Derrumbe de antiguas murallas que abren caminos hacia la luz.
Palabras que salen de mi boca y acarician tu piel, con el deseo ardiente de que
algún día sean mis manos carcomidas por los restos de muchos naufragios las que
te puedan tocar. Me alimento de ese deseo y lo expiro en hálito de vida, bajo
las letras que forman tu nombre. Abro mi cuerpo a la noche para que me absuelva
de todo pecado y me de fuerzas para soportar la vida con el corazón en primera
línea.
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