17/9/11

Matrimonio feliz

Joana y su marido entran, como cada día alrededor de las  siete de la tarde, en el bar y se sientan en una mesa cerca de la ventana. Esperan a que la camarera se les acerque, no tienen prisa por pedir. La chica, educada, tiene por costumbre dar un tiempo para  que los clientes se hayan sentado, despojado de abrigos y bolsos e iniciado la conversación entre ellos, para ir a preguntarles qué es lo que quieren consumir.  Pero sabe que en este caso la deferencia va a ser inútil,  el matrimonio no suele mediar palabra entre ellos.  Así, que se apresura a acercarse y el hombre le pide los dos acostumbrados gin tónics. Cada uno con su propio gesto de mano indica cuando debe dejar de servir la ginebra. Después del primero, se toman un segundo. Beben dos cada uno,  ni uno más ni uno menos, en un tiempo que podría ser considerado récord. Luego piden la cuenta, pagan y se van algo más contentos de lo que vinieron; ya están preparados para poderse aguantar el uno al otro hasta que se acabe el día.

14 comentarios:

  1. Es triste llegar a un punto así, pero está llenito de Joanas y maridos como esos

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  2. Por desgracia hay tantos gin tónics que no vemos tomar...

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  3. Desgraciadamente hay muchos así. has hecho un perfecto diseño de este tipo de parejas.

    Un abrazo

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  4. Por su puesto, sin cruzar una palabra...muy triste

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  5. es triste, pero pasa y si les preguntas seguro que dicen que son felices

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  6. Nosu, lleno y mucho más jovenes que ellos.

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  7. MI HISTORIA, creo que mejor no verlos, sería deprimente. A veces me fijo en la gente en los bares y hay muchas parejas que no se cruzan ni una palabra.

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  8. Elena Casero, gracias. Intentaba plasmar eso.

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  9. Jirafas en Gerundio, la ventaja de escribir es que si algún día dejo de hablar con mi pareja, hablaré a través de mis escritos.

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  10. En esta desgraciada ocasión el alcohol les ayuda a permanecer juntos, pero a un alto precio.

    Besos

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  11. AdR, lo mismo la soledad es más cara...

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  12. También podían tomarselo en casa, así ni siquiera una camarera sabría de su infelicidad maquillada. Hay verdaderos expertos en guardar las apariencias. Los hay a montones.

    Saludos

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  13. TriniReina, no, en casa no, que no podría escribir historias y eso es malo, al menos, para mí.

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