26/2/11

Violencia II

Algo combustible y brillante se consumió en tu mirada, en silencio, ocultando los hechos y colando los golpes por los agujeros que dejan las lagunas de tu historia. Prisionera del camuflaje, mientras el viento, “ve donde quieras ir”, te silbaba remendabas a brochazo de maquillaje el dolor que tanto ultraje te causaba. Y un golpe, y otro, en la cara, en la espalda y tu sombra reptando sobre ti, tapando cualquier indicio de tu vida ajada.
Al final de toda una vida, hasta los tordos picotean los despojos de tu vida maltratada.

22/2/11

Violencia

Visten de luto las palomas
y forman el pasillo de honor,
en el solitario parque de la esquina,
donde del sol apenas llega el calor.

En el momento, una caravana de intuiciones
susurrando a tempo de pavor.
Quietud y calma después de la cuchillada,
antes, sudor, obcecación y terror.

Yace a su lado, la abandonada daga,
que con su secreto y silencio afiló.
Su libro narra una vida,
sus notas a pie de página,
la que vivió.

20/2/11

La escritora

Siempre andaba con una libreta en la mano y un bolígrafo en la otra, apuntando como una posesa palabra tras palabra. Se la podía ver muchos mediodías en el parque, mientras otras dependientas quedaban con sus novios para comer, ella se sentaba en un banco a escribir. Llevaba tanto tiempo haciéndolo que se conocía los bancos según les diera el son en invierno o la sombra en verano. A esa hora nunca había nadie, quizá un casual transeúnte que se sentara a descansar o a quitarse del zapato una piedrecita rebelde del sendero.

Por las tardes se la podía ver tomando café en la terraza de un bar, cubierta en invierno y bajo sombrillas en verano. Si te fijabas bien podías apercibir que las libretas iban cambiando con la semana y los bolígrafos también iban desfilando junto a ellas. Te imaginabas, sin poderlo evitar, en su casa, una estantería con todas las libretas perfectamente numeradas y ordenadas.

Pasaron los años y la chica se convirtió en una mujer y la mujer en una señora. Todo fue cambiando menos su costumbre de escribir; no levantaba la vista de la libreta como otros solían hacer para buscar una palabra concreta, para pensar o, simplemente, para descansar la vista. Parecía que su inspiración no tenía límites, que necesitara detener el tiempo para permitirse en escritura velocidad de pensamiento.

Hace un par de días que no la veo en el banco, ni en el café, por la tarde. Dicen que la encontraron muerta en su cama, rodeada de bolsas de basura llenas de libretas acabadas. Dicen, que por respeto, nadie leyó ni una línea, que quemaron sus escritos a la vez que la incineraban. Dicen las malas lenguas que desaprovechó su vida en palabras.

16/2/11

No es oro todo lo que reluce

Te abrí la puerta de mi casa, te tendí las llaves en bandeja de plata, te cedí el diván de mis pensamientos y el abrigo de mi propia cama. Pero tú, con tus palabras, enmarañaste una prieta trama de mentiras y despechos, como si hilases un cuento de hadas, como si necesitaras vivir de deshechos. Flotó entre nosotras el desconcierto, desapareció del alma la calma y con colmillos de odio mordiste a aquella que te dio casa. Bajo el abrigo del cielo deshilando mis entrañas he recibido contenta del viento su mejor racha y ahora andas recogiendo de rodillas esa fatídica farsa, con el dolor de saber qué convertiste en ataúd tu propia trampa.

15/2/11

SOS

Estimado público lector, si es que lo tengo, me hallo metida en un nuevo proyecto de esos que primero se dice sí y luego una, que en este caso soy yo, se pregunta, ¿y qué voy a hacer? ¿por dónde empiezo? ¿qué tengo que empezar? ¿quién me manda “enmerdarme”?

Así que, de alguna manera quiero pedir ayuda, porque SOS, me parece un poco desmesurado, a pesar de que me despierto desde hace unos días pidiéndolo en sueños. Necesitaría información, referencias sobre libros, novelas (más en concreto) u obras de teatro, u poemas, u lo que sea, que expliquen historias sobre la vejez. Sí, la vejez, esa que se supone que debemos llenar de viruelas pero que en realidad más que llenar vaciamos de esencia.

Pues eso, será de agradecer toda ayuda.

14/2/11

Otro más de nuestros días

Amor que a golpe de vida, sencilla y repleta de ti, respeta el flujo constante del beso primero que di; que di a la mujer que amo de forma completa y feliz, sin pedirle nada a cambio, nada más besé y vencí.

Me consintió un paso y luego otro para adentrarme en su vida, nunca tendió su mano, ni me dio plano, ni me concedió huída. Dura fue la conquista de esa tierra no prometida que ansiaba poseer sobre su cuerpo tendida.

Tiempo entre sus brazos, tiempo en su interior, tiempo en sus silencios, paciencia y más paciencia y ahora, para vivir, somos dos. Amor que a golpe de vida, día a día, absorbo yo.

12/2/11

Sé lo que estás pensando

Ahora leo poco, no parezco yo. Pero es lo que hay. He aumentado la cantidad de proyectos y les tengo que dedicar tiempo. No me queda otra que retárselo a la lectura. Hace casi un mes que tenía este libro entre manos, me lo dejó una compañera el día que se lo acabó: “está bien, es distraído”.

Tardé un par de semanas en empezarlo. Luego me quedé estancada en un capítulo, me daba una pereza leerlo… Cuando conseguí saltar el obstáculo fue este domingo pasado y desde entonces he vuelto a coger el ritmo lector. A pesar de que seguramente en breve voy a tener que abandonarlo de nuevo.

Excepto el trozo en el que me quedé bloqueada me ha gustado la novela y ha mantenido mi interés, eso sí, más la historia que como está escrita, por cierto, llena de errores. Lo que más me ha molestado es que en algunos capítulos el nombre del protagonista que era Dave aparecía traducido, David (bueno, supongo que esta es la traducción), me daba la impresión de que me tomaban el pelo y al principio pensé que era otro personaje. Me ha parecido tan patatero el asunto, daba la impresión de que lo había traducido dos personas diferentes y que nadie lo había revisado al final. Tanto es así que he llegado a dudar de que no estuviera hecho adrede y formara parte de la trama. Porque he de confesar que me he saltado párrafos enteros pasando de los momentos descriptivos para ir directamente a la acción.

Me habían dicho que la solución del enigma era muy sencilla pero yo no la he encontrado sencilla, me ha gustado y no me he sentido defraudada. Hay momentos en que el misterio y la acción acaparan totalmente tu ser y te olvidas de donde estás. Al menos me ha pasado a mí.

10/2/11

Es lo único que tenemos

Tenemos un secreto más allá de las palabras, de cariño, complicidad, silencio y esperanzas.

Tenemos un amor alejado de las sábanas, de las evocaciones y pensamientos derramados en la almohada.

Tenemos un tesoro valorado y tasado en acuerdo tácito, sin historia, ni pasado.

Tenemos la fantasía de un recuerdo inventado aquel famoso día que rozamos nuestros labios.

6/2/11

Impotencia

Qué rara me siento. Pero qué rara me siento. Ayer, un día que extraordinariamente trabajaba en sábado, un día precioso en el que el sol caldeó la ciudad, un día en el que me sentía extremadamente enamorada de ella, le propuse ir a tomar un aperitivo a un emblemático bar de mi juventud. Sentirnos bien, querernos compartiendo silencios, miradas, comentarios. Un aperitivo que se convirtió en comida; unos planes de ir de rebajas a ver qué encontrábamos, sin necesidad de comprar; un vermut bebido a sorbitos y sonrisas.

De pronto, entra en el local una mujer y un hombre, jóvenes ambos, extranjeros, también y se sientan en una mesa próxima a la nuestra. Piden comer, pues les ponen unos individuales de tela mientras que a nosotras nos habían puesto unos de papel. Seguimos con nuestra conversación y no me vuelvo a fijar en ellos hasta que veo que la chica, vestida con un vestidillo de verano, corto, blanco, a topos negros, con volantes en los tirantes a modo de mangas y calzada con unas camperas de las que yo llevaba en mi época de juventud, vuelve del lavabo andando como si estuviera baldada.

—Ha debido follar toda la noche, mira como camina —le comento a mi acompañante.

No recibo respuesta, simplemente nos quedamos las dos contemplando. Cuál no será mi sorpresa al descubrir la zona del pómulo roja como una mala cosa. Y más arriba, sobre la ceja, también. Le miro a los ojos y veo que intenta no llorar. Le habla al hombre pero este ni contesta, ni la mira. A ella le afloran las lágrimas y se las seca con la punta de la servilleta. Descubro que cubre sus piernas con el individual blanco. Continúa hablando con el hombre y este continua pasando, sentado de la forma más chulesca que puede apoyando los brazos en el respaldo de la silla contigua y vacía. Le siguen saliendo las lágrimas.

Nosotras ya nos vamos. Estoy convencida que es un caso de malos tratos. ¿Qué puedo hacer? Me voy mientras les sirven unas cervezas de barril, él, una jarra, ella una caña.

Me siento rara y no me lo quito de la cabeza.

1/2/11

Injusticia

Cuando me chillan (y soy consciente de que sólo chillan los cerdos) se me contagia toda esa rabia y me altero hasta el mimo estado que la otra persona. Pero con más fuerza que ella, pues por muy exaltada que esté mantengo cuerda mi argumentación y en la lid por dominar el discurso, mi palabra es la que pesa y, por supuesto, la última en ser dicha. Consigo con ello bajar aires y humos para llegar, en la mayoría de casos, a que soliciten mi perdón. Me siento fuerte y viva, y mis ansias de discusión crecen a medida que la adrenalina ducha todo mi cuerpo, pues no voy a negarlo, me apasiona ese estado. 

Esto ocurrió hace un par de días. Fue un ataque injusto, por sorpresa, pero que no tardé en aplacar entrando en un razonamiento impepinable. Lo que lo hace diferente de otras veces es que fue tan injusto que hoy me siento triste, sin ganas de esforzarme, las palabras que me escupieron el otro día y pude controlar, a día de hoy, aun actúan como un látigo y creando una constante laceración en mi persona.