Tu gesto, tu mirada y tus palabras ralentizaran el caminar
de la noche y la sábana, ebria de tanto amor y sonrojada por el sexo pedirá rozar
tus labios suavemente con su embozo. Aún, bajo el hechizo de tu cuerpo, ambas,
sábana y yo, abolido el tiempo, derramaremos pasión cubriendo de besos tu lecho,
cubriendo de ardor tu deseo.
Dintel, que sorpresa, vuelves con tus preciosos escritos. Bienvenida!
ResponderEliminarsí, en cuanto la pille por banda...
ResponderEliminarAyyy si las sábanas hablaran...
ResponderEliminar;)