ya está lista para la primera corrección. Eso implica que vuelvo a tener casi todo el tiempo libre para mi novela, mi blog y para buscarme algún compromiso más en el que tenga que trabajar a contrarreloj. Porque antes de escribir esta obra tenía muy claro que este iba a ser el último año que dirigía teatro, que escribía teatro, que pasaba los nervios de, no un estreno, si no de cuatro. Creo que ya me he hecho mayor para todo esto y lo que necesito es tranquilidad y poder acabar mi novela. Más que nada porque se está cociendo otra que creo que también me gustaría escribirla.

He tenido de lo más abandonado el blog. De vez en cuando, actualizando con algo que había escrito en el transcurso de un transporte o dedicándole un par de líneas. Porque después de tanto tiempo me es imposible abandonarlo del todo. Lo quiero. Es obra mía y es algo que respeto a pesar de tener textos de todo tipo: que me gustan, que no, que me dejan indiferente, que me revuelven. Sé que habré perdido lectores. Cuando rompes con las costumbres es lo que tiene.

De mi novela, poco puedo añadir. Voy por el capítulo tres. O sea, un año entero para escribir tres capítulos. Planifico bastante lo que escribo. Leo sobre el tema. Investigo, porque hay asuntos que desconozco y para que lo que narro sea más creíble prefiero dotarlo de ciertos hechos históricos, porque al fin y al cabo mi prota, vivió en una época y en un lugar. El caso es que ahora espero darle un gran empuje y dedicarme a ella, al menos hasta septiembre u octubre, en que seguro ya me habré liado de nuevo con el mundo del teatro (lo debo llevar en la sangre o en mi cabeza de chorlito).

Ayer, me hice mucha gracia. Acabé la obra de teatro sobre las cuatro y algo de la tarde., y después de tres días dedicados absolutamente a ella, con el cerebro a cien por hora, creando escenas y personajes que facilitaran la historia que yo quería contar, me quedé como vacía, vacía y, por supuesto, cansada. Me quedé sin hacer nada, mirando la tele y sintiéndome, no diré que muerta, pero sí, poco viva. Creo que la adrenalina de la escritura a contrarreloj es demasiado adictiva, porque en aquellos momentos en los que reseteaba mi mente viendo la tele, sólo pensaba, necesito volver a escribir una obra de teatro.

Quien me entienda que me compre, me diría alguien que yo me sé.

10/3/11

Sobre la onírica

Hay curiosidades en la vida que nunca te llegas a creer del todo, como un aspecto del mundo de los sueños que si no fuera porque lo leí en una revista científica, y esta es de absoluta fiabilidad, diría que me están tomando el pelo. Ya cuesta creer cualquier estudio que tenga que ver con el mundo onírico, más que nada por la definición del mismo adjetivo, para que aporten datos científicos sobre la física del dormir. Parece ser que según pongas la cabeza en la almohada (mirando hacia un lado, hacia el otro, hacia arriba o bien amorrada a ella) los sueños son de temática diferente. Se ha descubierto que las pesadillas aparecen, normalmente, si se duerme mirando a la derecha, mientras que sueños de amor y desamor se suelen tener si duermes hacia el otro lado. No está aún muy claro qué clase de sueños se suelen tener si se duerme con la mirada al frente. Los científicos opinan que se pueden elegir las temáticas antes de irse a dormir, simplemente durmiendo para el lado deseado. Yo, en esto, no tengo problema, porque desde bien pequeña duermo mirando hacia la izquierda por un problema de respiración. Cierto que no suelo tener pesadillas y que si me esfuerzo en recordar, las veces que las he tenido es porque me he girado durmiendo, pero no puedo afirmar que mis sueños sean de amor o desamor porque no me suelo acordar de ellos. Esta noche intentaré dormir hacia arriba, a ver qué sueño, si tengo la suerte de acordarme.

Datos del artículo “La orientación al soñar”, revista “Si Einstein fuera Borges ”, nº 354, pag 22-27.

9/3/11

Me muero por ir al cielo

Leí la reseña en el blog de Farala y como es un tema que me interesa mucho, tanto por la novela que intento escribir, como por la obra de teatro que no tengo otro remedio que escribir, no lo dudé ni un minuto. Así que me lo compré en seguida. Eso sí, la lectura la he ido dilatando pues tengo que leer otras cosas de trabajo que urgen más. Al final, en cuatro sentadas me la he acabado.
La he leído con una sonrisa perenne, con alguna que otra carcajada y, sobre todo, conmovida por el personaje de Elner. Me ha encantado cómo la autora divide en capítulos la información y la forma de narrar. Es más he marcado algunas páginas porque pienso tomar prestadas algunas ideas para la obra de teatro. Me encantaría conseguir que mi protagonista fuera de unas características parecidas a esta, claro que yo necesito, por exigencias del guión que sea más humana y tenga su lado oscuro. Demasiada bondad no funciona encima de un escenario. 
Se la he recomendado a toda persona que me ha visto con ella en la mano y espero que disfruten tanto como lo he hecho yo. Ahora, la recomiendo también por aquí.

5/3/11

Máxima mínima

Date tiempo para conocerme y te faltará para huir.