El silencio es la condición sine qua non de la existencia de
la generosidad. Su más fiel compañero, en gesto, mirada y acto. Ella, la
generosidad, te encuentra sin necesidad de buscarla. A la persona que la posee
no le gusta publicitarse. Pero si eres buena observadora, descubrirás en el
sonido de sus palabras un cierto terciopelo y en sus actos la típica cadencia,
acumulada tras una vida munífica.
Doy fe, que bajo el cielo que me cubre y en la misma tierra
que habito, más allá de lo que pareciera, la generosidad aún se halla en alguna
de las personas.
pues sí, existen personas maravillosas
ResponderEliminarPor suerte todavía existen personas generosas, de esas que dan porque sí, sin esperar nada a cambio y en silencio. Cuando las detecto, siempre me gusta agradecérselo con un sincero "gracias".
ResponderEliminarAbrazos! :)