24/12/12

Con el pie izquierdo, me siento

Esclava de las obligaciones, busco un lugar donde empezar a morir. Que tenga un árbol bajo el que sentarme, apoyar mi espalda sobre su tronco y poder escuchar la lluvia que golpea todo cuanto se pone en su camino. Y sobre un mantel a cuadros, sin hormigas, poder esparcir un picnic de retazos de mi vida o quizá dejar como huella las escasas migas que me sobrevivan.

¿A qué debo temer? No hay mudanza, pues la parca solo acepta la esencia, los trofeos se quedan en esta parte del mundo, salpican el estor allí donde se ganan. El tiempo, luego, los pierde.

Bajo ese árbol, mi sepultura, el vacío crece como la espuma. Murmura la predestinación mi nombre. Aguardo dispuesta a que me llegue la noche.

20/12/12

¡Qué gusto leer!

Quiero copiar  un pequeño texto que he leído en una de las primeras páginas de un libro porque me he sentido tan identificada con él que me he quedado presa de mis recuerdos. Lo traduzco, pero aviso, no soy traductora.

…una vez aprendió a leer (…) se distraía de la historia, embriagado, casi a punto de llorar; con la belleza del alfabeto, con sus sutiles y ricas formas y sonidos: embobado i perplejo por la compleja amplitud de una a, la bondad seca, leñosa de la r, la caprichosa E mayúscula, parecida a un rastrillo; la q talmente un renacuajo que nadaba en la infancia salina y húmeda de la evolución; la b con sus bravatas y brusquedades; la H mayúscula, con sus pilares amplios y eclesiásticos, saltarina en apariencia pero muy dudosa en el momento de sonar, una exhalación tibia, silenciosa, como el aliento de Dios en el rostro de Adán, como el resoplido de un caballo, h de (…) homínido, de hecatombe. (…)
Fernanda EBERSTAD (1993): Los demonios de Isaac. Barcelona. EMECE.
No creo que tenga que añadir nada más.

19/12/12

Escribir bien

Qué alegría volver a leer. Después de toda esta temporada, larguísima, perdida en mis entretelas, volver a vivir  dentro de un libro ha supuesto renacer otra cara de mi poliédrica y muerta personalidad. Me tendréis que perdonar ya que ando un poco tosca en cuestiones de escritura, también abandonada durante más tiempo del que me gustaría reconocer.

El libro fue un regalo. Uno de los regalos más preciados que he tenido nunca, pero no puedo decir más debido a motivos que rayarían la grosería si dejaran de ser propiedad de mis secretos. Lo he disfrutado como hacía tiempo no disfrutaba un libro de esta índole. Pienso que toda aquella persona que quiera escribir una novela (sigue siendo uno de mis objetivos) debiera leerlo. No es que diga nada nuevo que no haya hallado en el gran montón de libros que me he leído sobre el mismo tema, o que, mis dos estupendas profesoras de escritura no me hayan explicado; no, no es eso. Lo que ocurre es que tal como es narrado en este libro, los ejemplos que utiliza, y la cantidad de ejercicios que presenta, me ha ayudado a aclarar los conceptos que vagaban en forma de nube por mi cerebro.
Lo que más me ha gustado es que cada capítulo (qué trata sobre un tema concreto de narratología) está escrito por un profesor diferente de la Gotham Writers’ Workshop. Cosa que provoca la convergencia de un montón de voces que me ha proporcionado una lectura más amena.
No quiero añadir nada más. Leedlo, si os interesa el tema y ya me comentaréis. Como dato os puedo decir que este libro se queda aquí, al lado de mi teclado, nada de estanterías, ni bibliotecas.