23/4/12

Mentir o no mentir, he ahí la cuestión

¿Es engañar mentir sobre tu realidad? Sobre todo si quieres evitar sufrimiento. Para que anunciar tu próxima finitud si lo que quieres impedir es salirte de la normalidad, no llegar a que te compadezcan. Pienso en aquel perro que tuve cuando era pequeña, que huyó lejos de mí para morir y evitar así que yo lo viera. Mejor la desaparición, que el ofrecer poco a poco la consunción, que compartir tú demacración a todas aquellas personas que quieres… a aquella persona que amas. Pienso que haré como él, pronto desapareceré y nunca nadie volverá a saber de mí. Pero antes te colmaré de amor, para que en mi ausencia no te sientas desdichada. La vida es la que quiere separarnos, no yo, entregándome a manos de la muerte. Pero que sepas, que dejar de vivir para mí no es morir, que morir es que me dejes de amar, por lo cual sé que por los siglos de los siglos voy a ser inmortal. No es mentirte engañarte cuando de mi muerte se trata, Porque entre amantes, la única mentira que existe es dejar de mirarse porque ya no se ama.

15/4/12

Enseña tus heridas, así las curarás

Pues no, no las enseño, prefiero esconderlas bien para que nadie pueda poner el dedo en la llaga. Me siento desnuda si me muestro y me siento vestida tras esos muros que he levantado piedra a piedra durante tantos años. Qué fuerte me siento detrás de ellos, viéndolo todo sin ser vista. Y así vivía en perfecta armonía conmigo misma hasta que me enamoré. Entonces, todas las perspectivas cambiaron. Cada sonrisa tuya, cada mirada, cada palabra, y cada gesto era una piedra que caía de mis murallas y que me mostraba a ti. Ahora, me hallo completamente desnuda con todas las cicatrices ante ti, sumisa a un futuro desconocido y absolutamente deseado a tu lado. Vísteme con tu amor, seguro que con el tiempo cicatrizará mi piel con cada una de tus caricias, de tus besos, de tus palabras…

4/4/12

Diluvio

Llueve y en mi corazón, también. No hay chubasquero ni paraguas que me pueda proteger de ello.

1/4/12

Sin ti, ahora, no soy nada

Conocerte ha supuesto revivir, dejar de errar por desiertos poblados de sentimientos vacuos  y lanzarme a un inmenso mar de amor. Quiero ahogarme en ti. Acariciarte cada noche la espalda hasta que te quedes dormida en la placidez. Quiero contemplarte mientras duermes y  recoger cada uno de los gemidos que el sueño deja escapar. Quiero conocer tus despertares, observando cómo el rayo de luz a través de la persiana juega con tu cara y cómo abres esos azules ojos que me tienen tan extasiada y me miras, y sonríes, y me besas con los labios calientes perfilados todavía por la noche. Quiero conocer hasta el último de tus suspiros, ese aliento exhalado que recogerán mis labios anhelantes de ti. Quiero prepararte el desayuno mientras miras adormecida a un punto fijo sobre la mesa y mientras se hace el café, quiero enredarme en tu pelo aún somnoliento y besarte el cuello por detrás. Quiero desayunar contigo y fregar los platos juntas, jugar con las manos mojadas y acabar revueltas en el sofá. Quiero perder el tiempo contigo, que pasen las horas perdida en tu mirada, en tu cuerpo. Quiero intuir tus pensamientos y compartir contigo tus deseos. Quiero, el resto de mi vida, estar a tu lado y si no puede ser, por lo que sea, lo único que quiero es quererte, aunque sea desde mi propio exilio.

Nana para Dintel

Cuando la tristeza te abraza de noche no puedes menos que sucumbir a ella. Me dejo hacer. Absorbe toda mi energía y me mece en sus añoranzas. Ni me permite hablar. Canta su nana de desconsuelo y aparece el ahogo en mi corazón. Pesimismo y melancolía son las rayas del pijama que me obliga a vestir.  Y ese sinsabor que aporta se vuelve amargura. Convierte la sábana en desánimo y me cubre hasta el cuello con ella. Pienso en ti. Pienso. Pienso constantemente, absolutamente. Qué desolación sentir el corazón de luto por la distancia. Lucho para no caer en la desesperación. La oscuridad y su negrura, bajo los brazos de la tristeza, no son más que dolor, pena y aflicción. En la profundidad de la noche se oye su voz entonando las últimas notas de esa nana compuesta solo para mí, esa nana que lleva tu nombre, tu ausencia. Esa ausencia que la tristeza clava y reclava en mi alma con la daga de la pesadumbre, convirtiendo los días en tortura y las noches en pesadumbre.