Viví siempre tras las palabras, escondida, agazapada. Fueron tablón perfecto en medio de este naufragio que era mi vida, que era mi casa. Y cuando te conocí, lejos de esconderme y desaparecer, me declaré en rebeldía contra mi destino, solo por ti, mujer. Recogí a conciencia las heridas del pasado y puse voz al silencio que tanto me había acompañado. Te amé con cordura y locura, con amor y despreocupada holgura.
Te amo con pasión, con pasión y sin miedo a esconder lo que por ti siento. Y si algún día la sombra interfiere entre nosotras y me siento morir de amor por dentro, ¡vaya idea macabra!, sé que siempre me quedará, la última palabra.
jajajaja como el aceite.
ResponderEliminar¿ves? ¿qué te cuesta? este tono es más agradable ;)
ResponderEliminarPalabra de verificación: birra
jajajajajaja
Quiero pensar que esa última palabra será bonita y, sobre todo, muy positiva. Quiero pensar.
ResponderEliminarPerfecta esa última palabra, el pensar, el sentir y toda la pasión. Genial.
ResponderEliminarLaRepo, ¿ese que no se mezcla con el agua?
ResponderEliminarPena Mexicana, ¿has visto que obediente soy?
ResponderEliminarMármara, por supuesto, no lo dudes.
ResponderEliminarRaquel, muchas gracias. Qué bonitas son las palabras...
ResponderEliminarlo que yo sé..es que hay palabras
ResponderEliminarque nunca podré dejar de leer , aunque pase tiempo siempre volveré ...un abrazo
Momo, estamos atadas a ellas.
ResponderEliminarme siento tal cual...la amé, la amo...pero entre nosotras...sólo se dan palabras silenciosas...que quizá sean las más estruendosas. gracias por tus bellos escritos.
ResponderEliminarjajajaja, el que siempre queda por encima...:o)
ResponderEliminarOrleans, me alegro que te gusten.
ResponderEliminarJaja, me ha encantado el soniquete que tiene este texto, me he sentido como leyendo mucho ruido y pocas nueces ^_^
ResponderEliminar