27/12/21

Sus realismos

Después de la aclaración, vengo a deciros que os escribo, sencillamente, porque quiero. El objetivo de esta carta no va a ser el de comunicarnos, aunque, bien se sabe, que es un objetivo implícito en el concepto y que se cumplirá al cumplir el objetivo primordial: escribir una carta.

Puede, quizá, tal vez, esta carta no llegue a vuestras manos; no os extrañe nada, ya que me hallo en vías de hacer obra creativa y hasta no concluirla y ver el resultado final, no sabré si es digna de ser dada a conocer.

Omito escribir con mi puño y letra para que no se produzca ningún trastorno de lectura.

El fin de esta misiva es escribir, cuánto más mejor, sin tener nada que decir. Voy a evitar el tema hasta en la propia esencia de esta carta, ¿qué os parece?

Situación espacial: estoy sentada en mi habitación, con la puerta abierta, inclinada sobre mi escritorio, escribiendo. Tengo música puesta que llena el hueco del entorno y me transporta, sentada en la clave de sol, al pasado; un pasado, pasado, puntualicemos.

Situación temporal: Va a llover, pero no se decide. La palmera de delante de casa está quieta, cosa que me conduce a la sabia deducción de que no hay viento. Voy a comedor, abro la puerta de la terraza y saco la mano; compruebo que la temperatura ambiental es ambiental (nota: puntualización: no funciona la ventana de mi cuarto, anoche se quedó si pilas).

Situación emocional: Tengo el suficiente acúmulo de idiotez para poder seguir escribiendo una no-carta como esta durante bastante tiempo.

Recursos materiales: Los suficientes para no caer en la monotonía, intentando hacer un buen alarde de creatividad.

Metodología: Coger el ordenador e ir escribiendo kilómetros de letras sobre el documento.

Resalto el hecho de que esta carta no tendrá feedback, si algo sale mal, así se quedará.

Tras haber sentado las bases de los puntos de las fases de la carta, paso a transcribir el himno para la posteridad:

Chopi y la princesa 

son buenos amigos, 

Chopi la defiende 

de sus enemigos. 

Tú eres la princesa, 

este es tu castillo, 

el pequeño Chopi 

siempre está contigo. 

El duque no la quiere, 

él es su enemigo, 

porque él sospecha, 

que ella no es un chico. (…)

Una vez entonado el himno con la solemnidad pertinente al hecho, caben unos segundos de silencio para recuperar el aliento del enorme esfuerzo realizado al entonar las notas para el cántico.

Mientras, aquí un documental: el mundo animal

“Hola, amigos, hoy en nuestro programa vamos a tratar muy específicamente de la vida del perro escalador, cannis escalatore, una especie actualmente extinguida debido al encarecimiento masivo del material de escalada y a la erosión de los grandes picos.

El cannis escalatore conocido vulgarmente por sube-sube, se alimenta de conservas y pastillas de glucosa; tiene la piel protegida por una fina capa de anorak que le abriga del frío pero que no estorba ninguno de sus movimientos. Es un ser solitario desafiador de la gravedad.”

Ya ni se puede confiar en el contenido de una carta, pues si se llegara al análisis no se podría obtener ninguna de las ideas importantes que rezan en estos párrafos. ¿Qué más se puede pedir?

­Una oda al colofón.

25/12/21

De nuevo, un placer

Es un placer dedicar un rato a la escritura, aunque tenga poco o nada que narrar.

Los tiempos aquellos en los que vivía extrovertidamente, tanto a nivel personal como social, han dejado de existir. Ahora la vida se ha tornado mucho más tranquila. Con pocas vivencias más allá de mis propios pensamientos, que, aunque parezca mentira, son los mismos de siempre; no han evolucionado.

Quizá dejé de escribir por miedo a repetirme, a no avanzar, a decir siempre lo mismo desde el mismo punto de vista. Quizá nunca he sido escritora y nunca he tenido nada qué decir. Pero, en algún momento, creí que sí. El error fue dejar de escribir para mí y escribir para los demás, para ser leída. Quizá me volví engreída creyéndome que entre mis palabras se vislumbraba cierta calidad. Perdí la humildad que se necesita para escribir y no perder la honestidad.

Ahora que ando lejos de los insomnios, de los amores y de las personas bohemias que me rodeaban, ahora, seguro que mi musa se ha ahogado en el vino que no bebo, porque no me despierta de mis noches de sueño y descanso. Quizá antes, el tormento que me proporcionaba el deseo de amar me ayudaba a traducir sentimiento en palabra.

Ahora ya no amo. Ahora vivo sola contando y descontando tiempos futuros y pasados. Pero, sin embargo, sigue siendo un placer poner mis dedos sobre el teclado y acariciarlo, presionando con rapidez sus teclas para que, al final, pueda leer lo que ni yo misma sé que escribo.