17/1/17

Diario de una ruptura

Cuando el amor continúa en silencio

Desde el momento que pusiste las llaves de casa en mi mano, supe que la cosa iba en serio. Era yo quien quería dejarlo y al sentir el metal del llavero en la palma de mi mano me asaltaron todas las dudas y me embargó la tristeza anudando mis cuerda vocales en un llanto contenido. Sabía que desde el mismo momento en me tendiste el brazo para devolverme esas llaves en forma de libertad, todo lo que ocurriera desde ese mismo momento sería irreversible. Sé que no podíamos seguir así, pero sabemos que tampoco podemos seguir de otra manera.

La casa está llena de huecos por tu ausencia y mi corazón también. La tranquilidad que sentía se ha convertido en nerviosismo y este en insomnio. La cama vacía, fría y callada no sabe lo que ha pasado, pero me echa la culpa. Yo no me culpo, te culpo a ti. Mi vida rota, sin rumbo y enamorada para siempre de alguien que no existe, que nunca ha existido.

2 comentarios:

Ripley dijo...

rupturas, siempre duras. las llaves, cuánto definen a una pareja....me alegra ver que has retomado el blog con ganas

dintel dijo...

Ripley, un saludo.
Sí, cada persona un mundo. Las rupturas en general debieran considerarse como algo bueno; nos sacan de la monotonía, se supone que nos liberan de una situación que no es buena (a pesar de que nos desgarremos cada vez) y es un trampolín para un algo nuevo. Pero, en fin, sigamos desgarrándonos por una pasado que no funcionaba.