El viento que pasa por mi lado y me avanza de forma
irrefrenable transmite un tierno hálito de cariño mientras susurra tu nombre
entre las hojas de los árboles. Desde que llenas mi vida, del abrumador
discurso del silencio no conozco ni una sílaba. La noche hurga en mi interior
con su acerada daga hasta dejar al descubierto la médula de mis deseos y se
encarga de transmitirlos a cada uno de los astros que destellan tus ojos.
Mientras que los manjares terrenales se han quedado en nada yo me siento
totalmente alimentada con tu idiosincrasia. A tu lado, nunca he experimentado
ni un segundo de ansiedad, ni miedo por exponerme a contingencias imprevistas,
eres paz, eres cariño, eres vida. Ya no me aterroriza la necesidad de tener que
explicarme a mí misma, pues tu mano a través de la mía templa mi corazón.
Contigo se acabó morir cada vez un poco por aquello de pasar de una soledad a
otra para sentirme viva. Haces aflorar mis facultades latentes y entre ellas
está la de amarte con la sosegada locura que te mereces. Ya no me es placentero
ir a la deriva, si no esforzarme para que puedas estar orgullosa de mí. Desde
que llegaste, has cambiado mi vida, ahora me hallo profusamente envuelta en tu
amor.
1 comentario:
Me encanta como escribes.
Besos
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