28/7/10

Indefectible

Ay, qué lejanos quedan los días de ingente actividad. Ahora, tendida sobre un lecho y arropada simplemente con un jubón de soledad tejido con conciencia a lo largo de esa eterna juventud, que de infinita sólo tiene el deseo, pretendo, nada más, olvidar la fetidez de mis recuerdos.

Necesito escribir para que desaparezcas. Y con cada palabra que poso sobre blanco papel me levanto y camino con la esperanza de que la oscura noche no espese mis pasos.

25/7/10

Vivir engañándote

Cómo me engaño. Leo y leo y pienso: eso lo podría haber escrito yo. Y no sólo lo pienso, sino que llego a creérmelo. Y me quedo toda orgullosa de saber de lo que soy capaz.

Soy toda potencia y nada acto.

19/7/10

No soy la única que opina lo mismo

No se puede ir a ningún sitio sin antes abrir la puerta.
Gravedad cero

15/7/10

Pregunta

¿Es que no hay ningún tipo de publicidad que interrumpa el transcurso de mi vida?, se pregunta la deprimida buscando una nueva manera de apagarse.

14/7/10

Noche de poeta

Era tarde, muy tarde, que no conseguía sacar el verso de su corazón. La luz de la bombilla se había anudado entorno a la hoja, aún blanca a pesar del tiempo sentado ante ella. Algo apagado en su interior, pugnaba por brillar, pero no alcanzaba a extraerlo fuera. Las palabras restallaban sin cesar en su cabeza. Sólo cuando la noche feneció fue capaz de abandonarse sobre esa amalgama se sentimientos que albergaba secretamente, mientras un vacío lingüístico le socavaba.

Una noche más, quiso el poeta domeñar la palabra mientras la rima fluctuaba en su pluma.

13/7/10

Algún día me amarán

Desde su adolescencia, cuando descubrió el primer vestigio de amor, aprendió a vivir moviendo montañas. Todos nos apañamos con la dificultad que suponía esto para estudiar geología y sobre todo para moverte por la zona.

Ahora, de mayor, cuando el tiempo aja en una hasta la esperanza, las montañas dejaron de moverse. Por aquel entonces descubrió que ya nadie la amaría.

Todos tuvimos miedo de que la tierra dejara de rotar, sin embargo la fe sólo se ocupa de las montañas.

12/7/10

El camino recto

Cada mañana cuando hacía la cama, cuadraba bien la sábana con las esquinas de manera que quedaran perfectamente paralelas las aristas de esta con las del colchón. Después repetía la misma operación con la colcha. Siempre acompañaba sus quehaceres con una pequeña salmodia que recitaba entre dientes, con la mandíbula en tensión.

Cuando tenía la casa bien recogida y alineada era cuando se permitía sentarse a desayunar. Hacía tiempo que ya había cambiado todo utensilio de cocina que fuera circular, ya que la mesa del comedor era rectangular y por falta de aristas en la vajilla no podía ponerla bien, en exacta correspondencia de líneas. Mientras se preparaba el desayuno su boca continuaba escupiendo la salmodia. Era imperceptible el movimiento de los labios, pues la tremenda tensión de las mandíbulas los agarrotaba.

Todo en su casa estaba perfectamente alineado. Se pasaba el día, pacientemente, corrigiendo la orientación de cualquier objeto que no casara bien con el mueble que lo soportaba.

Cada noche, al meterse en la cama, con el cuidado que le caracterizaba, centrándose y procurando que no aparecieran arrugas en su sábana, con el silencio que la oscuridad aporta se la entendía al fin:

−…no consigo enderezar mi vida…, no consigo enderezar mi vida… −repetía, mientras con ambas manos intentaba alisar las arrugas de las sábanas, pasándolas planas por encima.

9/7/10

La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey

¡Ay! Que vuelvo a estar en racha. Y voy empalmando los libros a cual mejor. Este me lo recomendó una de mis libreras. Me presentaba uno sobre la depresión americana, en un pueblo de nosédónde y cuando vio mi gesto (se me torció la boca en plan pereza) me dijo: “creo que últimamente estás más metida en la literatura inglesa”. Y puso sobre mis manos el del pastel.

Dudé un poco, pues el diseño de la tapa me daba la sensación de que sería tipo best seller. Y añadió: “Si te gusta la literatura de epístolas, te va a encantar. No es que sea una gran historia, pero sus personajes…”

Y sí, vengo enamorada de sus personajes. Isola me ha encantado. Juliet es especial. Las cartas de los isleños, algunas me parecen geniales. Elisabeth, Kit, Dawsey…

El tono de todo el libro, encantador. Empecé, ayer, en cuento acabé este, otro libro de tono totalmente diferente. Tanto, que me aun no me he adaptado a su lectura. Pues de alguna manera sigo metida en la poética de este libro.

¡¡Voy a seguir leyendo!!

8/7/10

El mecánico de cuentos

El otro día sonó el interfono de casa y como siempre no le hice caso. No me suele visitar nadie de improviso. Continué fregando el bol del desayuno como si no hubiera oído nada. Tenía sueño. Bostezaba constantemente mientras se me llenaban los ojos de lágrimas después de cada bostezo. La noche anterior me había ido a dormir tarde, no conseguía acabar una historia que estaba escribiendo y no lo conseguí. Me sentía cansada y somnolienta, de gesto lento y mente aletargada.

A los pocos segundos, volvió a sonar y, esta vez, el timbre me pareció más insistente que antes. Se le apreciaba más ímpetu, sonoridad y algo de enfado por no haberle hecho caso antes. Se plantó sobre el estropajo enjabonado obligándome a dejar este en la pila, a enjuagarme las manos y secármelas para atender el dichoso interfono. Qué harta me tenía el correo comercial.

−¿Sí?

−Buenos días. La luminosidad del día es favorable y la humedad la correcta, elementos importantes si queremos que las palabras fluyan a nuestro favor.

−¿Perdone?

−No me he presentado. Me llamo McCuen y soy mecánico de cuentos.

−Ya, pero yo no lo he llamado.

−No. Pero me necesita.

Ante tal obviedad, abrí y le invité a subir a mi piso. Esperé que llegara el ascensor a mi rellano con la puerta entornada, quería ver el aspecto que tenía el señor McCuen. No están los tiempos para irse fiando de los desconocidos. De todas maneras, su voz a través del interfono me había sonado muy agradable, invitando a la confianza.

¬−Por aquí, señor McCuen −le dije abriendo la puerta de par en par al ver que su aspecto era totalmente inofensivo. Se trataba de un viejecito, calvo, con dos islas de pelo sobre las orejas. Detrás de unas gafas de concha totalmente pasadas de moda, se le podía ver unos ojos vivarachos de mirada cordial. Llevaba un macuto colgado del hombro y vestía pantalón ancho y un alegre chaleco de colores.

Entró en casa y directamente caminó por el pasillo hasta la habitación dónde tengo el ordenador. Lo encendió, buscó el cuento en la carpeta adecuada y una vez tuvo el documento abierto, sacó de su macuto una cajita de frases hechas. Buscó un par, las que creyó oportunas y las hilvanó entre los primeros párrafos. Luego, volvió a rebuscar por su macuto y sacó una especie de tela de satén, la desenrolló con mucho cuidado y buscó unos cuantos adjetivos. Con mucho cuidado, los anudó uno por uno detrás de unos sustantivos sueltos que flotaban por encima de mi texto. Sacó de su macuto una especie de sarmientos y me los dio.

−Ahora te los iré pidiendo y tú, con cuidado de no darme dos en vez de uno, me los irás dando. Es muy importante este momento pues no debo dejar ningún cabo suelto. Si fuera así, el cuento nunca funcionaría.

Viendo cómo trabajaba fui consciente de lo roto que estaba mi cuento y, que sin su ayuda, nunca hubiera podido funcionar. Escribir no era lo mío estaba claro y tomé la decisión de no volverlo a hacer.

−Perfecto, esto ha quedado perfecto −me dijo orgulloso después de leer el cuento entero en voz alta.

Le ofrecí un café y lo aceptó encantado. Me estuvo explicando sobre todos los cuentos que había arreglado en el mundo y del trabajo que aún le quedaba por hacer, pues cada día aparecían nuevos cuentistas incapaces de anudar bien un cuento.

Cuando se fue, me senté apresuradamente delante del ordenador a releer el cuento que tan bien había quedado. Sólo después de hacerlo, me di cuenta de que junto al teclado, olvidada, estaba la cajita con la frases hechas, también la tela con todos los adjetivos cuidadosamente prendidos y el buen manojo de sarmientos que me había hecho sostener.

7/7/10

La hija de Robert Poste

Ya tocaba. Ya tocaba leer un libro que me apasionara como este lo ha hecho. Qué humor, qué ironía, y eso, que por falta de cultura, me pierdo muchos de los chistes y burlas, por mucho que el traductor haya puesto una nota a pie de página.

He disfrutado de lo lindo perdiéndome entre los personajes que habitan la granja. Acompañando a Flora, la protagonista. Dejándome engañar por un McGuffin, que no me ha molestado para nada que lo sea.

Cuando la inteligencia impera, da gusto leer. Escrito por una mujer, a la que le gustaban tanto los juegos de palabras como a mí. Lástima que no sepa su idioma para no perderme ni un detalle. Caricaturiza a los distintos estamentos sociales de su época, creando personajes típicos y tópicos a los que mueve como marionetas a lo largo de su narración.

Este libro ha sido como la sangre a los vampiros: no me ha saciado en absoluto, necesito más.

6/7/10

¿Qué haría Jane Austen?

Un librito para verano. Lleno de fantasmas e historias de bailes, juegos y espías (le faltaba una típica cacería). Un libro de tarde en una hamaca en un jardín. Un libro para dormitar y ensoñarse entre capítulo y capítulo.

Por mi parte, me hubiera gustado que se le extrajera más jugo a Jane Austen.

5/7/10

La realidad

Juana se despertaba cada día al lado de quien creía su amor. Siempre de cara a ella, mientras ella, siempre, dormía de espaldas. Juana de sueño fácil y profundo se dormía cada noche acariciando la barriga de quien creía su amor. Ella quieta y sin enseñar su gesto, esperaba a que Juana se durmiera para retirar su mano y darse la vuelta. Juana nunca había sabido leer las señales de la vida, nunca le había gustado leer.

4/7/10

Contra el viento del norte

La persona que ha escrito este libro es una persona que conoce a la perfección cómo funcionan las relaciones a través de Internet. Se lee en un pispás.

El libro recoge todos los correos electrónicos entre un hombre y una mujer, en los que se puede ver la trayectoria de su relación. Lo he leído con una sonrisa en los labios y me he sentido identificada en más de un momento, no porque me haya pasado a mí, si no por toda una serie de subliminales que me recordaban la vida chatera de la que en su momento, tanto escribí.

El otro día pensaba que todos aquellos escritos, los primeros de este blog, lo de en medio quedaban en el olvido y que tal como funciona el blog es difícil releerlos. En algunos momentos, me lleno la copa con un buen vino y me dedico a post pasados, tanto míos como de otras personas. El pasado siempre forma parte del cimiento del ahora y hay cosas que no deben olvidarse.

Volviendo al libro. No está mal, incluso divierte, sobre todo a las personas que hayan vivido o conocido a alguien que haya vivido algo parecido, pues la identificación es realmente lo que hace gracia.

3/7/10

Corazón de tinta

Qué ganas tenía de tener un poco de tiempo para dedicárselo a esta trilogía. No sabía si me iba a gustar o no. Es literatura juvenil fantástica y aunque este no es uno de mis temas preferidos, todo lo fantástico prefiero que me lo recreen por pantalla, como trata del tema de los libros quería leer por mi misma el qué.

El primer libro me ha gustado. A ver si especifico un poco más, me ha gustado mucho la lírica con la que está escrito. El argumento, pues es un poco más de lo mismo, bastante previsible e incluso en algunos momentos aburrido. Pero me ha encantado todas las referencias bibliográficas que contiene, el amor que se desprende por los libros, algún que otro personaje, y alguna que otra descripción.

Pretendo leerme los dos que me faltan, pero intercalaré otros por en medio.

2/7/10

Si no estás bien

“Es mejor tener mil enemigos fuera de casa, que uno dentro.”

Si no estás bien con tu pareja, sepárate. No lo dudes. Por tus miedos y tus dependencias, no conviertas en un infierno lo que un día fue maravilloso. No te destroces pensando que aquella relación siempre fue mentira. No analices y reanalices desde la nueva perspectiva, porque la lectura de vuestra vida en común será otra muy lejana a la que fue verdad.

Si no estás bien con tu pareja, sepárate.

1/7/10

Teclado

Curiosamente cuando escribo comentarios en los blogs o contesto mails, mi tecla de acentuación, tanto en castellano como en catalán, hace lo que le da la gana. Ahora le ha dado por escribirme dos acentos seguidos antes de la vocal. Por lo que ando rabiosa con el teclado. Pero más rabiosa ando con mi poca capacidad informática, porque estoy segura, segura, que esto no es más que una desconfiguración de algo y no sé cómo hacer que todas las teclas vuelvan a su normalidad. ¡Con las ganas de escribir con las que he vuelto!