17/9/11
Matrimonio feliz
Joana y su marido entran, como cada día alrededor de las siete de la tarde, en el bar y se sientan en una mesa cerca de la ventana. Esperan a que la camarera se les acerque, no tienen prisa por pedir. La chica, educada, tiene por costumbre dar un tiempo para que los clientes se hayan sentado, despojado de abrigos y bolsos e iniciado la conversación entre ellos, para ir a preguntarles qué es lo que quieren consumir. Pero sabe que en este caso la deferencia va a ser inútil, el matrimonio no suele mediar palabra entre ellos. Así, que se apresura a acercarse y el hombre le pide los dos acostumbrados gin tónics. Cada uno con su propio gesto de mano indica cuando debe dejar de servir la ginebra. Después del primero, se toman un segundo. Beben dos cada uno, ni uno más ni uno menos, en un tiempo que podría ser considerado récord. Luego piden la cuenta, pagan y se van algo más contentos de lo que vinieron; ya están preparados para poderse aguantar el uno al otro hasta que se acabe el día.
Es triste llegar a un punto así, pero está llenito de Joanas y maridos como esos
ResponderEliminarPor desgracia hay tantos gin tónics que no vemos tomar...
ResponderEliminarDesgraciadamente hay muchos así. has hecho un perfecto diseño de este tipo de parejas.
ResponderEliminarUn abrazo
Por su puesto, sin cruzar una palabra...muy triste
ResponderEliminares triste, pero pasa y si les preguntas seguro que dicen que son felices
ResponderEliminarNosu, lleno y mucho más jovenes que ellos.
ResponderEliminarMI HISTORIA, creo que mejor no verlos, sería deprimente. A veces me fijo en la gente en los bares y hay muchas parejas que no se cruzan ni una palabra.
ResponderEliminarElena Casero, gracias. Intentaba plasmar eso.
ResponderEliminarJirafas en Gerundio, la ventaja de escribir es que si algún día dejo de hablar con mi pareja, hablaré a través de mis escritos.
ResponderEliminariTxaro, eso es lo peor.
ResponderEliminarEn esta desgraciada ocasión el alcohol les ayuda a permanecer juntos, pero a un alto precio.
ResponderEliminarBesos
AdR, lo mismo la soledad es más cara...
ResponderEliminarTambién podían tomarselo en casa, así ni siquiera una camarera sabría de su infelicidad maquillada. Hay verdaderos expertos en guardar las apariencias. Los hay a montones.
ResponderEliminarSaludos
TriniReina, no, en casa no, que no podría escribir historias y eso es malo, al menos, para mí.
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