24/12/12

Con el pie izquierdo, me siento

Esclava de las obligaciones, busco un lugar donde empezar a morir. Que tenga un árbol bajo el que sentarme, apoyar mi espalda sobre su tronco y poder escuchar la lluvia que golpea todo cuanto se pone en su camino. Y sobre un mantel a cuadros, sin hormigas, poder esparcir un picnic de retazos de mi vida o quizá dejar como huella las escasas migas que me sobrevivan.

¿A qué debo temer? No hay mudanza, pues la parca solo acepta la esencia, los trofeos se quedan en esta parte del mundo, salpican el estor allí donde se ganan. El tiempo, luego, los pierde.

Bajo ese árbol, mi sepultura, el vacío crece como la espuma. Murmura la predestinación mi nombre. Aguardo dispuesta a que me llegue la noche.

20/12/12

¡Qué gusto leer!

Quiero copiar  un pequeño texto que he leído en una de las primeras páginas de un libro porque me he sentido tan identificada con él que me he quedado presa de mis recuerdos. Lo traduzco, pero aviso, no soy traductora.

…una vez aprendió a leer (…) se distraía de la historia, embriagado, casi a punto de llorar; con la belleza del alfabeto, con sus sutiles y ricas formas y sonidos: embobado i perplejo por la compleja amplitud de una a, la bondad seca, leñosa de la r, la caprichosa E mayúscula, parecida a un rastrillo; la q talmente un renacuajo que nadaba en la infancia salina y húmeda de la evolución; la b con sus bravatas y brusquedades; la H mayúscula, con sus pilares amplios y eclesiásticos, saltarina en apariencia pero muy dudosa en el momento de sonar, una exhalación tibia, silenciosa, como el aliento de Dios en el rostro de Adán, como el resoplido de un caballo, h de (…) homínido, de hecatombe. (…)
Fernanda EBERSTAD (1993): Los demonios de Isaac. Barcelona. EMECE.
No creo que tenga que añadir nada más.

19/12/12

Escribir bien

Qué alegría volver a leer. Después de toda esta temporada, larguísima, perdida en mis entretelas, volver a vivir  dentro de un libro ha supuesto renacer otra cara de mi poliédrica y muerta personalidad. Me tendréis que perdonar ya que ando un poco tosca en cuestiones de escritura, también abandonada durante más tiempo del que me gustaría reconocer.

El libro fue un regalo. Uno de los regalos más preciados que he tenido nunca, pero no puedo decir más debido a motivos que rayarían la grosería si dejaran de ser propiedad de mis secretos. Lo he disfrutado como hacía tiempo no disfrutaba un libro de esta índole. Pienso que toda aquella persona que quiera escribir una novela (sigue siendo uno de mis objetivos) debiera leerlo. No es que diga nada nuevo que no haya hallado en el gran montón de libros que me he leído sobre el mismo tema, o que, mis dos estupendas profesoras de escritura no me hayan explicado; no, no es eso. Lo que ocurre es que tal como es narrado en este libro, los ejemplos que utiliza, y la cantidad de ejercicios que presenta, me ha ayudado a aclarar los conceptos que vagaban en forma de nube por mi cerebro.
Lo que más me ha gustado es que cada capítulo (qué trata sobre un tema concreto de narratología) está escrito por un profesor diferente de la Gotham Writers’ Workshop. Cosa que provoca la convergencia de un montón de voces que me ha proporcionado una lectura más amena.
No quiero añadir nada más. Leedlo, si os interesa el tema y ya me comentaréis. Como dato os puedo decir que este libro se queda aquí, al lado de mi teclado, nada de estanterías, ni bibliotecas.

22/11/12

Espera

Extendí los brazos con la torpeza de las emociones habitualmente reprimidas. Tuve la sensación de que nunca antes me habían abrazado. Aunque poseía un recuerdo fragmentado de mi primer y único abrazo, aquel en el que, al topar con el cuerpo abrazante, tomé consciencia de mis pechos. Decidí no volver a abrazar, no me gustó perfilar los límites de mi cuerpo contra los de otra persona.

Lo infrecuente de estos abrazos, convirtieron a este en el acontecimiento destacado de mi vida.  Nada más sentir el mimo de la caricia, me desmonté. Envuelta en ese lazo de calor que despedía la mujer que amo, no pude evitar recostar la cabeza sobre su hombro mientras aspiraba, como si en ello me fuera la vida, el perfume que tantas veces había olido tras cruzarme con ella por el pasillo.

19/11/12

Aullando en silencio

Quiero regresar al lugar donde empezó todo, donde perdí el juicio y fui atrapada y tragada por el devenir y eliminar de la faz de mi memoria todo ese tiempo. Soy consciente de que debí darme la vuelta y regresar a buscar la piedra que rascaba mi realidad en vez de estar espiando qué ocurrencia iluminaba su rostro. Quiero que desaparezca el lugar de la desaparición, el tiempo de la desconversión. Nada puede ser recuperado. Arrojaba mi mirada sobre aguas removidas, y cuando ya empecé a sucumbir y pensaba que una vida no puede vivirse si no hay lugar para ello, me apareció la oportunidad de enloquecer la posibilidad de lo hermoso. No existen lodos y fangos que puedan sanar esa herida. Y aún en su ausencia, sigo siendo aquel cachorro que busca siempre su caricia.

16/11/12

Sin ánimo de ofender, vamos, sin ánimo

Escribo totalmente borracha, tal como la vida me trajo al mundo, jurando que “ni yo ni los míos” (¿qué míos?) volveremos a pasar hambre (¿qué hambre?). Mientras exista maldad en la Tierra saciados quedaremos (suena a máxima, debiera apuntarla).

Anuncio (qué teatral soy) que todos aquellos correos bomba que tengo pendientes no los voy a escribir (ahora me he vuelto vaga), me encanta mi nueva dipsomanía (qué poco cuesta destrozarse a una misma). Me siento Ave Fénix aunque solo en el momento de la caída y de la ignición (qué tía, aún me salen palabros). En mi espalda, cada uno de los latigazos recibidos (pues sí, a veces voy de mártir) y en el corazón (¿qué corazón?, acerico) clavados los afilados odios, clavados y hundidos (a tomar polculoelportaviones). Redobla en mi alma vuestros nombres (¿por quién doblan las campanas?), pues tengo puesta la silla en la puerta de casa para ver en primera fila el cadáver de mis enemigos pasar (el que nunca haya sido odiado que lance la primera piedra).

4/11/12

Sonrisa perpetua

Quiero despertar desnuda junta a ti, como hoy, despertar de hoy hasta el siempre. Ese siempre que nos juramos beso a beso cada vez que nuestras miradas se cruzan y se entrelazan bien fuerte y estiran con suavidad para fundirnos en un abrazo de alma, cuerpo y labios.

Con el olor a noche y a sexo impregnado en la piel, quiero despertar, amor, junto a ti. Porque es la única forma que concibo de empezar el día; llevándome tu sabor entre los labios, entre ambos labios.

Saciada de caricias, así quiero despertar, con la piel curtida con tu tacto y con el vaho de tu deseo.

Amor, aunque lo explique, aunque lo escriba, aunque lo contemos una y mil veces, siempre se quedarán cortas las palabras tras nuestras noches de amor.

23/10/12

Amorísimo o amorosérrimo

No quiero volverme una evasiva de lo que fui. Ni retrotraer para empezar lo nuestro in media res. No quiero balancearme en el tópico del amor y el desamor. Ni aferrarme a la idea de que la ruptura marque nuestro fin. No quiero. 

Quiero que la gente que me juzga viva toda una travesía de la estupefacción al comprobar que mi alma intelectiva les muestra el apego hacia ti. Inimaginable el amor que nos profesamos, sobre el lecho, bajo el cielo, entre pieles. Inimaginables esos besos que nos damos, no con la boca, ni con la intención, si no con las miradas que suspiran por cruzarse. Inimaginables esos minúsculos y evanescentes malos humores de las circunstancias que no hacen más que afianzarnos. Inimaginable nuestro pensamiento inseparable y coetáneo. Como inimaginable también, el sentimiento desbordado que supera el superlativo de amor.

Lo nuestro es porque tenía que ser.

22/10/12

Lumbre entre cenizas

Me he propuesto de nuevo escribir cada día, como ejercicio, como había estado haciendo hasta hace un par de años. Me sentía bien con ello, llena, funcional. Me levantaba por la mañana con ganas de coger la pluma y escribir; notaba fluir dentro de mí un montón de cosas, ideas, sensaciones, montones de emociones que quería convertir en palabras. No me había notado nunca encallada. Me sentía con la fuerza de trabajar a la vez que tenía en mi mente el texto que estaba preparando. Gozaba esperando el momento de poder echar mano a mi libreta, a mi pluma, a mi ordenador. Ahora, me despierto perezosa, con el alma dormida y la mente con las ideas sedimentadas, reposando sobre su propio tapiz, desgarrada la creatividad, con la absurda idea de que ya no tengo nada qué decir.

Lo que nunca creí que me pasara, pasó. Pasó y se instaló de forma tan sutil que cuando me di cuenta había perdido el sentido de mi identidad, ¿o lo que perdí fue la identidad de mi sentido? ¡Qué más da! (pienso después de pensar), lo que importa es volver a enhebrar la aguja y zurcir el siete de estos años.

Aprendo a tener paciencia conmigo misma, tengo una buena maestra. Quiero volver a escribir sin coacción, con temática libre, textos bonitos, textos feos, mis textos en definitiva, sin tener la obligación de escribir lo que no quiero. ¡Qué malas son las simbiosis para el mundo del fluir! Mea culpa por permitir que pasara.

Mientras hablan, yo callo y me dedico a remendar mis propios jirones. Sé que algún día volveré a escribir como antes lo hacía y de nuevo, volverá a oírse mi voz. Qué tiemble la Tierra entonces.

12/10/12

Nada que ver con la crisis

El mundo está lleno de cenutrios, y no sé si esto me indigna o si me hace gracia (que la hilaridad sería la mejor protección contra mis rabias). Me explico.

Cada mañana, en cada uno de los asientos del tren, se encuentra cuidadosamente doblada y puesta La Vanguardia. No solo en el tren de mi línea, sino en los trenes con la misma franja horaria de todas las líneas. Generoso regalo para los que cogemos este tipo de transporte a estas primeras horas de cada jornada laboral. Esto viene ocurriendo desde hace tres o cuatro años.

Normalmente suelo leerla durante el trayecto hasta llegar a mi trabajo. Me da tiempo de sobras de leerme de pe a pa  los artículos que más me interesan y de echar una ojeada rápida a las cabeceras del resto, esto, claro está, si el traqueteo del tren no me devuelve a brazos de Morpheo, cosa que en algunas ocasiones me suele pasar. Cuando acabo la lectura, en vez de dejarlo de nuevo sobre el asiento me lo llevo y recorto los artículos que me parecen más interesantes para pasárselos a una amiga, que se los lea y luego podamos comentarlos.

Pero resulta, que parte de la humanidad no tiene suficiente con hacer algo parecido a la que yo hago, si no que anda sedienta de posesión desmesurada de Vanguardias y se dedican a viajar en el tren, bolsa de plástico en mano, para agenciarse todas aquellas que aún se encuentran vírgenes sobre los asientos. Me encanta ver la idiosincrasia de cada uno de estos individuos. Hay, quién descaradamente, va pasando por el pasillo cogiéndolas, mientras que otros disimulan y hacen ver que leen la portada para acabar, mientras miran incisivamente de reojo a un lado y a otro para controlar no ser descubiertos, poniéndola disimuladamente en su bolsa.

Todos los verdaderos lectores, levantamos los ojos por encima del filo superior de la hoja, comprobamos, en el espejo de los otros como somos y volvemos a bajarlos mientras chasqueamos la lengua en señal de desaprobación y vergüenza.

11/10/12

Prescripción facultativa

Y se hizo la tranquilidad, y esta vino en forma de luz, de ganas de vivir, de nuevas miradas hacia el mundo. Las risas volvieron a sus pensamientos y empezó a mofarse de sí misma, de lo mal que lo había pasado. Se herniaba cada noche de sus inacabables carcajadas mientras pensaba en su naufragio, en cómo casi se había ahogado.

¡Qué tontos nos volvemos en los malos momentos! Perdemos la esencia de que todo tiene finitud y, el dolor, mucho más, pues por propia supervivencia ya nos encargamos de salir bien pronto de él. Pero, sin embargo, nos olvidamos de ello y nos sentimos incapaces de soportarlo por más tiempo. Animalicos, ¡con todo lo que puede llegar a soportar el ser humano!

Se hizo la tranquilidad, sí, y ahora, la cerveza diaria que se había acostumbrado a tomar en el bar más cercano de su casa, que fue refugio en esos momentos tan duros, aquella cerveza en la que había intentado ahogar dolor y desespero, la necesitaba más que nunca. No quería olvidar el sabor amargo en el que, por un tiempo, se convirtió su vida.

Y volvía religiosamente, cada día, cada tarde, después del trabajo, a ese bar en busca de su placebo, un placebo que ella misma se había prescrito para el resto de su vida.

9/10/12

De rodillas

De rodillas ante ti, contemplo, abrigada por la tranquilidad, cómo duermes con placidez. No me atrevo a besarte por miedo a romper el momento. La noche alberga mis sentimientos y mi deseo, vivo su compañía. La luz de la farola solo tiene por misión colarse por las rendijas de la persiana para dibujar tu silueta bajo esa colcha de amor que cubre tu desnudez.

Recibí la noche sobre tu cuerpo, besando todos tus pliegues, excitada, húmeda como nunca antes había estado. Me siento impregnada de ti. Al llegar el alba, nuestro olor se vuelve aroma. Será la colonia que nos acompañe durante todo el día.

No puedo contenerme, te beso.

10/9/12

Queriendo de nuevo escribir

Cuánto tiempo sin ser dueña del teclado, sin ser dueña de mi tiempo, sin ser dueña de mi pensamiento. No he tenido ni un instante ni para procrastinar mis objetivos, cosa muy en boga hoy en día. Me he dejado llevar por los acontecimientos de estos meses. Un golpe duele, otro también, más que el primero, pero a partir del tercero ya se te anestesia el alma y recibes, como si fuera tu deber hacerlo, el resto de la paliza.

La vida es curiosa, muy curiosa y no dejará de sorprenderme, tanto para amarla, como para odiarla. Esta vez lo ha hecho concediéndome la simultaneidad: la amo y la odio a la vez. Ambos sentimientos, a rabiar. Cómo duele todo. No hay manera de bajar la intensidad del dolor. Tira a tira, mi coraza se ha deshecho. Cualquier mota de polvo, ahora, es susceptible de caer en mí y desequilibrarme. Con esta fuerte sensación de inestabilidad no hago más que balancearme sobre mi centro. Un centro, que por lo que veo, nunca ha estado falcado como era necesario.

Lo peor, las noches. Cuando la soledad empieza su abrazo y me estrangula, mi respiración cede a la voluntad de esta y me ahogo en mis pensamientos, me revuelvo de forma acuciante para sacármela de encima, pero me hallo tan profusamente envuelta  en ella que mi propia impotencia la coge de la mano y  juntas danzan en larga ceremonia de burla y carcajada. No os extrañéis que amanezca, exangüe, destilando la triple esencia del desamparo.

Y así un día, y otro, y otro.

7/9/12

Ahogando los celos

Estoy borracha. Absolutamente borracha. Vestida con un traje etílico que me queda grande. Observando el mundo dentro del alcohol. Qué difícil es funcionar con la sangre llena de justificaciones y la mente cautiva de letargos. No tengo nada que decir. Vivo, que ya es mucho. Si navego o no en somnolencias es mi problema. ¿A caso le importa a alguien? ¿Vivir a muerte con los celos o morir en vida a grandes sorbos? No me juzgues, tómate conmigo la penúltima.

4/9/12

Como una moto

Asediada se halla mi alma por sentimientos oscuros y negros, casi muerta por tanta intensidad. Los escrúpulos ya no cuidan de mí ni vigilan mi buen sentir, me han abandonado a la profunda decadencia. Defenestro las ganas de vivir y desparramo mis carencias. Amontono a paladas sobre el estiércol mis miradas desperdiciadas. Con cuchillo de cocina, rasgo la piel con tu nombre. Duele menos que perderte. Doy gas a fondo sobre mi moto, sin parpadeo, y aparece la verdad, una verdad pequeña pero pesada: contra cualquier muro la vida acaba.

28/8/12

Versos del poeta

Amar es amar de suerte
que al ponerle medidor
te encuentras con que el amor
es más largo que la muerte.

Pleito de amar y quererAndrés Eloy Blanco

27/8/12

Impotencia

Quiero hablaros de vacíos, de soledades clavadas, de miradas en el techo, de ilusiones rasgadas. Quiero hablaros de amores, de locuras despertadas, de mis viejas intenciones, de mi secreta vida soñada. Quiero hablaros de mis miedos, de mis noches y mis albas, de las lágrimas que guarda, mi vieja y fiel almohada. Quiero hablaros pero callo, porque no encuentro palabras, las que tenía se secaron litificando mi alma.

21/8/12

Elocuencia

Muchos son los buitres que agazapados en los pliegues de la vida esperan encontrar carnada en el animal moribundo. Peligro tienen. Suerte que al vivir en bandadas se les ve venir, posarse alrededor de la víctima y esperar a que las fuerzas de esta flaqueen lo suficiente para entrar a matar clavando su curvo pico directamente en el corazón. Qué facilidad de palabra, qué brío en sus sentencias, qué pulcritud en sus actos. No puedo más que quitarme el sombrero ante ellos. Chapeau!

18/8/12

Pensar cuando no puedo

Los cuervos acechan sobre mis recuerdos. Quiero recordar mas sé que no puedo. La sordera de los primeros instantes, tras la muerte, va creciendo y el vacío mental ocupa el escalofrío incierto. El aire se vuelve lija de color negro. Carbonizo mi mirada en él, mientras busco aferrarme a su aferro. Se adelgaza la materia, en mis venas, cristales negros. Definida tu ausencia, definido mi encierro; miles de cuervos anidan sobre mi pensamiento. Espinas, filamentos de viento, goznes helados, dinteles yermos, así lo vivo, así lo siento desde que expiró su último aliento. Busco ayuda en ti, mi amor, mi primer peldaño hacia el cielo. Qué fácil se vuelve todo si sé que te tengo.

17/8/12

Último beso

Quiero que llegue la albada del olvido, admitir la derrota e iniciar con la cabeza baja el camino de vuelta a lo que un día fue mi casa. Acercarme a la chimenea del salón y recordar la lumbre de felicidad de un pasado, que siempre fue mejor. Bajar la escalera de caracol y sentarme en su primer escalón para oler la ausencia y el silencio. Desvestirme en tu habitación y con el pincel de la soledad dibujar garabatos en mi piel; tatuar, con cincel mi corazón, la historia de lo que un día sentí hacia ti, luego fue hilo argumental y ahora, pérdida. Cómo brilla el escarnio de la propia insidia mientras araña el alma cada recuerdo. Cuán ridícula se vuelve mi mirada y se sonrojan las entrañas cuando mi burla aparece exhibiéndose. Qué lacerada singularidad seguir viviendo sin ti. El invierno se ha desplomado en mi vida, qué ontológico se vuelve el vómito de la no aceptación del destino. Tras los pasos tímidos, casi furtivos de estos días, aparecerá el reproche y la culpa de no haber podido evitar el beso de la muerte.

16/8/12

Sin coletazo final

Lo peor de todo son las noches sin dormir, dando vueltas y más vueltas en la cama, tantas como la mente se empeña en dar a tu vida y la vida se empeña en jugártela. ¡Qué ironía! Querer a quien no te quiere. Si el destino existe, ¿qué ácida broma tiene preparada para mí? En el desespero de mi realidad, solo se me ocurre salir al balcón y mirar fijamente el suelo. He perdido el Norte, si es que alguna vez lo he poseído. Qué cerca estamos de la Nada cuando todo carece de sentido, perdí el sentido entregándolo como parte de mi tesoro. ¡Qué tonta fui! En esta calurosa noche, solo me queda mirar a los ojos de Satán y empezar a descender las escaleras hacia el infierno.

11/8/12

Última receta

Ingredientes
500 g de alegría
450 g de ilusión
380 g de esperanza
150 g de realidad cruda
5 u de desilusión
3 cucharaditas de soledad
1 nuez de cansancio
1 pizca de decisión
Más pimienta que sal
Elaboración:
1.- Coger la alegría y desmenuzarla poco a poco, día a día, y ponerla sobre la tabla de madera.
2.- Añadir la mitad de la ilusión, reservar el resto. Picar todo bien finito, añadir una pizca de sal.
3.- Poner la esperanza en un bol e introducirla en el microondas, a máxima potencia. No hace falta ir removiendo, se deshace bien.
4.- Mezclarlo todo con la realidad bien cruda e ir añadiendo lentamente el resto de la ilusión que teníamos reservado. Batir la mezcla con las varillas a velocidad media para conseguir la consistencia de unas claras montadas.
5.- Untar un molde antiadherente con la nuez de cansancio y verter la mezcla sobre él.
6.- Poner en el horno a temperatura máxima y dejarlo cocer un buen rato.
7.- Sacar del horno y añadir la desilusión, el cansancio y una buena dosis de pimienta. Remover hasta que veas como empieza a doblar el volumen de su masa. Volver a poner en el horno.
8.- Una vez que lo veas todo bien en su punto, sacar del horno y cubrirlo bien con la soledad.
9.- Espolvorea  una pizca de decisión y servir.  Se puede beber o tomar carrerilla, en frío o en caliente.

6/8/12

En el vetíbulo de la trascendencia

La vida es una gran cenefa de tópicos por los que ir caminando sin tener que tocar el suelo. Cada vez que salto de uno a otro corro el peligro de caer directamente en el suelo y descubrir mi propia realidad, esa que ni el espejo se atreve a mostrar. Y, ante el miedo de que esto ocurra, convierto mi caminar en una maratón existencial y fluyo por el mundo dejando como huella el cieno a cada paso vacuo que doy. Ardua tarea ir recogiendo los sentimientos desbordados que se me derraman en plena minusvalía emocional.  ¿Cómo salir airosa de esta vida? No quiero que mi reflejo me muestre unos ojos desheredados de amor. Sé que me hallo en el vestíbulo de la trascendencia e impera tomar una decisión: será mirarte a los ojos con orgullo y ternura, que siempre resulta una buena mezcla de sentimientos.

De puertas se trata

Cierro mi puerta a cualquier persona que corra o haya corrido por mi vida. Busco la soledad y la tranquilidad de la que ahora carezco. Nunca me he andado con remilgos conmigo misma, siempre he sabido qué suelo he pisado. Así, que en el silencio de mi guarida, hago estallar el látigo sobre mi cabeza para parar esa vorágine de sentimientos, que descontrolados, me piden explicaciones. No tengo ganas de hablarme. Sólo repito, desde lo más profundo de mi mente, una frase como de si un mantra se tratase: “lo que eres ahora es lo esencial de ti”. De pronto, saliendo de la nada, un enorme rugido empieza a envolverme. Se vuelve atronador y tengo miedo que sea el eco de mi vida. Mi respiración se acelera, se contraacelera y deja de ser mecánica. Con cuidado, me siento en el suelo y me estiro sobre las baldosas. Tengo pánico a dejar de respirar. El corazón late y relate queriendo saltar de mi pecho. Debo poner la mano en mi esternón, duele. Parece como si los latidos se quedaran almacenados en él y se fueran sumando uno tras otro formando el epicentro del desastre. Sudo y se me enfría la piel. Debe ser el helor de la parca que anda cerca. El rugido no cesa, cada vez es más retumbante. Intento recurrir a mi mente. Paradójicamente, es mi propio pensamiento quien me salva de él mismo. Trato de encontrar una ínfima lógica que me resulte balsámica. Pero solo hallo un mapa para una travesía de estupefacción. Un alma intelectiva como la mía sucumbiendo ante el pavor. Nunca lo hubiera dicho. Me armo de valor y me asomo ante el gran abismo de donde viene el rugido. Ipso facto, cesa y me encuentro cara a cara con la soledad. Sus ojos se clavan en los m. Cómo duele su mirada. No me queda otra que suplicar a voz en grito que sea como Medusa y me convierta en piedra.

17/7/12

Ley de muerte

Tu abrazo que era abrigo lo apolilla esta ausencia y la cronología de sus besos del rosario son tus cuentas; mientras, esperas la parca, que ya aparca frente a tu puerta.

13/7/12

Mi musa es azul y naranja

Levanto mi copa y bebo, una y otra, y otra vez, y brindo por esta mierda de vida que complica las cosas que a mis ojos son bellas y hermosas. Brindo y vacío mi copa de nuevo mientras deslleno de sentido mis sentidos e incorporo a mi dolor la esencia que la impotencia ha tenido a bien otorgarme. Me río de mí misma, ilusa yo, animalica, que creía que con buena voluntad todo se podía conseguir. Qué lodazal se vuelve mi seguridad cuando me faltas, oh mi musa, oh mi vida, mi preciosidad, el impulso que me ayuda a levantarme cada mañana, a seguir viviendo.

Levanto mi copa y bebo sin brindar, porque no vale la pena perder el tiempo. La ironía se clava en mi corazón y convierte en hiena mi semblante. Tras ese etílico aliento de esa sonrisa se esconde el suspiro de tu nombre. Noche vacía de ti, de actos y de palabras, llena de licor donde ahogar mis frases de amor no entregadas. Brindo con la pantalla, con la lámpara y con el teclado, y con la pared blanca donde suelo estampar mi pasado. Y sin querer rimo el poema, ritmo en palabras mi pena, porque cuando faltan tus colores, muero versando tu ausencia.

24/6/12

Brindis

Alzo mi copa de vida y brindo contigo, Muerte, antes de que me des tu beso, concédeme como deseo postrero ser yo quién te bese a ti mientras me devuelves en el último aliento que me queda el aroma de las puestas de sol sobre los ardientes tejados de mi pueblo, el dulce sabor del despertar al lado de quien amo, la fragancia del café después de comer un domingo,  la película de mí vida a cámara rápida y al final, cuando tus labios de un mordisco me arranquen el alma, permíteme que mi retina quede impactada con el amor que siento y permanezca eternamente en mis ojos abiertos y expirados,  su imagen. Brindo contigo por ello, antes de entregarme a ti.

6/6/12

Este ha sido mi proceso

La primera decisión fue no decírselo a nadie. No sé muy bien por qué. Por no dar pena, supongo, o porque nada en mi vida cambiara, o porque, en realidad, el secreto le confería  ese dramatismo que necesitaba para compadecerme de mí misma y poderme destrozar a mis anchas sin que nadie estuviera vigilándome. Cuando te enteras lo primero que haces es pensar ¿por qué a mí? Y toda tu vida pasa por delante de los ojos, pero no el pasado, no, el futuro; ese futuro que nunca debiste planear candorosamente, y que, ahora, el aserto de su inexistencia está en los resultados que llevas en el bolso. Sigue tintineando en mi mente la respuesta “de dos a cuatro meses”, con sonido cada vez más agudo, resquebrajando el cristal de la esperanza.

En segundo lugar, aparece la confusión: ¿por qué me he de morir? Y la palabra morir con letras refulgentes, de aquellas que ciegan la visión, ¿será porque ya es el principio del túnel? Una emanación de sentimientos contradictorios te invade el cerebro y la obstinación por vivir, aun cuando no dudas de que en unos meses ya no lo vas a poder hacer, se vuelve el motor principal del pensamiento. Cada una de las cinco letras de la palabra vivir reverbera contra las paredes de la mente, aquellas paredes que has ido construyendo a lo largo de tu vida para protegerte precisamente de momentos como estos. Viene el instante de anatematizar contra alguien, pero no de una manera tan culta, no, sino cagándote en todo lo que se menea, por aquello de que por lo que me queda en el convento…

No tenemos en stock esperanzas, se nos han acabado. Pues póngame kilo y medio de indignaciones y angustias, on the rocks, por favor.

Loemos a quien sea por concedernos el don de la ironía, que es el mejor omeprazol para digerir el dolor.

Y por último la aparición del sosiego, cuando tienes totalmente claro que no se puede hacer nada. Que en breve llegarás al apogeo conclusivo de tu vida. Y con el sosiego las lágrimas silenciosas, aquellas que quisieras que actuaran de anclaje para aferrarte a esa vida con fecha de caducidad inminente.

La muerte. Está ahí, a la vuelta de un par o tres de semanas. Me la callé para mí, me la tragué en su momento para poder seguir viviéndote, amor, con la máxima naturalidad, como hasta ahora. Pero llega ya al final de mi travesía, y quiero convertir los días que me quedan en una fiesta de despedida, mejor aún, en una fiesta de graduación, porque dejo la vida con un sobresaliente cum laude en amor, gracias a la oportunidad que me has dado al compartirla contigo. No quiero balancearme en el tópico de la muerte como la finitud de la vida, lo único que quiero es llevarme lo que tengo a mi propia eternidad.

Amor, perdóname por haber callado hasta el último momento y acompáñame a gritar lo que me queda de vida, porque en breve solo seré su eco.

3/6/12

Prácticas para un post-it

A los avatares cotidianos a veces no les damos importancia, sobre todo en cuanto al amor se trata. Qué fácil nos acostumbramos a él y, en seguida, de disfrutarlo y vivirlo pasamos a bregarlo como si el mismo amor estuviera abocado a ello. Lo veo en la gente que conozco y no quiero que nos pase esto. No quiero que nuestro amor se vuelva una resignación, una conformidad, una purga. Quiero que continúe siendo el tumulto interior del primer día, aquel en que todas las sensaciones las llevaban ratoncillos a cuestas que corrían por mi estómago como si estuvieran en una rueda. Soy consciente de la ardua tarea que supone salir airosa con este objetivo. Pero no voy a dejar que nuestro amor caiga en dinámicas de monotonía, ni en silencios de aburrimiento propios de una minusvalía emocional. Lo inventaré cada día para ti, si es necesario. No escatimaré ni esfuerzos ni creatividad para ello. Te trasmitiré la emanación de lo que me haces sentir sin olvidarme ningún día de ello. Y si algún día alcanzamos el sosiego de la regularidad, una mirada tuya bastará para que vuelva a reinventar nuestro amor. Ese amor tan grande que nadie más que nosotras parece haber encontrado en la vida. Te prometo que vivirás con el aserto de que mi amor por ti es único.

20/5/12

Cajones patas arriba

Dejar ir no significa darse por vencido. Es aceptar que hay cosas que no pueden ocurrir.

Esta frase la he leído en uno de esos powepoints de frases célebres que ha colgado una amiga en su facebook. Curiosamente, ayer, en un artículo de La Vanguardia que se titulaba “El amor no es fácil de ejercer” leía algo parecido: «Cuando realmente queremos a una persona, deseamos que sea verdaderamente feliz, aunque sea con otra. Este es el amor consciente o con sabiduría, que  no es fácil de ejercer. De ahí que un antiguo adagio al respecto rece: “Los dioses aman conscientemente, y el que ama conscientemente se convierte en un dios”».

Es curioso pensar cómo van coincidiendo en un mismo tiempo los mismos mensajes. Es como cuando te rompes un brazo y no paras de ver por la calle gente escayolada. Supongo que siempre se ve la misma proporción de gente con algo roto, pero al tenerlo nosotros nos hacemos más conscientes de ello. Claro que alguien que yo me conozco diría: “Eso son señales”.

También, ayer por la noche, me quedé en el sofá viendo una película que al principio me pareció un rollo, pero en la que poco a poco fui descubriendo que encerraba mucha de mi filosofía. Se titulaba Into the wild (Hacia rutas salvajes). Al final, me enteré que estaba basada sobre un caso real. Se hablaba también de “dejar ir”. Yo debía estar especialmente sensible ya que se acrecentó mi empatía hasta tal punto que me fui a dormir con la emotividad a flor de piel, herida, con un fuerte dolor en mi soledad y con todas mis estructuras de protección bamboleándose de forma peligrosa. Así he pasado la noche que he pasado, sumida en una gran añoranza, oyendo cómo la lluvia caía sobre los toldos, sobre las baldosas de la acera, sobre las motos aparcadas. Y cuando conseguía evadirme y empezar a quedarme dormida, aparecía la sensación de lucha del protagonista de la película y vuelta a empezar. El cerebro acelerado, la sensación de que en esta vida tiene que haber algo más, el pensamiento de “algún día haré algo importante”, y la soledad, esa soledad entre la gente que quiero, que me rodea, y de la que no me puedo deshacer nunca.

Otra coincidencia: todo esto me pasa ahora que he encontrado un librito de poemas que escribí de los doce a los dieciséis años y que con mucha ilusión envié a encuadernar en piel con letras doradas, a una pequeña editorial que había cerca de donde vivía. Me leí la otra noche todos los poemas de una sentada y quedé impactada por las temáticas: siguen siendo temáticas vigentes en mi vida. ¿Es que no he sabido solucionar los problemas de adolescencia? Prefiero no pensar mucho en ello porque me metería en uno de mis famosos bucles.

Nota: Poemas de desamor, cuando no había conocido el amor, poemas de soledad, cuando aún no había perdido a nadie, poemas de suicidio (me había impactado Alfonsina), poema sobre mi propia existencia, poemas sobre cuál era mi lugar, poemas sobre qué sentía, poemas de descubrimiento personal, poemas sobre conversaciones que me habían impactado, sobre la muerte (tema que me sigue acompañando), temas sobre introspecciones y miedos, sobre pérdidas, cuya aceptación y solución encontraba en la naturaleza. Sobre inmensos vacíos y sentirme diferente al resto. Y ahora, miro mi blog, mis escritos y veo que han evolucionado poco en sus temáticas. Y puedo reconocer que algunos también en perspectiva.

Pues sí, ahora que tengo el interior removido, me hallo sacando el polvo de cada cajón de recuerdos que se abre.

18/5/12

Titulo, luego existo

Creo que me he perdido en la vida, o me he perdido algo. O lo mismo estoy algo fumada, sin fumar, que también podría ser, porque la contaminación es muy mala. La verdad es que algo ha pasado. Yo, que normalmente poseo una buena comprensión lectora, a pesar de que hay temas en los que desconozco el vocabulario específico propio de ellos. Aún así, entiendo lo que se me quiere decir.
Todo esto viene a que el otro día, en un periódico que hallé amablemente en un asiento de la RENFE leí un titular que decía:
“Purito, de la ‘fumata’ rosa a la triple corona”
Lo leí una vez, lo leí otra. Lo leí una tercera. Hasta que me dije, atomarpolculo. Y me di cuenta de que o ya no soy quien era, o ya no se titula como antes.

16/5/12

¿Cuál es mi sitio?

Tengo miedo de estar viviendo una fantasía de ilusiones pintadas de azul cielo a cada paso en mi camino. No había vivido sino lo sueños de otros desterrada en una burbuja de mentiras, contando, uno a uno, los graznidos de los cuervos agazapados en las ramas de mis noches. Siempre deseando volver donde nunca he estado. Ganando tiempo al tiempo pinto decorados en mi teatro mientras descubro que las camas dejaron de chirríar. Y mientras, dentro de mí, la mano del instante me mueve como un polichinela a su antojo. Espero una señal, será el momento de partir, de unirme a la lucha de las sombras a contraluz. Será momento de aceptar que las estrellas siempre brillan muertas.

14/5/12

El azul es un color cálido

El otro día fue el Salón del Cómic y como ya es costumbre desde hace un tiempo, fui. Este año había menos stands que de costumbre, supongo que la crisis se tiene que notar también en estas cosas. El caso es que este año, debido a la crisis, tenía muy claro que no iba a comprar ni un cómic, que solo iba a ver el ambientillo y poco más.

Al segundo paso que di topé con esta maravilla de novela gráfica. No quise leerla en seguida. Necesitaba que me durara más de lo que suelen durarme los cómics y la he tenido durante una semana encima de la mesa de mi despacho. Miraba la portada una y otra vez, sin abrir siquiera el libro; siempre he preferido que los libros me sorprendan de golpe. Sin querer, el día que lo compré, leí la reseña de la contraportada: “La vida de Clementine se altera el día que conoce a Emma, una chica de cabellos azules que le hace descubrir todas las facetas del deseo…” ¿No me digáis que solo por esto no apetece leerlo? “Las facetas del deseo…”, esta expresión es la que me llegó al alma. Me hizo recordar como de viva me siento cuando deseo y qué fácil es acabar con ese sentimiento.

Ayer, con uno de los peores días de mi vida encima, a nivel de introspección, dolor y destroce, hice un pequeño parón en mi pequeña, absurda y hiriente depresión y me leí el libro. Estirada en el sofá de casa, con tranquilidad, disfrutando de los gráficos, de las viñetas, de la tipografía, del contenido de la historia, lo devoré en media hora. Me impactó por lo cercano y conocido del tema. Me impactó, porque ayer me habría impactado hasta una mosca. Con los sentimientos revueltos, a flor de piel y los miedos machacándome el ego y burlándose de mi seguridad, pude apasionarme por lo que estaba leyendo.

Y hacía tanto que no leía. No sabía que lo añorara hasta ese punto. Fue empezar la primera página y decidir que volvía al mundo de los lectores, el cual, no debía haber dejado nunca. El día de ayer me sirvió para recuperar de nuevo mi vida, que la había perdido por el camino de descubrir mis sentimientos. El día de ayer será tan importante como el de antes de ayer, porque, (y ahora es cuando se tiene que poner voz de Señorita Escarlata) nunca más volveré a pensar que un día es más importante que otro. Todos los días de mi vida serán igual de importantes y pienso vivirlos de forma intensa y profunda, como los he aprendido a vivir. Y baso mi decisión en una  pequeña viñeta que me ha dado qué pensar durante toda la noche.

No querer nombrar las cosas por su nombre

Hay veces que el miedo a la verdad nos hace no nombrar las cosas por el nombre que tienen. Es más, nos hace pensarlas en abstracto porque así parece que nada tengan que ver con  nosotras. Y no es que no se acepte la realidad, se acepta, sin lugar a dudas, lo que ocurre es que no nombrándola es como si no existiera, como si pasara de largo de nuestra persona.

Esto ocurre siempre que la realidad nos refleja quienes somos, nos delata alguna faceta escondida de quienes somos, de manera desnuda y directa, sin velos ni tamices que puedan ayudarnos a digerirla mejor. Entonces, es conveniente no poner nombre, no hacer presente en el diccionario de nuestra vida de forma tan clasificada, tan fácil de encontrar aquello que se nos está mostrando.

Y os diréis, tantos días sin escribir y ahora viene con esta filosofada. La verdad no sé si vengo o voy o estoy de vuelta, lo único que sé es que necesito ponerme nombre, porque cuando una no sabe su lugar exacto, se pierde en esta maraña que son los interiores. Solo necesito un nombre, para que pueda anclarme de alguna manera a tu vida y saber así el lugar que me toca ocupar.

9/5/12

Es el camino que quiero caminar

Hoy he dejado mi casa y mi vida para partir lejos de todo aquello que durante tiempo me ha atado a la felicidad. Esa absurda felicidad que una cree que existe a la que, por algunos instantes, siente que el corazón, dominado por el sentimiento de amar, es quien debe regir la vida. ¡Qué absurda visión!

Hoy he dejado mi casa y mi vida para caminar por las sombras que la realidad perfila. Quiero caminar despacio bajo esta fina y constante lluvia de dolor que empapa y cala hasta el alma, pero que me empuja a seguir andando en busca de ese cementerio de elefantes que me permitirá sentarme a morir; morir, sinónimo de dejar de sentir.

4/5/12

Duda existencial

¿Y si realmente no me quieres? Me dices que me quieres, sí, pero puede ser que estés engañada, que te creas que me quieres, pero no sea verdad. Por necesidad de sentirte viva, para salir de la rutina donde llevas años metida, qué mala la monotonía. Y sí, quieres quererme, eso lo sé, se nota, pero no es más que tu voluntad y no un sentimiento. ¿Realmente me quieres? No sé cómo estás tan  segura de que lo que notas es que me quieres y no otra cosa. Si vives engañada en este aspecto, yo también soy engañada. Si busco alguna prueba, ¿qué prueba real puedo encontrar? El amor que sientes hacia mí parece de lo más real, pero, ¿y la certeza? ¿de dónde saco la certeza? Lo mismo si buscas en tu fuero interno descubres que no me amas, entonces ¿me lo dirías, amor?, ¿tendrías la valentía de decirme que hasta ahora creías que me amabas pero que nunca ha sido así? Me ha nacido la necesidad imperiosa de saber si me amas. Concéntrate, mira bien en tu interior, ¿de verdad, me amas, amor?

3/5/12

Inseguridad

Parecemos pilares que aguantamos lo que nos echen. Siempre dando el callo en el tajo, en la familia, en el grupo de amistades. Pero a veces, un simple empujoncito con un dedo nos desequilibra lo suficiente para convertirnos en diminutos seres pequeños e indefensos que no hacen más que llorar su inseguridad. Es entonces, cuando veo a alguien a quien le ha pasado eso que me aflora ese sentimiento de dulzura y cariño del que carezco y lo único que me apetece es abrazar a la persona y decirle que todo está bien, que yo estoy ahí.

Ahora, a posteriori, pienso: “¿tanta seguridad da que yo esté ahí?” y caigo de cuclillas en el suelo de la cocina, la espalda apoyada en el armario de debajo de la pila y me pongo a llorar mi propia inseguridad, ¿quién me he creído que soy? Si no soy nadie. Y efectivamente, el paso del tiempo me da la razón, nadie ha aparecido para abrazarme con ternura y decirme que todo está bien, que está ella aquí.

2/5/12

Calor interno

Sólo me falta un cigarrillo. Como hace un par de días que no escribo y el mono ha ido en crescendo, he abandonado todo, casa y tele, y me he venido al aire acondicionado de mi rincón de palabras. He tirado la casa por la ventana (frase muy hecha ;)) y me he pedido una copa bien fría de vino blanco, seco, muy seco y me encuentro como Hemingway, pero sin Bodeguita del Medio. Qué bien se está, la sensación es como cuando aprieta tanto el calor y después de un buen rato tendida al sol te tiras de cabeza en el mar. El aire acondicionado hace su efecto, se me despierta poco a poco  el pensamiento y mis manos corren diestramente a apretar las teclas necesarias para que al final tenga un texto. El día ha sido duro, muy duro si tengo en cuenta el calor que he pasado. Me he arrastrado por la jornada laboral con ganas de llegar a sentir la noche, deseosa al menos de las horas en las que el sol ataca nuestras antípodas. Qué lentas las horas de luz. Qué lento mi derretido pensamiento. Como una iguana se queda quieta para cargarse de energía, yo me he quedado quieta para descargarme de ella.

Por fin aquí, hermosa morgue del calor.

23/4/12

Mentir o no mentir, he ahí la cuestión

¿Es engañar mentir sobre tu realidad? Sobre todo si quieres evitar sufrimiento. Para que anunciar tu próxima finitud si lo que quieres impedir es salirte de la normalidad, no llegar a que te compadezcan. Pienso en aquel perro que tuve cuando era pequeña, que huyó lejos de mí para morir y evitar así que yo lo viera. Mejor la desaparición, que el ofrecer poco a poco la consunción, que compartir tú demacración a todas aquellas personas que quieres… a aquella persona que amas. Pienso que haré como él, pronto desapareceré y nunca nadie volverá a saber de mí. Pero antes te colmaré de amor, para que en mi ausencia no te sientas desdichada. La vida es la que quiere separarnos, no yo, entregándome a manos de la muerte. Pero que sepas, que dejar de vivir para mí no es morir, que morir es que me dejes de amar, por lo cual sé que por los siglos de los siglos voy a ser inmortal. No es mentirte engañarte cuando de mi muerte se trata, Porque entre amantes, la única mentira que existe es dejar de mirarse porque ya no se ama.

15/4/12

Enseña tus heridas, así las curarás

Pues no, no las enseño, prefiero esconderlas bien para que nadie pueda poner el dedo en la llaga. Me siento desnuda si me muestro y me siento vestida tras esos muros que he levantado piedra a piedra durante tantos años. Qué fuerte me siento detrás de ellos, viéndolo todo sin ser vista. Y así vivía en perfecta armonía conmigo misma hasta que me enamoré. Entonces, todas las perspectivas cambiaron. Cada sonrisa tuya, cada mirada, cada palabra, y cada gesto era una piedra que caía de mis murallas y que me mostraba a ti. Ahora, me hallo completamente desnuda con todas las cicatrices ante ti, sumisa a un futuro desconocido y absolutamente deseado a tu lado. Vísteme con tu amor, seguro que con el tiempo cicatrizará mi piel con cada una de tus caricias, de tus besos, de tus palabras…

4/4/12

Diluvio

Llueve y en mi corazón, también. No hay chubasquero ni paraguas que me pueda proteger de ello.

1/4/12

Sin ti, ahora, no soy nada

Conocerte ha supuesto revivir, dejar de errar por desiertos poblados de sentimientos vacuos  y lanzarme a un inmenso mar de amor. Quiero ahogarme en ti. Acariciarte cada noche la espalda hasta que te quedes dormida en la placidez. Quiero contemplarte mientras duermes y  recoger cada uno de los gemidos que el sueño deja escapar. Quiero conocer tus despertares, observando cómo el rayo de luz a través de la persiana juega con tu cara y cómo abres esos azules ojos que me tienen tan extasiada y me miras, y sonríes, y me besas con los labios calientes perfilados todavía por la noche. Quiero conocer hasta el último de tus suspiros, ese aliento exhalado que recogerán mis labios anhelantes de ti. Quiero prepararte el desayuno mientras miras adormecida a un punto fijo sobre la mesa y mientras se hace el café, quiero enredarme en tu pelo aún somnoliento y besarte el cuello por detrás. Quiero desayunar contigo y fregar los platos juntas, jugar con las manos mojadas y acabar revueltas en el sofá. Quiero perder el tiempo contigo, que pasen las horas perdida en tu mirada, en tu cuerpo. Quiero intuir tus pensamientos y compartir contigo tus deseos. Quiero, el resto de mi vida, estar a tu lado y si no puede ser, por lo que sea, lo único que quiero es quererte, aunque sea desde mi propio exilio.

Nana para Dintel

Cuando la tristeza te abraza de noche no puedes menos que sucumbir a ella. Me dejo hacer. Absorbe toda mi energía y me mece en sus añoranzas. Ni me permite hablar. Canta su nana de desconsuelo y aparece el ahogo en mi corazón. Pesimismo y melancolía son las rayas del pijama que me obliga a vestir.  Y ese sinsabor que aporta se vuelve amargura. Convierte la sábana en desánimo y me cubre hasta el cuello con ella. Pienso en ti. Pienso. Pienso constantemente, absolutamente. Qué desolación sentir el corazón de luto por la distancia. Lucho para no caer en la desesperación. La oscuridad y su negrura, bajo los brazos de la tristeza, no son más que dolor, pena y aflicción. En la profundidad de la noche se oye su voz entonando las últimas notas de esa nana compuesta solo para mí, esa nana que lleva tu nombre, tu ausencia. Esa ausencia que la tristeza clava y reclava en mi alma con la daga de la pesadumbre, convirtiendo los días en tortura y las noches en pesadumbre.

28/3/12

Instantes

Te miro, te siento. Sonríes, me muero. Te busco, lo intento. Te toco y tiemblo. Te beso, me pierdo. En tus azules, muy dentro. Tu boca, mi templo. Tu cuerpo, mi convento.

27/3/12

Aleph

Escondí mi te quiero entre vanas palabras de una carta dirigida a ti. Sin regla alguna para recuperarlo, para que pudieras enterarte, para que te pudiera llegar mi más íntimo secreto. Envié noche tras noche cada una de las mariposas de mi corazón para que te susurrara mis sentimientos, para que te besara con amor, para que te acariciara con las alas del deseo. Te busqué entre pasillos y entre mis sueños, para entregarte mis ojos escritos con pasión y que solo tú los leyeras. Navegué entre anhelos y locura y entre rabias y corduras ahogando el grito de un nombre que me quemaba en la razón. Recé en silencio y con fervor para dejarte de querer mientras cruzaba los dedos del alma para que nunca sucediera lo que estaba pidiendo. Desesperé por la eterna esperanza de que algún día te fijaras en mí. Escondí mis sentimientos tras mis gafas, mis silencios, mis sonrisas y mis nervios. Desafié al infinito para que un día, sólo un segundo, te fijaras en mí, se cruzaran las miradas y vieras todo lo que despiertas en mí desde hace tiempo, amor.

26/3/12

Solo deseo

Experiencia desbordada que me ha tocado vivir, lejos de ti y en silencio en mí. Hace la demasía que la realidad sea vil. Busco el amanecer para poderte sentir, extraerte del pasado que hace un rato viví y acercarte a mi lado aunque solo sea así: en mi mente presente siempre, en mi cuerpo ausente en ti. Así pasa la noche, así te vuelvo a repetir.

Amurallada

Derrumbe de antiguas murallas que abren caminos hacia la luz. Palabras que salen de mi boca y acarician tu piel, con el deseo ardiente de que algún día sean mis manos carcomidas por los restos de muchos naufragios las que te puedan tocar. Me alimento de ese deseo y lo expiro en hálito de vida, bajo las letras que forman tu nombre. Abro mi cuerpo a la noche para que me absuelva de todo pecado y me de fuerzas para soportar la vida con el corazón en primera línea.

25/3/12

Añorada

Hay días en los que mi parte ameba aflora y me limito a vegetar y a estirar dos de mis pseudópodos como bostezo, mientras espero que pase el tiempo. Justo en estos momentos soy consciente del increíble regalo que eres Tú, regalo que la vida me ha dado. Un regalo para un alma dolorida que había decidido hacer callo de su dolor y vivir en silencio. Y ahora me descubro con todo mi cuerpo unicelular caminando hacia ti, de forma tímida, y algunas veces huidiza. En el caminar del Yo al Tú adquiero la certeza del siempre y desaparece el hastío del tiempo, porque todo se reduce a sentirse viva, aunque sea un instante, o quizá, después de ese instante, a vivir con la consciencia de que lo estás.

23/3/12

No eres si no soy

A veces te encuentras en la vida con alguien que te odia, así, sin más. Y ese alguien se dedica a mal hablar sobre ti, a insultarte y a desprestigiarte, así, sin más. Incluso puede llegar a inventarse historias solo por hacerte daño, así, sin más. Y todo, hipócritamente, en tus espaldas, mientras por delante te va diciendo cuánto te aprecia, así, sin más.

Ahora, es una de estas veces. ¿Qué debo hacer? La verdad es que me afecta poco porque a mí solo me hacen daño las personas a las que quiero. Las otras, ni por asomo. Pero como esto me ocurre en el trabajo me es un poco incómodo, más que nada por a quién va ir con los cuentos y qué consecuencias va a tener todo esto.

Y es que es normal, hay gente descerebrada que tiene un asco de vida y debe reinventarse metiéndose con los demás, en este caso, conmigo, que soy carne de cañón para ella (sí, es ella) debido a mi poca inteligencia emocional, a mi hurañismo natural y a ser el ser más asocial que ha parido madre.

Lo único que sé es que en estas ocasiones me apetece escandalizar. ¿Alguna idea?

21/3/12

No poder dar el amor

Cuando se muere la persona que más amas en el mundo, mueres tú también, pero de forma que permaneces errante  en la vida, sin destino, sin dirección, sin sentimiento. Todo lo que fuiste acaba en la misma fosa de la muerte, menos el amor que te ha quedado por dar que se gangrena día a día en tu cuerpo por la ausencia de destinatario.

20/3/12

En pie de guerra

Hay días en los que el deseo puede más que yo y me enzarzo en una batalla a muerte con él para poderlo aplacar.  Rodamos por el suelo, le cojo del cuello de la camisa y lo zarandeo para intentar que desista de su empeño; pero, es listo el muchacho, se zafa de mí, corre hasta tu lado y se refugia detrás de tus ojos. Sabe que en cuanto me tope con tu mirada me desharé en ternura y cariño, sabe que me quedaré embobada, desearé  que me beses  y anhelaré hacerte el amor toda la noche. Hoy ha sido un día de estos; si en algún momento has pensado que te desnudaba con la mirada, no he sido yo, ha sido mi deseo que me ha ganado la batalla.

Apasionadas aseveraciones

El viento que pasa por mi lado y me avanza de forma irrefrenable transmite un tierno hálito de cariño mientras susurra tu nombre entre las hojas de los árboles. Desde que llenas mi vida, del abrumador discurso del silencio no conozco ni una sílaba. La noche hurga en mi interior con su acerada daga hasta dejar al descubierto la médula de mis deseos y se encarga de transmitirlos a cada uno de los astros que destellan tus ojos. Mientras que los manjares terrenales se han quedado en nada yo me siento totalmente alimentada con tu idiosincrasia. A tu lado, nunca he experimentado ni un segundo de ansiedad, ni miedo por exponerme a contingencias imprevistas, eres paz, eres cariño, eres vida. Ya no me aterroriza la necesidad de tener que explicarme a mí misma, pues tu mano a través de la mía templa mi corazón. Contigo se acabó morir cada vez un poco por aquello de pasar de una soledad a otra para sentirme viva. Haces aflorar mis facultades latentes y entre ellas está la de amarte con la sosegada locura que te mereces. Ya no me es placentero ir a la deriva, si no esforzarme para que puedas estar orgullosa de mí. Desde que llegaste, has cambiado mi vida, ahora me hallo profusamente envuelta en tu amor.

19/3/12

Acércate...

...te voy a susurrar un secreto:
un día de estos desordenaremos la noche y pondremos la luna boca abajo y huiremos corriendo a la velocidad de la luz dejando nuestra estela de amor como rúbrica. Un día de estos, lo haremos.

He soñado una vida sin ti

Qué duro se hace escribir hoy. Me he levantado esta mañana y he descubierto que el brillo que hasta ahora el día me ofrecía estaba mortecino y algo polvoriento. Maldito sueño que me ha traído el desasosiego.  He sentido mal presagio. Tan mal presagio que tengo miedo de tintar mis sentimientos en papel. No podría soportar sentirme ridícula al leerlos.

No necesito ya de respiraciones hondas para controlar lo incontrolable. Solamente soy capaz de jadear con cuidado intentando no mover ni un músculo del cuerpo porque tengo pavor a sentir el dolor que esta noche he soñado. Abrázame, por favor.

18/3/12

Judias estofadas










El primer beso

Llevaba mucho tiempo doblando el deseo de besarte. Con cuidado hacía coincidir punta con punta y pasaba la mano por encima del doblez para quitar cualquier arruga que quedara, y volvía de nuevo a doblarlo, como se hace cuando se dobla el dolor para guardarlo en las alacenas del corazón. Pero por mucho que me esforcé en dejarlo olvidado, cada vez que te veía me lo encontraba detrás de la mirada, desdoblado de nuevo, sonriente, fuerte y vivo. ¡Qué pillos son los deseos!

No me quedó otra que sucumbir a él; me armé de valor y me atreví a robarte un beso. Me acerqué con la torpeza de las emociones habitualmente reprimidas y mis labios se posaron sobre tu mejilla. Se paró el tiempo o quizá me desmayé. Se nublaron los sentidos o quizá se liberaron, ni idea. Lo único que sé es que, desde entonces, cimbra mi corazón entre sístoles y diástoles de amor.

17/3/12

En tu ausencia

Escribo tu nombre en cualquier pedazo de papel y lo contemplo. Ipso facto, mis pensamientos atraviesan los barrotes de mi prisión y vuelan junto a ti, presurosos por estar contigo. Repaso una y otra vez las líneas que acabo de escribir y respiro hondo para controlar la conmoción profunda que se desata en mí. Me invade por todos los flancos de mi ser lo mucho que te amo. Cierro los ojos para retener el momento. Contigo me pasa esto: me invento historias que nunca han existido, el deseo es tal que siempre me descubro acariciando las letras de tu nombre. Es la única manera que tengo de hacerte el amor.

15/3/12

Sobran las palabras

Por mucho que junte infinitos, que nade en los mares de mis sentimientos. Por mucho que quiera guardarme los besos, hoy sólo quiero decirte: te quiero.

14/3/12

Entérate

Eres tú, la mujer que un día quise querer y que ahora quiero. Eres tú, la mujer que me llena los vacíos y la que me vacía todos mis llenos. Eres tú, “mi otro trocito de ser”, el sumatorio de todos mis anhelos. Eres tú, la mujer que lustra cada uno de mis actos y hace que mis palabras crezcan. Eres tú, la mujer que desvanece mis fríos cuando los miedos me acechan. Eres tú, la mujer que apoca los problemas y hurga mis costuras para buscar las penas. Eres tú, mi conversación, mi pensamiento y mis sueños; la mujer que hace que mi yo sea completo.

Oasis

En la aridez que me ha tocado vivir, intento sobrevivir. Vagaba sin rumbo fijo por el desierto de mi destino, sin quejarme, sin enfurecerme, sumisamente avanzando un paso más entre la gente, sin objetivo ni meta a los que llegar, y, como un espejismo, apareciste tu, delante de mí, con ese vivo mar en tu mirada que calmó el calor de mi piel y curó mis heridas pasadas. Callada me adentré en ti, me dejé hacer, solo miraba; ahora bebo con grandes sorbos de amor tus palabras.

13/3/12

Síndrome de Stendhal, seguro

Desde hace unos días tienes una luz especial que irradia toda tu belleza, belleza exterior e interior se juntan en la misma emisión. Me tienes maravillada. No puedo dejar de mirarte, y aunque intento hacerlo cuando no estás atenta, siempre me descubres deslumbrada por el bello fulgor que emanas, embobada con la mirada fija en ti. Me gusta contemplarte cuando friegas platos porque estás de espalda y tú no me ves. Te giras de golpe para decirme algo y descubres que estoy a años luz de ti, lo que no sabes es que me hallo dentro de ti, buscando la fuente de tu belleza. Me cuesta salir de la ensoñación. Desconoces, también, que me gusta aparecer de repente mientras tú estás ocupada y apoyarme en el quicio de la puerta, bajo ese dintel tan querido por mí, y mirarte a mis anchas entre respiraciones profundas y deseos controlados. Tú y solo tú das el brillo perfecto a mi vida.

Par

Somos dos. En mí, somos dos. No puedo evitarlo. Ni quiero. Solo sentirte en silencio. Pasa el día y contigo voy viviendo. Cierre los ojos o no, te siento. Me apetece  el secreto. Tengo el alma en reposo y en mi ser, tu misterio. Somos dos que habitamos el mismo te quiero.

12/3/12

Quiero...

Quiero regalarte una flor de palabras. De aroma a mensaje de amor y pétalos de verbos de acción. Tallo de sintaxis corporal y hojas de sintagma nominal. De raíces en tu corazón…

Quiero regalarte una flor de silencio. De aroma a soledad y pétalos de pensamientos. Tallo de introspección y hojas de recogimiento. De raíces en mi corazón…

Quiero regalarte una flor…

Viernes feliz

…seguro que existe alguien con un viernes tan feliz como el tuyo. Feliz y nervioso porque el tiempo se ha dilatado y se halla experimentando la teoría de Aquiles sobre la tortuga. Y ese alguien, también, se dilata deshaciéndose cuando contempla la dirección de una mirada y la obertura corporal de un deseo. Alguien de viernes feliz que tiembla entre los brazos de una inmerecida suerte. Ese alguien de viernes feliz que duerme de espaldas al careado mundo porque se halla colmado de viernes, precisamente; seguro que existe. Y ese alguien amanecerá sábado y al despuntar el alba ocular verá que esa felicidad es acumulativa y se le pegarán las sábanas de la tranquilidad, buscando el motivo de su existencia y de su temporalidad. Y ese alguien de sábado, ahora feliz, compartirá su soledad con las danzas de la espera; una espera rebosante de vida y de añoranza, de deseo y de pasión, de olores y colores.. Y ese alguien sonreirá al oír unos pasos, que se acercarán metálicos, toc-toc-toc, como los besos mandados a través de un móvil lejano y giratorio en unos dedos expertos de placer poliédrico. Seguro que existe. Y ese alguien de sábado feliz, definirá sus posiciones en la batalla, actuará como veterano estratega en la guerra y perderá su primer batallón al saborear unas palabras que le serán dichas desde el miedo que produce el cristal roto cuando deja los filos en la ventana de la vida. Y ese sábado feliz callará gritando: “Dale con el martillo” y brindará alzando el ambar prehistórico en busca de la piedra filosofal (esa que no sabe que se halla adherida a su zapato y le acompaña a cada paso hasta descansar a los pies de su lecho). Y de hecho, ese sábado feliz, que se sabe que existe, devolverá a la vida su energía marcándose unas risas locas de felicidad absoluta, envueltas en sábanas blancas de tranquilidad. Y seguro que para ese alguien de sábado feliz, existió, también un domingo feliz y un lunes feliz y puede que también triste. Sin lugar a dudas, existe ese alguien… Seguro que existe alguien que hoy mismo lleva dos colonias, la suya para no ser llamada sumisa y otra oculta debajo del reloj, porque siempre la temporalidad le pareció maravillosa y ahora ha decidido oler el tiempo con pasión.

Seguro que existe ese alguien, no lo dudes.

11/3/12

Sublime añoranza

Llevo dos días deseándote con todas mis fuerzas, bebiendo la imagen que de ti tengo archivada en mi alma y cerrando los ojos para no perder las sensaciones que tú me causas. Tu ausencia, esta vez, ha calado más hondo que nunca y llevo a flor de piel todo lo que me haces sentir. He lentificado mis gestos para colocar tu mirada entre ellos, he aminorado mis acciones recreándote a mi lado. Tumbadas en el sofá, las horas muertas y yo, hemos vivido una y otra vez el deseo de sentir tu piel sobre la mía, de robarte de imprevisto un beso, de acariciar tu piel, tu corazón y tu pelo, de perderme en tus ojos azules y de susurrarte al oído cuánto te quiero. Ni como, ni vivo, ni sueño, solo tengo ganas de ti, cuando no te tengo.

Compost humano

Hoy he amanecido podrida, ni tiempo de embalsamar mis recuerdos he tenido. Durante la noche, se han ido corrompiendo cada uno de mis átomos para dejar la existencia y mis ilusiones se han deteriorado hasta convertirse en un líquido rojo negruzco y pringoso. Mis pensamientos han adquirido el olor característico de la descomposición de la materia gris mientras fermenta el alma por la química del propio proceso. Nunca había pensado que mi vida, acabaría en un pudridero, estropeada y alterada, llena de hongos y bacterias fagocitando lo que fue mi esencia.

10/3/12

Quijotadas

La vida no es más que un cúmulo de experiencias, doy fe. Cuantas más experiencias tienes más has vivido. Pero, creo, que a veces prefiero vivir menos y no pasar por según qué trances.

Hallábame yo muy tranquila esta mañana cuando me he levantado sin saber qué me iba a deparar el inminente futuro. Tenía todo preparado para desayunar, ducharme, arreglarme e ir al hospital donde debían hacerme una sencilla prueba de cuyo nombre no puedo acordarme. Y allá que me he ido. Me ha recibido un joven hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco (aunque no le he visto el rocín por ninguna parte, pero seguro que era flaco con los tiempos que corren). El galgo corredor, mejor ni lo mento. Y dirigiéndose a mí me ha dicho: Señora (vamos, empezamos mal) Dintel, pase al vestuario y quítese todo lo que lleve metálico. Suerte que una es precavida y ya había dejado todas las prótesis y tuercas en casa. Si lleva sujetador también (este tío me está vacilando, ¿no ve la repisa, el alero, la cornisa, el saliente, las cachotetasquetraigopuestas? ¡Cómo no voy a llevar sujetador! Llevo sujetador, amarres, remaches y hasta contrafuertes, además de un dispositivo debajo de cada una que las sustenta sobre unas férreas columnillas hasta el suelo en cuyos extremos hay unas ruedecitas que nos (no es plural mayestático, no, es que en este caso somos tres) ayudan en los desplazamientos, como si de piedras piramidales se tratasen). La ropa se la puede dejar puesta. Ahora vengo a por usted. Y me cierra la puerta del vestuario. Con la rapidez que me caracteriza me saco la chaqueta, me desabrocho la camisa, me la quito, me ayudo con las dos manos a liberar los corchetes del sujetador y con cuidado lo desempotro  o lo desincrusto (no sé qué término es más exacto) de entre el michelín y la soteta. Me vuelvo a poner la camisa y en ello andaba cuando el joven hidalgo ha abierto la puerta del vestuario preguntando: ¿ya está? (perdón, me he perdido, ¿no debía preguntarlo con la puerta cerrada? ¿Y si no estoy? ¿Tienen un baremo calculado de cuánto tarda la gente en quitarse el sujetador y volverse a poner la camisa?  Hoy porque lo tenía poco incrustado, pues hacía menos de una hora me lo acababa de poner, que si no, me pilla en el forcejeo y menuda imagen se le queda clavada en la retina para siempre al pobre hombre).
Así, que me ha llevado a la sala donde estaba la máquina y con voz muy amable ha explicado a “la señora”, cómo debía colocarse en el tubo a la vez que me ayudaba a hacerlo. La postura era talqueasín: 

Póngase estirada boca abajo, el brazo extendido dentro de esta cápsula y ahora se lo voy a sujetar para que no lo mueva. Así que ha empezado a poner almohadillas y cojincillos hasta que no lo podía mover y ha cerrado la tapa de la capsula. Como lo tenía que tener estirado del todo, mi cara chocaba contra el vértice de la cápsula, así que me ha hecho estirar el otro brazo paralelo  al encapsulado y me ha ladeado la cabeza para que la apoyara sobre él.  Señora, apoye la barriga (¡qué coño barriga! ¿Que no ve que me queda separada casi treinta y cinco centímetros de tierra si no cuento la altura del pezón?) Y ya me lo veía yo, subiéndose en mi culo para que la barriga bajara y poderme cerrar las sujeciones para no moverme. Me ha puesto unos auriculares porque era una prueba sónica y me ha colocado en la mano una pera para que la apretara si no aguantaba dentro del tubo (¿tubo, qué tubo?). Estará de veinte minutos a media hora. Y diciendo esto se ha ido. El aparato ha empezado a moverse, me ha introducido dentro del tubo y han empezado los pitidos. El tiempo parecía que no pasaba. De vez en cuando como si de Dios se tratase se oía una voz por megafonía: ¿está bien, señora? Y a duras penas podía contestar que sí. Con la sien apretada contra el vértice capsuliano, el brazo derecho  totalmente estirado, el bicep izquierdo contracturándose por minutos, la oreja pegada a este, picando del roce con la camisa. Las vértebras lumbares dobladas al revés, el cóxis, mejor no hablar del cóxis, “coxiacaso”, iban pasando los minutos como si fueran años. Pero en esta vida todo acaba un momento u otro, así que de pronto se empieza a mover de nuevo la máquina para afuera del tubo, el joven hidalgo me ha soltado las correas y me ha liberado el brazo. Ya se puede levantar (eso me gustaría pero el entumecimiento llega a tal punto que no soy capaz de hacerlo estando boca abajo). Intento moverme y no puedo, tengo un tirón en todos los músculos del cuerpo. Al final, me ayuda a incorporarme entre mis huys y mis ays. Mi cuerpo está totalmente descompuesto; me duelen músculos y las zonas que no sabía que existían, me siento totalmente en tensión y un ligero tembleque empieza a aparecer en manos y piernas, y lo peor de todo: mis pezones sobresalen por los omoplatos, ¡cómo ha podido tenerme media hora boca abajo este despiadado hidalgo! Mi cuerpo no está hecho para vejeces.

9/3/12

Ladrona de guante blanco manchado de tinta azul

Robo sentimientos. No sé si debiera darme vergüenza admitirlo o hacerlo, pero ninguna de las dos cosas me la da. Soy feliz con este trabajo y con esa doble vida que llevo. A primera vista, parezco inofensiva, más bien un poco inútil para este mundo social lleno de amistades y amores. Paso por la vida, sin pena ni gloria, viviendo las emociones que me da mi trabajo remunerado, que no sé si son muchas o pocas, pero son las que tengo. Pero en realidad, soy como una fiera en su hábitat perfecto, lleno de personas a quien sustraer parte de su vida, de sus pensamientos, de sus sentimientos. Me acerco sigilosamente a observar a mi presa. La vigilo y la sigo durante muchos días, me siento a su lado a oír, a ver y a escuchar. Como buena depredadora siempre ando al acecho de lágrimas derramadas, alegrías de alma y corazones que encuentran otros corazones donde reflejarse. Y robo, y robo, y robo; robo sus historias, sus lamentos, lo que piensan, lo que sienten, lo que saben y lo que no saben; convierto todo mi botín en palabras, en frases, en textos. Escribo, leo,  guardo. Guardo mi tesoro compuesto por  cada una de estas joyitas que sustraigo sin que se den cuenta, aquí, bajo el dintel de esta desvencijada puerta de bisagras oxidadas, cerrada con doble vuelta de llave.

Pero, cariño, y ahora te hablo a ti directamente, desde que te robé el primer sentimiento me quedé prendada de ti. Y ese sentimiento robado se ha atrincherado dentro de mi ser. Mi doble vida ya no me interesa nada. Ahora, lo que te robo, porque no he dejado de hacerlo, lo guardo para mí en la mejor caja fuerte que existe: mi corazón.

8/3/12

Sin necesidad de titular

Resquebrajaste lunas mientras las olas mantenían el tempo de tu añoranza, mientras tus pies se hundían en la mojada arena de la orilla sin atreverse a emprender el camino hacia mí. Dejabas que las olas mimaran tus tobillos y entornabas los ojos para recuperar mi imagen, cada vez más diluida en el tiempo y absolutamente en el espacio. A veces, te sentabas en las rocas y respirabas hondo, profundamente, buscando que el mismo aire acariciara tu alma herida de silencioso amor. Y mirabas hacia el infinito como si intuyeras que yo estaba allí, viviendo en la inopia de la costumbre. En ese instante, la ola revoltosa, atenta a tu persona, rompía con más fuerza para salpicarte con sus gotas saladas y confundirse entre tus lágrimas. Lágrimas sosegadas que humedecían todos los azules y se perdían en tu sonrisa, que emulaba el quedo deseo de vivir un sueño. ¡Tantas veces tu mano ha acariciado la tibia arena de la tarde y la soledad! Por la noche, tumbada en la intimidad de la cama, cuántas veces no habrás recreado esa misma escena mientras que la luna, empática, se resquebrajaba por cada gota de amor que no me has dado…

7/3/12

Adivinanza

He guardado en un bolsillo lo que aún no sé si de verdad es mío. Pero intentaré que siempre esté ahí, a mano, tu mano.

6/3/12

Confesión de una yeday

Diosa de las emociones, de las sensaciones y de los sentimientos, me arrodillo ante ti, como antes lo hicieran muchas, implorando por mi corazón. Solo te pido que su nombre quede grabado en mi alma de forma perpetua, a fuego, y que su amor atavíe mi ternura y me saque de la locura en la que estoy cayendo. Domina el deseo que ahora me domina a mí y si por pedir no queda, que la fuerza me acompañe.

Solo entiendo de infinitos

Te busqué en la vida y no estabas. Te busqué en lo efímero del sueño. Te busqué en los rincones de mi boca y en el palpitar de mis caricias. Y buscando y buscando, caminé hacia donde todo tiende. Ahí dónde el número se hace luz y el deseo se encuentra contigo.

5/3/12

La ducha

Necesitaba no perder tu caricia, la sensación de tu piel contra la mía, que tu olor pintara mi cuerpo, que el deseo latiera en mis infiernos.  Necesitaba abandonarme en tus brazos, que apresaras mi boca en tu boca, notar el sabor de tus besos y latir al compas de tu aliento. Necesitaba que me hicieras tuya, que me excitaras hasta la locura, perderme la noche en tu sexo y mirarte a los ojos en silencio, desde dentro.

Tanto lo necesitaba que bajo la ducha dejé que el agua fuera tu mano, la conduje por lugares prohibidos que solo para ti guardo. Y mientras caía ligera y caliente por la nuca, me ayudaba yo con mi mano, disfrutando, poco a poco, de ti en tu ausencia, con los ojos cerrados y los labios apretados, deseando ese beso, que todavía, ahora, no me has entregado.

Daga

Nunca supe quien había detrás de mis palabras, escondite perfecto entre la voz y el silencio, donde guardar las miserias que el mundo ha tenido a bien otorgarme. Recuerdo que una vez luché por alguien y como perro apaleado lamí mis heridas en la cuneta de cualquier camino, durante muchas noches, durante muchos días. El dolor protege de todo, diluye los deseos y los convierte en una masa de costumbre que te acompaña en cada acto, no quiero ni pensar que eso es a lo que llaman vivir. Sentada junto a una vela pacto con la noche; las sombras huyen de los cuerpos cuando suena el crudo pensamiento. No soy nadie, no soy nada, un cúmulo de toscos fantasmas huraños por recordar que nunca he sido amada. Y en húmeda pared de la noche, la sombra enflaquecida de mi autoestima tiembla extenuada bajo la luz de tu vela hasta que la muerte me venga a buscar al alba. Me encontrará sangrando, despierta, con tu nombre clavado en el alma.

4/3/12