12/7/15

Flannery O’Connor, Tiras Cómicas

Había oído hablar de ella a alguno de mis profesores de narrativa y decidí comprarme algún libro: Cuentos completos. Ya debe hacer tres años que lo tengo, debo reconocer que no me lo he leído, no por falta de ganas, si no por los vericuetos a los que nos conduce la vida (una historia en la que no quiero entrar).

Este último Salón del Cómic, en un stand que no es de mis acostumbrados lugares de compra, encontré el libro del que voy a hablaros. Como no fue el único que adquirí, quedó el último para ser leído.

Estos días en los que soy más consciente de lo que cuesta realizar un buen dibujo partiendo de una buena idea, decidí leerlo. No lo he querido engullir rápidamente, que hubiera podido. He preferido trocearlo y convertirlo en pequeños aperitivos para justo antes del sueño. Y cuando me obligaba a cerrar la luz, me quedaba estirada, muy quieta, mirando las sombras que se dibujaban en el techo cada vez que pasaban coches y pensando: “A los 16 años ya dibujaba viñetas cómicas, ¿qué he hecho yo en mi vida?”. Porque si hay una cosa que me aterra es llegar al final de ella y darme cuenta de que he perdido el tiempo. Pensaba: “¿Cómo es que  yo que quiero dibujar, escribir, crear, soy incapaz de hacerlo? Capacidad de trabajo, tengo. Organización para que el tiempo me cunda y pueda cada día reservar un poco para mí, también tengo.
¿Qué es lo que me pasa?” Yo misma sé la respuesta. Tengo un absoluto bloqueo por miedo al fracaso. Será que este perfeccionismo del que tan orgullosa estoy va en detrimento de mí. Porque si fuera valiente, si me diera igual el resultado y solo pensara en el proceso, me lanzaría de cabeza a este inmenso lago (por ahora laguna Estigia) que es el arte y que tanto me atrae.

En los momentos en que pienso esto aparece por mi mente una canción de uno de los primeros musicales que vi en mi vida, titulada Mediocridad


Me impactó absolutamente porque tuve claro que yo no quería ser una mediocre en mi vida. Y aquí estoy, viviendo en la más sumida de las soledades, entre mis libros, mis cuatro plantas, mis dibujos y mis textos, con un blog a la deriva desde hace tiempo y absolutamente cansada, muy cansada para seguir tirando de cualquier carro. Y en momentos como este, en los que ni toalla tengo para tirar, entro en la lectura de este libro y de nuevo vuelve a aparecer esa llama de inquietud por seguir adelante con mis dibujos, con mis textos, con mi vida, aun a sabiendas que volveré a caer en esta oscuridad profunda de esta escarpada soledad que la vida (saquémonos culpas de encima) ha decidido para mí.

Es un libro recomendable, pero específico para quien tenga interés en Flannery o el mundo de las viñetas. Sé que existe una biografía de esta escritora. Pensaba que la tenía pero no la encuentro. Esta semana, una de mis tareas será irla a adquirir. Ya os contaré.

Gracias Ave Fénix, por no abandonarme del todo.

1 comentario:

Sandra Sánchez dijo...

Perdona que te diga esto Dintel, pero desde que te leo, es siempre el mismo post. El miedo al fracaso.
Ese miedo lo único que te está dando es el fracaso ya de mano, sin que ni siquiera intentes el primer paso. Perdóname que te hable así pero es que me da pena leer este post que acabo de leer. No sé si eres mediocre o no (personalmente no me lo pareces para nada) pero si lo fueras, al menos serías una persona mediocre intentando cumplir un sueño. ¿Has más mediocridad que la inacción, el bloqueo, la paralización, la auto compasión?...
Dibuja, escribe, lánzate de cabeza...sólo tenemos esta vida Dintel y pasa tan rápido... y al final de ella sólo nos arrepentiremos de lo que no hemos hecho..
Ánimo, puedes! seguro.
Un beso fuerte,
Sandra.