Era tarde, muy tarde, que no conseguía sacar el verso de su corazón. La luz de la bombilla se había anudado entorno a la hoja, aún blanca a pesar del tiempo sentado ante ella. Algo apagado en su interior, pugnaba por brillar, pero no alcanzaba a extraerlo fuera. Las palabras restallaban sin cesar en su cabeza. Sólo cuando la noche feneció fue capaz de abandonarse sobre esa amalgama se sentimientos que albergaba secretamente, mientras un vacío lingüístico le socavaba.
Una noche más, quiso el poeta domeñar la palabra mientras la rima fluctuaba en su pluma.
6 comentarios:
jo... cuánto padecer... por lo menos me queda la sensación de que no debe ser siempre igual :)
Mejor salir a tomar el fresco o meterse en la cama. Cuando las palabras se ponen "estrechas", no hay manera...
Difícil siempre afilar, sacar la punta exacta y dejar que todo fluya como si nada, como si nadie fuera autora de esa creación.
Wow...versos maduros
Difícil encontrar la palabra exacta para indicar un sentir, ya ni te cuento si buscas versos.
Grande, muy grande !
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