En la aridez que me ha tocado vivir, intento sobrevivir. Vagaba sin rumbo fijo por el desierto de mi destino, sin quejarme, sin enfurecerme, sumisamente avanzando un paso más entre la gente, sin objetivo ni meta a los que llegar, y, como un espejismo, apareciste tu, delante de mí, con ese vivo mar en tu mirada que calmó el calor de mi piel y curó mis heridas pasadas. Callada me adentré en ti, me dejé hacer, solo miraba; ahora bebo con grandes sorbos de amor tus palabras.
1 comentario:
Bonito!
:)
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