30/1/08

Nunca me has gustado

Sigo en la línea de ir leyendo cómics para ir clasificando las sensaciones que me aporta. Este de hoy me ha sorprendido por lo minimalista. La mayor parte de la historia no está contada, sino insinuada y tienes que armarla tú utilizando conocimientos propios. Por otro lado, aquí, más que contarnos una historia, Chester Brown nos pone un personaje en juego; un personaje que es él mismo, cuando era niño y, luego, joven. El libro es una especie de memorias minimalistas. Con la portada, ya nos podemos hacer una idea de cómo es el trazo de este dibujante. De línea sencilla, fina y nítida, las viñetas se suceden a lo largo de las páginas sin que se abarrotarlas.

El personaje, adolescente, tiene una necesidad imperiosa por comunicarse pero por otro lado se siente bloqueado para hacerlo. Su introversión choca con la amistad y los primeros amores. El autor nos matiza visualmente las sensaciones que nos quiere transmitir.

Otro que hay que leer.

De verdad, creo que me he vuelto una yonki de los cómics.

Mirando las nubes


¿Qué encabeza nuestra memoria? ¿Qué pieza es la primera del rosario de nuestros recuerdos? ¿Qué invisible resorte desata los fuegos artificiales de nuestro pasado?

Vivo para almacenar recuerdos y convertirlos en un mundo de sensaciones paralelo. Revivo el pasado a la vez que sigo convirtiendo el presente en pasado para revivir. Compongo la música del hoy con notas del ayer y siempre suena diferente aunque nos sensaciones hacia lo ya vivido.

¿Se vive la vida lineal, circular o espirálicamente? ¿La vida es camino? ¿Se hace camino al andar? ¿O como en un juego de rol, nos perfeccionamos pero no nos movemos de sitio?

Controlar, he ahí la cuestión, hasta el más pequeño de los sentimientos para poderlos entender; control. Tanto controlo, tanto soy. Controlo el presente, el pasado y anhelo controlar el futuro.

Incrustamos los recuerdos en nuestra memoria, esos pequeños momentos que surgieron espontáneos, sin control, para que sean el filtro desde el que enfoquemos la distancia entre la realidad y el deseo. Intentamos que esa distancia disminuya y como más pequeña sea, más controlado lo tendremos todo. Porque en el control está el orden. Y en el orden, no cabe el amor ni la sorpresa ni felicidad alguna. Pensamos que eso nos hará sentir bien porque sabemos que con el amor viene el desamor, con la sorpresa, la decepción y con la felicidad, la lágrima. No podemos negar que vivimos en un mundo de contrarios. Y junto a la memoria está el olvido, y junto a este, el descontrol.

¿Qué encabeza nuestro olvido? ¿Qué pieza es la primera de la nada? ¿Qué invisible resorte resalta la pirotecnia del vacío?

29/1/08

N.P.

El otro día fui a una librería, pillé por banda a una de las chicas que trabajaba allí y le pregunté: “¿Tú lees?” Me contestó que sí. “Entonces, por favor, me puedes decir el título de algún libro que te haya gustado mucho”. Me sonrió y me dijo: “Es que yo soy muy rara para la lectura.” “Ya me va bien, así leo cosas raras, que no suelo hacerlo.” Al principio, tímidamente, me dijo un título o dos. Luego después de empezar a comentarlos y hacerle yo preguntas, se animó y me empezó a mostrar libros cuya existencia desconocía. Al final, me fui con cinco bajo el brazo y feliz como unas castañuelas.

Este fue uno de ellos. Me ha sorprendido la frescura del lenguaje y la forma, tan natural de narrar y describir. Copio aquí un párrafo que me ha gustado mucho.

“Viviendo con esta sensibilidad, la violenta limitación de las palabras empezó a oprimirme.
Como todavía era una niña, quizá lo comprendí a través de mi piel. En todo caso, fue entonces cuando sentí por primera vez un profundo interés por las palabras, que se desvanecían inmediatamente después de ser expresadas. Eran un instrumento que aunaba la eternidad y la instantaneidad.”

He disfrutado, también con la velada insinuación lésbica de la relación de la protagonista con uno de los personajes. Su autora, Banana Yoshimoto, tiene bastantes libros publicados y por lo que he leído por ahí, su secreto radica en la rapidez con la que conecta con su público, sobretodo a los jóvenes. He notado esa conexión (y no es por quitarme años) y me ha transportado a las situaciones del mundo que nos describe. Otro trocito de libro:

“Sin embargo, creo que lo que ahora más se parece a ti es el buzón de correos. Hay buzones por todas partes, pero, cuando buscas uno, siempre te cuesta encontrarlo.”

28/1/08

Estar viva, para mí, es escribir

Con la mirada perdida en el blanco y la atención centrada en la palabra paso mi tiempo libre. Con las manos llenas de lápices y letras y llena la cabeza de temas, consumo el tiempo en textos. Y tú sabes esperar, sé que me miras desde atrás y me comprendes y tienes paciencia para aguardar que yo salga de mi mundo y vaya hacia ti. Sé que sabes que cada una de mis palabras lleva la esencia de tu amor, que al ser tan grande rezuma en cada frase, en cada verso. Tu cariño y dedicación hace cambiar mi percepción de los días, de la lluvia, de la fisonomía de las calles, de los colores de las estaciones. Cuando me miras, amor, mientras desayunas, sentada delante de mí, me encanta entrar en el silencio de tus ojos y descubrir que allí se encuentra la ternura. Esa ternura que día a día, con un pequeño gesto, al acercarme la mantequilla o al ponerme bien el cuello de la camisa, depositas en mí, como si fuera un beso. ¡Cómo no voy a perder tiempo escribiendo si tengo la suerte de que vivo a tu lado sientiendo!

25/1/08

Tu ausencia

Durmiendo, cuando me abraza la inconsciencia del sueño y tengo la realidad perdida, sin control, jugando con Morpheo, te busco entre los pliegues de la sábana y, por supuesto, no te encuentro. Mi mano se desplaza por el resto del colchón y su fría temperatura despierta, poco a poco, entre deseo y ensoñación la realidad de tu ausencia. Ya ni el eco de tu voz queda en casa, se ha ido difuminando de tanto que lo he escuchado.

No sé qué hora es. Me medio incorporo y enciendo la luz de la mesita de noche. Queda un vaso con un culo de café y a la vez que recojo el gesto me lo bebo. Me incorporo y apoyo mi espalda en el cabecero. Enciendo un cigarrillo y lo aspiro hasta que mis pulmones no pueden más. Expiro y tras el humo del cigarrillo todo se ve más claro: comprendo que no vas a volver.

En la calle se oye el ladrido de un perro, si no fuera porque la frialdad de la cama siempre es más cálida que el llanto desesperado y sin consuelo, yo también debería ponerme a cuatro patas y aullar a la luna tu ausencia.

Trazo de tiza

No quepo en mi sorpresa al descubrir la lírica de estos cómics. Tengo un amigo que me los está dejando (el bolsillo no da para ello) y tengo la sensación que me ha creado adicción. El problema que veo es que no me siento preparada para comentarlos, primero, porque es un género que desconozco totalmente y segundo porque soy incapaz de procesar tan rápido todas estas sensaciones que me provocan.

De este, una cosa que me ha gusta mucho es la elección del título. Porque tiene varios significados y esto le da un aspecto poliédrico a la lectura. De la importancia de este título te das cuenta a medida que el autor nos adentra en la historia.

Al final del libro encontramos un texto del autor sobre cómo hemos podido ir organizando la información y nos incita, incluso, a una segunda lectura, para poder llegar a unir más información y extraer así nuevas conclusiones.

La historia sucede en una isla y como buena “lostiana” que soy le he buscado mil significados a cada uno de las acciones que iba leyendo. Me lo tengo que volver a leer esta noche.

De nuevo me siento incapaz de adelantar acontecimientos del libro, aquí por escrito. Pienso que su lectura es mejor de sorpresa.

El dibujo que utiliza Miquelanxo Prado me parece estupendo y en la solapilla de la tapa he podido ver que tiene ocho títulos más publicados. A por ellos voy a ir. A ver si hay suerte.

24/1/08

Madre, vuelve a casa

El cómic ha sido siempre un género del que he disfrutado mucho pero que con el paso del tiempo he ido dejando, poco a poco, arrinconado. Leí todos los TBOs de mi época y los de la generación de mi madre, que cuidadosamente guardaba mi abuelo; leí aquellos clásicos que adaptaron a cómic (El correo del Zar, Príncipe y mendigo, Quo Vadis, Sangre Romañola…); leí Asterix, Tintín, Snoopy y Mafalda y algunas tiras cómicas de Garfiel, Basset i Hobbes; leí a Esther y a Juanito e incluso a Gina; y un buen día dejé de leer cómics.

Curiosamente, por casualidad, he leído dos libros de cómic seguidos y ello me ha vuelto a dar opción a disfrutar del género y sobre todo a tomar la decisión de incorporarlo, de nuevo, dentro de mis lecturas habituales.

Este libro, que no quiero comentar, me ha parecido sencillamente sublime; me ha sorprendido gratamente encontrarme con la evolución del concepto que yo tenía sobre el cómic. Poco quiero explicar de la historia porque considero que no soy nadie para destrozar de antemano el camino de sensaciones y sentimientos por el que nos dirige el autor.

Que su lectura os acompañe y que sea tan productiva en sentimientos como lo ha sido la mía.

23/1/08

Egoísta

Ayer me llamaron egoísta y creo que aún no lo he digerido porque me viene a la mente a cada momento la escena en que sucedió. Me sentí muy insultada, porque, precisamente, si algo no soy es eso: ser egoísta. Además, me lo dijo una de las compañeras de trabajo que más aprecio y creo que a parte del veneno de la palabra se me ha quedado clavado el aguijón.

Soy persona creativa, muy creativa para hacer honor a la verdad, y nunca me ha importado compartir mis ideas con los demás, o regalarlas, o, aún más, que otros se pusieran medallas gracias a mí. Siempre he pensado que quien tiene la capacidad creativa soy yo y puedo volver a crear en cualquier momento, así que desprenderme de una de mis creaciones no merma para nada dicha capacidad.

Pero ahora me siento humillada, herida en la superficie de mi orgullo y eso hace que no me sienta bien. A penas he dormido porque mi cerebro, sin permiso, se ha puesto a analizar una vez tras otra si realmente fui egoísta. ¿Es ser egoísta pedir una cosa que puede beneficiar a 4 de 20 personas? ¿O es ser más egoísta decir que no me conceden mi petición porque hay 16 personas que no pueden beneficiarse de ella, por lo que es mejor que no se beneficie nadie? En estas situaciones sólo se me ocurre gritar: ¡¡¡¡Soma, soma, soma!!!!

En este caso que cuento, yo soy una de esas cuatro personas y por esto he sido llamada egoísta. Es absurdo pensar que porque yo no me beneficio no se beneficie nadie. A esto se debe añadir que mi planteo no era dictatorial sino que lo proponía para ser votado.

¿Dónde está el verdadero egoísmo?

La palabra

Mi mundo ensancha sus límites cuando te busco, palabra, para componer mi texto, porque tú eres sentimiento y sentimiento es vida. Desmadejo el entramado de imágenes que la poética diaria del sobrevivir ha guardado en el saco de la memoria; busco ideas, sensaciones y recuerdos y los enlazo para descubrir que te puedes vestir y desvestir de significados. Conduces a la lírica de la intuición y del misterio y eres desveladora de verdades. Me seduces. Me arrebatas. Vibro en cada uno de tus fonemas. Me gusta acompasar mi respiración a la tuya y contemplar, desde el mismo latido, la vida. Quiero creer, y vivo en esa creencia, que nuestras almas son gemelas y las une un fino hilo de metal noble.

Tú calmas mis angustias y aplacas mis miedos y me muestras la belleza intrínseca que yo sola, en mí, no encuentro. Dimensionas lo real y lo irreal lo haces cuento. Me gusta agarrarme a tu lexema y perderme junto a ti entre los lapsos del tiempo.

Despójate conmigo del polvo cotidiano y condúceme a la cumbre del sentimiento humano.

22/1/08

En blanco

Después del feroz combate con la noche por robarle a su musa ahora queda la angosta paz y el cansancio de la hoja en blanco. Y los sentimientos agolpados en el corazón sin hallar palabras para salir al papel.

Todo ha concluido, la fraticida lucha entre bohemios: la noche bebiéndose la luna a tragos y yo vaciando mi copa a sorbos. No hay frases en el pentagrama del poema, ni un trino siquiera de algún pájaro perdido y enredado entre mis solitarios cabellos que musique tanto espacio vacío.

Hoy, no ha nacido la palabra, no he alumbrado nada en este blanco lecho. La comadrona de mis textos se ha ido cansada a casa y mis ojos exhaustos de mirar mi alma, buscan algún verso para descansar su ansia. La noche ha concluido y no ha empezado la palabra.

20/1/08

Ring, ring (o primer asalto)

Tras llamar al timbre dos veces, abriste mi puerta sin esperar a que yo lo hiciera. Traspasaste el umbral de mis sentimientos y convertiste la morada de mi vida en un cálido lugar para la tuya. Te quedaste en el sofá de mis deseos mientras yo te ponía las zapatillas, te leía la prensa y calentaba tu soledad con mis atenciones. Un día, por la ventana, viste pasar a otra. En breve, se te hizo la estancia pequeña y asfixiante. Tiraste platos al suelo, me acusaste de mal cocinera, de egoísmo, de maldad, de pretender quitarte la vida de fuera. Te fuiste dando un portazo y rompiste, del golpe, mi alma de Bohemia. Con tu gesto, gané en conocimiento lo que perdí en inocencia: “persona busca persona para encontrarse a sí misma”. Esta fue la verdad del problema.

No sé por qué lo leo

La pusilanimidad de este foro obliga a que las fehacientes escritoras, lesbianas enamoradas hasta la médula aunque ágrafas de nacimiento, busquen mil maneras de expresar su amor y su desamor (que sin contrario no existe término), y se lancen a degüello cuando alguien critica su texto, olvidando por completo que nadie jamás te puede arrebatar el deseo y este debe ser siempre un aval de calidad para tu comportamiento.

18/1/08

Pollo con ciruelas

Esta tarde me han dejado este libro (los tiempos no están como para comprar todo los que una desearía) y he anulado mis “citas” para poder quedarme en casa leyendo.

He disfrutado bastante, sobre todo con el análisis de su técnica narrativa, de cómo nos ha ido dando la información en pequeñas dosis que se iban complementando hasta tener todos los datos de la trama en la cabeza. Aunque la historia no me ha parecido demasiado original está contada desde un punto de vista que me ha sorprendido.

Vale la pena leerlo. En él me hablan de otro de sus libros que se titula Bordados y que “a través de una serie de conversaciones en torno a una taza de té, nos adentra profundamente, la autora, en la vida de las mujeres iraníes”. Habrá que leerlo, ¿no?

16/1/08

Firmin

Leyendo el blog de La Letra Escarlata, en uno de los comentarios que le hacían, encontré la referencia de este libro y creí que me podría gustar. La realidad ha superado en mucho a las expectativas: lo he devorado como si fuera una golosina. En el confluyen dos temas que me gustan mucho: la literatura y los ratones.

Un ratón que vive en una librería nos cuenta en primera persona su vida. A fuerza de comerse los libros de pequeño para no pasar hambre aprende a leer.

Hallándome en las primeras páginas pensé que las casi trescientas restantes se me harían un poco aburridas, ¿qué me podría contar un ratón que me interesara?, estaba segura que la sorpresa de las primeras páginas se convertiría en un “másdelomismo” y acabaría por finalizar su lectura entre el tedio propio del libro y la falta de concentración que el aburrimiento de este me despertaría. Pero no ha sido así, para nada ha sido así. Me he zampado sus páginas, disfrutando de las descripciones que desde la perspectiva roedora contiene, he paladeado un excelente buqué de lenguaje y amenos giros lingüísticos.

No he leído nada más de Sam Savage y como siempre, me pondré a investigar si tiene algún otro libro que me permita disfrutar como este.

NOTA: La descripción de cómo maman Firmin y sus hermanos de su madre Flo no tiene desperdicio, según mi parecer, claro está.

14/1/08

Confesión

No me hagas tener fe, no la necesito. No quiero saber quien obliga a florecer las primaveras. Me da igual los colores, ni quiero ver como la tarde verdea. No me hagas tener fe ni rezar a la armonía de la música. Sólo quiero entregarme al silencio de tu piel y confesarme en cada uno de tus besos. Quiero alabar al roce de tu sexo y comulgar con pasión sobre tus senos. No preciso creer más allá de tu cuerpo.

13/1/08

Tu código

He llenado papeles con miles de fórmulas matemáticas buscando el código cifrado de tu lenguaje y no he obtenido ni un pequeño resultado que me indique el camino para poder conquistarte. Sigo luchando con la terca inclinación que me lleva a ver señales en cada uno de tus gestos y de tus sonrisas; los pretendo cómplices, porque necesito vivir pensando que no me ignoras, es más, que me necesitas. Desoigo al azar porque prefiero ver cada una de las notas de tu himno, esenciales para concebir tu imagen, tu mirada, tu guiño. Vivo en la escucha de tu mágico lenguaje, por ahora ininteligible, que hace aflorar ese sentimiento de deseo buscando la naturaleza salvaje de un encuentro. Y sólo desde el amor, desde su mirada benévola, puedes ver tú como la mía te venera. Y yo busco tu amor porque él es la sonrisa de tu lenguaje.

Persépolis, de Marjane Satrapi


(…)

Abuela: En la vida hay muchos gilipollas. Si te hacen daño piensa que es su estupidez lo que les impulsa a hacerte daño. Así no responderás a su maldad porque no hay nada peor en el mundo que la amargura y la venganza. Sé siempre digna e íntegra contigo misma.

(…)

Marjane: No tenía otra opción.

Abuela: Tenías otra opción, la tenías. Todo el mundo puede elegir siempre.

(…)

“El miedo nos hace perder la consciencia y nos convierte en covardes.”

(…)

Abuela: Lloras porque metiste la pata y cuesta reconocer los errores.

12/1/08

Ángel González


Es la felicidad lo que hoy lamento


No el dolor verdadero,
que enmudece;
sino esa sutil forma de tristeza
que no es apenas nada
más que ausencia de dicha.
Ángel Gonzàlez .

Pepín Bello


10/1/08

Nadie sabe dónde ocurre el amor

Nadie sabe dónde ocurre el amor, ni conoce el lugar dónde la chispa libera su magia. No existen mapas, ni coordenadas que delaten su encuentro, sin embargo tenemos la noche como guardián de su paradero secreto. A veces pedimos al sol que se oculte tras la luna, para con su eclipse poder pillar al custodio desprevenido, durmiendo; pero siempre lo hallamos insomne, despierto, controlando nuestro tiempo. Persigo y persigo la estela que el amor conlleva, y esa luz, que es camino, es la única que sabe que detrás del sueño está siempre la sorpresa del que despierta, porque nadie sabe dónde ocurre el amor, nadie sabe dónde se concentra.

9/1/08

Primera cita

Fue la sombra del deseo lo que se reflejaba en tu café aquella tarde de verano en la que deseábamos que fuera invierno y ya anocheciera. El humo de la cafetería se convirtió en una aliada niebla que nos obligó a acercarnos para vernos. Compusimos un compás de miradas al ritmo de un supuesto anhelo, yo miraba tus gestos y tú estudiabas los míos. Removías despacio el azúcar dentro del café mientras contemplabas la pátina que dejaba el vino en mi copa después de un sorbo. El ruido del local instaba a la cercanía de nuestros cuerpos; te cambiaste de lugar para poder oír mejor mis silencios. En el mármol de la mesa, sublimaron nuestros alientos en un virtual beso. Tú rodilla y la mía electrificaron el momento rozándonos en nuestro primer encuentro.

3/1/08

Una noche cualquiera

Susurro tu nombre y se despierta tu cuerpo, perezoso se gira buscando el calor del mío. Una niebla de amor, una bruma, se forma cuando nuestras dos temperaturas se rozan y el anhelo se vuelve un rito. Susurro tu nombre y sale tu gruñido, perezosos tus labios se acercan a los míos. Una música, un compás de miradas, suena ahora que el tiempo se torna infinito. Susurro tu nombre y se despierta el desvelo, que con afecto augura nuestra lucha cuerpo a cuerpo.

2/1/08

Mi tiempo en vela

Trato de escribirte el poema pero, hoy, se consume la vela mientras los demonios pasean a sus anchas. Los dedos manchados de tinta denotan cansancio de mis propias palabras. Ha llegado el momento de la miseria mientras buscaba voces de amor, ha llegado el alba en donde todos somos nadie bajo el mismo pijama. No sé quien hay tras estas palabras que buscan desesperadamente salir del bodegón en el que las encorseto. No me conozco nada. El espejo juega con mi imagen y monta su farsa, así como monto mi texto, puzzleando con los términos. ¿Dónde va a parar la llama cuando la vela se ha consumido? Esta noche, no soy yo quien te ha escrito.

1/1/08

Vivir

Vivir es buscar, tarea que nos parece especialmente encomendada, mientras olvidamos que antes de nosotros muchos otros buscaron. Mis errores y anáforas no son los primeros en quedar en las cunetas del camino; ni mis elipses, ni mis vacíos son los únicos que florecen en los cardos que salpican los atajos que traspaso. Las alegorías y metáforas, que quedan olvidadas junto a las piedras donde descanso, se juntan a los olvidos de los que antes caminaron esa ruta. Camino, sin darme cuenta, buscando mis propias sinécdoques, y tropezando entre retruécano y guijarros, continúo este rumbo, que es la vida. Esta nos enseña a rezar sus propias oraciones sin que sea necesario creer en ella. Se habla de soledad porque nadie te ayuda a arrastrar el cadáver de tu poema que levanta tus blasfemias del polvo del camino con cada paso.

Las uvas de la ida

Qué noche más rara. Las uvas han servido para crear nudos en mi garganta. No he derramado ninguna lágrima, me las he tragado todas.
La primera uva se me ha atragantado por la distancia. La segunda, por la añoranza; la tercera, porque no he podido entender tu rabia; la cuarta, porque si pienso en vosotras me siento estúpida; la quinta, porque nunca antes, ni estándolo, me había sentido tan sola; la sexta, porque debía sonreír, cuando sólo quería llorar; la séptima, porque mi concepto de amistad está por los suelos; la octava, porque no quiero pedirle nada a la vida; la novena, porque no soporto el devenir de las cosas, la undécima, porque no quiero pegarme a la botella cuando siento que debo hacerlo; la duodécima, porque no soy ni la doceava parte de lo que fui.

Al caminar, sola por la fría calle he tomado conciencia de mi puta realidad, sólo quiero tener fuerzas para poder soportarlo todo un día más.