31/8/08

Las Trece Rosas Rojas

Ayer, tarde noche, vi la película de Las Trece Rosas. La tenía pendiente desde su estreno, más que nada porque es uno de los temas que me apasionan, principios de siglo XX. Tengo tres o cuatro temas de los que no me suelo perder ninguna película e intento leer todos los libros que caen en mis manos; uno es el tiempo, viajes a través de él, juegos con espacios temporales, mundos paralelos (es por esto que me gusta tanto la serie de Lost), en general, la ciencia ficción; otro tema es cualquiera que pueda ser explicado en un musical, me apasionan los musicales, bien hechos, por supuesto y más si los veo en teatro; y uno de los temas sobre el que me encanta leer novelas es el de aquellas historias que se desarrollan a final del sigo XIX y principios del XX. Ah, y las biografías, si son interesantes y bien escritas y documentadas me encanta leerlas.

Pues a lo que iba, ayer vi la película, que me gustó bastante y con la que en ciertos momentos no pude evitar llorar (cosas mías) y enseguida corrí a Internet a intentarme informar de alguna de las dudas que me habían quedado. La verdad es que se encuentra información. Recordé, entonces, que tenía el libro de Fontseca y lo cogí de las estanterías, aquellas que reservo para libros que aún no he leído, y empecé a picotearlo. Lo abrí por cualquier página y leí una decena de ellas. Luego decidí ver las pocas fotos que contiene. Más tarde, abrí hacia el final y leí algunas de las cartas de las reclusas florales. Fui hacia el principio y picoteé y picoteé. Más tarde aterricé en la lectura del periodo de la cárcel. Ahora, me he levantado temprano y vuelta a lo mismo. No se puede decir que lo haya leído, pero con todo lo picoteado, que ha sido bastante, puedo decir que la película es bastante fidedigna a la información aportada por el libro, ambos de estructura lineal.

La película, en ciertos momentos me hizo recordar el libro de Dulce Chacón, La Voz Dormida, cosa que el libro no ha hecho.

30/8/08

Dependencia

Nunca mis pensamientos fueron tan promiscuos como cuando tú te retiraste de mi vida. Entré en un exacerbado paroxismo, ya que tu mano se retiró de mi alma. En cada una de mis insómnicas noches, busco por las calles tu proteica mirada, es el soma que alimenta mi deseo de vivir. No sé en que extraña divinidad antropomórfica te he convertido. Si pienso que fuiste dueña absoluta de mi destino y con un obstinante caciquismo jugaste con mis sentimientos hasta que el tedio te pudo, para acabar abandonándome, desespero. También me lleva a la desesperación tener que disfrazar mi dolor con la coloración lírica que dan las palabras, a la vez que sobrevivo de la introspección minuciosa de secretos no confesados, creados a posteriori de tu marcha. Rodando por mi proclive vida, valgan mis palabras como apócrifo testamento, ya que el dilatado silencio al que me sometes es mi propia muerte. Envanecida porque un día me sentí amada por ti, hoy, decido morir mancillada de oprobio.

29/8/08

Cuatro amigos

Uno de esos libros recomendados por mi librero. Primero me ofreció Saber perder a la vez que me preguntaba: “¿Has leído algo de David Trueba?”. “Por ahora no”, fue mi respuesta y retiró el libro que me ofrecía, se perdió entre estanterías y me dijo, “empieza con este”.

Realmente ha sido toda una experiencia leerlo. De ritmo rápido, divertido y tratando temas más profundos de lo que parece a simple vista, te levanta del suelo en la primera página (“Yo a mis amigos no les cuento mis penas, que los divierta su puta madre”) para no volverte a él hasta la última ("Fracasa cuanto antes porque así tendrás tiempo en la vida para reponerte").

Narrado en primera persona, por el protagonista de la historia, en época actual. En la reseña de atrás habla que los cuatro amigos son veinteañeros. Curiosamente, la imagen que creaba de los personajes era la de treinta y pocos, supongo que debido a experiencia personal (estas cosas siempre me sorprenden un poco).

Por supuesto, a la que cobre, correré a buscar Saber perder.

27/8/08

Evolución (Especial para La+)

Lo recibí por e-mail, hace mucho tiempo.

En vista de la evolución del castellano en los últimos años, debido a las aportaciones realizadas por los jóvenes, la Real Academia de la Lengua dará a conocer, la reforma modelo 2004 de la ortografía española, que tiene como objetivo unificar el español como lengua universal de los hispanohablantes.

Será una enmienda paulatina, que entrará en vigor poco a poco, para evitar confusiones.

La reforma hará más simple el castellano, pondrá fin a los problemas de otros países y hará que nos entendamos de manera universal quienes hablamos esta noble lengua.

La reforma se introducirá en las siguientes etapas anuales:

Supresión de las diferencias entre c, q y k. Komo despegue del plan, todo sonido parecido al de la k será asumido por esta letra. En adelante pues, se eskribirá: kasa, keso, Kijote...

Se simplifikará el sonido de la c y z para igualarnos a nuestros hermanos hispanoamericanos ke convierten todas estas letras en un úniko fonema “s” Kon lo kual sobrarán la c y la z: "El sapato de Sesilia es asul".

Desapareserá la doble c y será reemplasada por la x: "Tuve un axidente en la Avenida Oxidental".
Grasias a esta modifikasión, los españoles no tendrán desventajas ortográfikas frente a otros pueblos, por su estraña pronunsiasión de siertas letras.

Asimismo, se funden la b kon la v; ya ke no existe diferensia alguna entre el sonido de la b y la v. Por lo kual, a partir del segundo año, desapareserá la v. Y beremos kómo bastará kon la b para ke bibamos felises y kontentos.

Pasa lo mismo kon la ll y la y. Todo se eskribirá kon y: "Yébeme de paseo a Sebiya, señor Biyar".
Esta integrasión probokará agradesimiento general de kienes hablan kasteyano, desde Balensia hasta Bolibia.

La h, kuya presensia es fantasma, kedará suprimida por kompleto: Así, ablaremos de abas o alkool. No tendremos ke pensar kómo se eskribe sanaoria y se akabarán esas komplikadas y umiyantes distinsiones entre "echo" y "hecho". Ya no abrá ke desperdisiar más oras de estudio en semejante kuestión ke nos tenía artos.

A partir del terser año de esta implantasión, y para mayor konsistensia, todo sonido de erre se eskribirá kon doble r: "Rroberto me rregaló una rradio".

Para ebitar otros problemas ortográfikos, se fusionan la g y la j, para ke así, jitano se eskriba komo jirafa y jeranio komo jefe. Aora todo ba kon j: "El jeneral jestionó la jerensia".
No ay duda de ke esta sensiya modifikasión ará ke ablemos y eskribamos todos kon más rregularidad y más rrápido rritmo.

Orrible kalamidad del kasteyano, en jeneral, son las tildes o asentos. Esta sankadiya kotidiana jenerará una axión desisiba en la rreforma; aremos komo el inglés, ke a triunfado universalmente sin tildes. Kedaran ellas kanseladas desde el kuarto año, y abran de ser el sentido komun y la intelijensia kayejera los ke digan a ke se rrefiere kada bokablo. Berbigrasia:
"Komo komo komo komo!"

Las konsonantes st, ps o pt juntas kedaran komo simples t o s, kon el fin de aprosimarnos lo masimo posible a la pronunsiasion iberoamerikana. Kon el kambio anterior diremos ke etas propuetas okasionales etan detinadas a mejorar ete etado konfuso de la lengua.

Tambien seran proibidas siertas konsonantes finales ke inkomodan y poko ayudan al siudadano.
Asi, se dira: "¿ke ora es en tu relo?", "As un ueko en la pare" y "La mita de los aorros son de agusti".
Entre eyas, se suprimiran las eses de los plurales, de manera ke diremos "la mujere" o "lo ombre".

Despues yegara la eliminasion de la d del partisipio pasao y kanselasion de lo artikulo. El uso a impueto ke no se diga ya "bailado" sino "bailao", no "erbido" sino "erbio" y no "benido" sino "benio".

Kabibajo asetaremo eta kotumbre bulgar, ya ke el pueblo yano manda, al fin y al kabo. Dede el kinto año kedaran suprimia esa d interbokalika ke la jente no pronunsia.
Adema y konsiderando ke el latin no tenia artikulo y nosotro no debemo imbentar kosa ke nuetro padre latin rrechasaba, kateyano karesera de artikulo.

Sera poko enrredao en prinsipio y ablaremo komo fubolita yugolabo, pero depue todo etranjero beran ke tarea de aprender nuebo idioma resultan ma fasile. Profesore terminaran benerando akademiko ke an desidio aser rreforma klabe para ke sere umano ke bibimo en nasione ispanoablante gosemo berdaderamente del idioma de “Serbante y Kebedo.”

Eso si:
Nunka asetaremo ke potensia etranjera token kabeyo de letra eñe. Eñe rrepresenta balore ma elebado de tradision ispanika y primero kaeremo mueto ante ke asetar bejasione a simbolo ke a sio korason bibifikante de istoria kastisa epañola unibersa.

28/08/08 Me informan de que el texto es de Arturo Pérez Reverte y que lo publicó en el suplemento de El Semanal.

26/8/08

Andrea

Esa mujer es todo un poema: de una fealdad cósmica, con el carmín extenuado siempre en los labios, de cuerpo desencajado, con la ropa que perchea desde sus hombros, con un caminar de cangrejo ermitaño y tropezando a cada dos pasos y totalmente caída en la insensatez.

Aúlla de amor cuando la destrozan y con atroz caligrafía escribe versos incomprensibles que clarifican al mundo que, para su corazón, no existen domingos. Horada la herida que le crea el abandono para que rezume su sentido dolor y caminando frío arriba en su vida, repite el nombre de su amada, muchas veces, hasta que queda bien gastado, vacío de sentido. Por dentro se siente desgajada.

Poco a poco su estrofa languidece.

Cuando la veo, sentada ante mí, en ese viejo café de ventanales mal lavados, llorando a su nuevo desamor y evocando los días radiantes de plenitud, algo central en mí resulta lastimado, no por el hecho, si no por la repetición de este. No hay palabras que la calmen. La miro conmovida porque sé que sólo sabe urdir sus espejismos y en breve, otro gran y efímero amor ocupará durante unos días su roto corazón. Y, en un tiempo, volveremos a estar las dos sentadas en este cómplice café, ella sollozando desamor y yo buscándole silencios que la alivien.

Los girasoles ciegos

Ayer vi que anunciaban la película en la tele. Que la iban a estrenar este viernes, si no me equivoco. Iré a verla, sin duda. Aunque creo que será difícil que supere lo que llegué a disfrutar con el libro.

Cayó en mis manos el verano pasado, no, el otro, y lo devoré en una noche. Creo recordar que son 4 cuentos cortos de los cuales vas adquiriendo la información necesaria para entender la historia que cuentan juntos.

La reseña de detrás del libro empieza: “Este libro es el regreso a las historias reales de la posguerra que contaron en voz baja narradores que no querían contar cuentos sino hablar de sus amigos, de sus familiares desaparecidos, de ausencias irreparables.” Creo que tras esto, poco me queda más que añadir. Bueno, sí, el texto se disfruta mucho, tanto por lo qué cuenta como por cómo lo cuenta.

25/8/08

Retazo

Nunca me había dicho que me quería, pero me daba igual porque notaba su cariño en cada gesto. “¡Qué importan esas dos palabras!”, me decía a mí misma continuamente.

Ya dormíamos. Nos había ganado el sueño por la tarde, después de hacer el amor, mecidas por el calor de los rayos de sol que entraban por la ventada y el calor del tierno lenguaje de nuestros cuerpos. A eso de las diez, mi estómago se quejó y, perezosa pero obediente, me levanté a darle algo que comer. Ella seguía durmiendo. Había refrescado y empezaba a llover, así que cerré los porticones y la puerta del balcón. La miré mientras me ponía las zapatillas, estaba durmiendo encogida, casi en posición fetal. Cuidadosamente, cogí la sábana arrugada a sus pies y la extendí sobre ella, luego hice lo mismo con la colcha. “Mmmm”, dijo cogiendo el embozo y subiéndoselo hasta el cuello. “Te quiero” le susurré. “Yo, también”, dijo entre sueños, mientras me ofrecía sus labios para que la besara.

22/8/08

Te amo

Te he dicho tantas veces que te amo, que, anoche, antes de dormirnos, desnudas las dos en la cama, pegadas una a la otra, tras dejar que nuestros cuerpos hablaran de amor, al volvértelo a decir, no has prestado atención a ello. Y no me duele el hecho, sino todo lo contrario, porque sé que si un día dejo de decírtelo notarás el silencio.

21/8/08

Robado del moleskine de la Mosca

19/8/08

Dintel se halla algo deprimida. Los humanos son así, pierden el tiempo en esas cosas y es algo que no entiendo por más que los observo. La vida es corta (qué nos lo digan a las moscas) para perderla en sentimientos laberínticos. He intentado animarla, pero ya se sabe: “no está hecho el caviar para los cerdos”; no ha entendido lo que le he dicho y se ha deprimido más.

Mientras estaba mirando los correos, se me han ocurrido algunos matices sobre lo que hemos hablado.

Matices

Nadie puede tomar una decisión por nadie, aunque a veces pueda parecer lo contrario, ya que si están en plenas facultades mentales, la última decisión de acción la tiene, cada uno, en sus manos. Por otro lado, la culpabilidad es algo con lo que han crecido los humanos. Hay quien se atreve a afirmar, lo he leído por alguna parte, que es uno de los grandes legados de la Iglesia. La verdad, es que mis conocimientos, sobre este tema, aún son algo limitados y lo único que puedo afirmar con seguridad es que, por lo que he visto, para cada ser humano viene preparada una cajita de culpabilidad para disponer de ella a lo largo de su vida, y que, mientras esta no impida vivir, pienso que es necesaria para poder desarrollar parte de su coherencia. Bien es cierto que de las equivocaciones aprenden y que el aprendizaje es camino y por qué no, forma parte de la propia esencia de vida, pero con ello se pone en juego toda una serie de circunstancias y condicionamientos, que en conjunto, hacen que “evolucionen” personalmente. Entre ellos, la culpabilidad. Sólo añadir, que esta nunca debe llegar a la obsesión ni al bloqueo porque entonces sí que estarían mermando su propia existencia.

Me cuesta bastante entender por qué se tienen que sentir culpables. Supongo que es debido a que las moscas no nos equivocamos. Nuestro aprendizaje parte de nuestra genética y de nuestra observación.

En cuanto tenga ocasión le diré todo esto que se me acaba de ocurrir. Está tirada en el sofá con cara de pocos amigos. ¡Qué inestables son los humanos!

Si esto acaba

Si esto acaba, el eco de las caricias serán mi propia nana; despertaré descansada porque, en mis sueños, seguirás junto a mí con las manos duplicadas. Y sé que existe esa opción, válida, de la vida en soledad, pero, quién la quiere, si un día me sentí por ti amada.

Si esto acaba, un día, miraré atrás, donde alcance la mirada interior y, lejos, casi en el horizonte que forma mi alma con mi historia, veré nuestras dos sombras y de ahí podré volver a nacer. Hay sombras que poseen mucha luz, porque el amor y el deseo o quien sabe qué inescrutable designio la concentró en nosotras.

Si esto acaba, me esposaré a tu recuerdo y recordaré mi risa cuando pensaba que nunca iba a caer en esa presunta prisión, tu ausencia.

19/8/08

Errar es humano

Esta vez ha sido al revés. Estaba ella tan tranquila, en el sofá del comedor, viendo un capítulo de House cuando me he levantado de delante del ordenador como si mi butaca quemara y me he puesto a pasear por el pasillo. Sentía la intranquilidad dentro de mí. Al principio, ella ha seguido con la vista clavada en la tele, succionando una coca-cola con su trompetilla mientras sujetaba el vaso con cuatro de sus patas.

Cuando ya iba por el cuarto paseillo de pasillo, ha volado hasta la mesa, ha depositado el vaso y se ha plantado aleteando delante de mí, impidiendo que tras girarme volviera sobre mis pasos.

− ¿A qué viene tanto pasillear? −me pregunta algo molesta mientras zumba demasiado pegada a mi nariz sin que pueda evitar ponerme bizca−. ¿Acaso te molesto cuando tú estás viendo la tele?

He cogido todo el aire que he sido capaz. Mi idea era pegarle un buen soplido, pero al final he decidido, acopiando una paciencia desconocida, contenerlo en mis pulmones. No hay día que, mientras estoy viendo un programa, no se pose en mi hombro y empiece con sus impertinentes preguntas o sus dípteras teorías sobre el género humano.

−Deja de jugar al pez globo y dime qué te pasa. Anda, las amigas estamos para esto.

Me ha cogido de la camiseta y ha tirado de mí hasta el sofá obligándome con su aleteo a sentarme. Ella ha hecho lo propio en el borde del vaso de coca-cola cruzando una de sus patas traseras sobre la otra mientras que con las dos siguientes se aguantaba la rodilla y las dos restantes las ponía en jarras a la expectativa.

−Anda, cuéntame qué te está pasando.

−Estoy harta −he explotado−, harta de que las cosas me salgan mal, de tomar decisiones erróneas.

No ha dicho nada. La he visto buscar en su pequeño cerebro una réplica a mi explosión. Mientras esperaba yo el siguiente asalto preparada para plantar batalla, no iba a dejar que me tocara ni un ápice de mi destrozada autoestima. Era consciente de que quería hacerle pagar mi mal humor. Pero ella, pensativa, no abría la boca. Me observaba mientras con suave cadencia se iba peinando las dos antenas hacia atrás.

−¡Venga, estoy esperando tus envenenadas palabras! Eso de que el hombre es el único animal que tropieza dos veces... Anda, suéltate de una vez.

La Mosca Estremecida ha volado hasta mi pantalón y se ha posado humildemente sobre mi rodilla. Mientras me acariciaba con varias de sus patas me ha dicho con su voz más dulce:

−Tienes razón. No estás pasando una buena época. La mayoría de las decisiones que tomas son equivocadas. Pero ya se sabe: errar es humano.

Esta vez sí que me ha desmontado. Cuando más necesitaba levantar mi energía con una de sus discusiones, va y me da la razón, hundiéndome en mi propio lodo.

−Cuando una persona toma una decisión −continua con ese tonillo maternal que tanto odio−, se supone que es porque antes ha considerado los pros y los contras y con ello consigue el objetivo propuesto (si no, huelga del todo la toma de dicha decisión). Gracias al ensayo y error, las personas podéis adelantar y predecir algunos eventos como consecuencia de vuestras acciones, llegando al punto de intuir si habéis hecho lo correcto o no. Vengo a decir que sí que importa, y mucho, que vuestras decisiones sean lo más correctas posibles ya que la equivocación conlleva a una erosión visible o no visible de vuestra frágil autoestima. Como puedes comprobar en ti misma.

−Errar es de sabios porque te ayuda a aprender.

−Comparto contigo la idea del “aprendizaje”, motor del ser humano en esta vida, pero pienso que si no se pone en práctica de nada sirve poseer la teoría. Pasarse la vida aprendiendo de nuestros errores sin disfrutar de un acierto es como decir que el conocimiento cae en saco vacío. Por lo que sí que importa que vuestras decisiones sean lo más correctas posibles, por vosotras mismas. Y para muestra un botón.

Acabado su discurso me ha dado dos golpecitos en la rodilla y mientras levantaba el vuelo hacia el ordenador me ha dicho.

−Voy a ver mis correos.

Me he quedado en el sofá nadando braza en mi propio lodo procurando no tener un corte de digestión por toda la lógica que la Mosca Estremecida me había hecho engullir.

La tristeza adelgaza

No nos fijamos porque nos parece que sólo es cosa de sentimientos, pero la tristeza adelgaza. Y no lo digo como hipótesis, lo afirmo como verdad absoluta.

Antes que nada, quiero dejar bien claro que la enfermedad puede afectar con diferentes intensidades y esto no es parte de mi tesis, ya que están clasificadas desde hace tiempo por la OMS (Organización Mundial del Sentimiento).

En mi exposición, voy a referirme, exclusivamente, a dos tipos de tristeza:

a.- La que va apareciendo poco a poco, sin que el paciente se dé cuenta y aumentando progresivamente su intensidad hasta llegar al 9 de la escala de Resiste.

b.- La que viene causada por un estímulo de pérdida o de conflicto y que en pocas horas alcanza el mismo valor que la anterior.

No voy a referirme a la tristeza común ya que considero que es esa dosis que toda persona lleva pegada a su piel y que le sirve de recurso de supervivencia. (1)

Cuando la Tristeza, voy a nombrarla con mayúscula ya que me estoy refiriendo a la de magnitud 9, se instala en nuestro interior, empieza a deteriorar el corazón a la vez que la mente y corrompe la mayoría de nuestros pensamientos con toxinas de apatía. Deshincha el orgullo y hace disminuir el volumen de satisfacción y pierde peso la mayoría de nuestros actos. Todo esto, unido a una deshidratación de la carcajada que pasa a ser una leve sonrisa impulsada por el compromiso social, hace que la masa de vida pierda volumen y peso. La Tristeza, entonces, pasa a atacar a la parte social de la persona y esta empieza a sufrir distorsiones que pueden acabar en una anorexia de amistades. La ropa del personaje que nos ponemos cada día para afrontar la vida, empieza a quedarnos cada vez más holgada y es necesario disminuir progresivamente de talla; se puede llegar inclusive a la desnudez total, pero estos son casos graves de raquitismo del alma.

Para llegar a exponer estos datos, hice la experimentación conmigo misma a falta de Conejillo de Indias. Aproveché un estímulo, lo suficientemente fuerte, para que mi existencia pasara a ser dominada por la Tristeza; observé qué efectos se iban produciendo en mí y fui tomando nota de cualquier cambio por pequeño que fuera; analicé todos los datos obtenidos y aquí estoy, presentando mis conclusiones y afirmando, sin miedo a equivocarme, que la Tristeza Adelgaza.


(1)Para cualquier duda o rectificación (la ciencia avanza) comuníquese conmigo:
dintel, departamento de Sentimentología Aplicada, Universidad de la Vida.

18/8/08

No te llamaré

Debo ahuyentar las tentaciones de llamarte. Si llegara a realizar la llamada sólo conseguiría aumentar la visión carmencéntrica que tienes del mundo y ya tienes bastante el ego a flor de piel, para que, encima, te lo soliviante. Qué hilarante enjundia la tuya que permitiste que mis sueños murieran en su nacimiento. En un futuro yo misma compondré chascarrillos sobre mi persona, para que tú puedas seguir aliñando tus conversaciones y luciéndote en sociedad. Mi humor ácido actuará sobre mí como si de vitriolo se tratase y no te quedará otra que mandar llamar a las turiferarias de tus amigas para matar el olor de mi propia podredumbre, mi palabra, que por más que lucha en tu contra, muere con cada sonido del que brota, bajo el peso de tu mixtificadora personalidad.
No, no voy a llamarte, quiero permanecer lejos de tu raquitismo emocional, sólo así, conseguiré curar las heridas de tus besos, venenosa mordedura la tuya.

14/8/08

Sin poder dormir

Noche. Me he visto asediada indefectiblemente por la pesadilla. Me acosté con recelo por enésima vez. Intenté desperdigar por la cama el ansia a quedarme dormida. Sugerí a Morpheo que me cogiera en brazos sin más demora, pero en estas ocasiones es hábil eludiendo la insinuación. Cuando dormito en la linde del inconsciente, los fantasmas me recriminan mi tranquilidad y despierto sobresaltada de nuevo lanzando imprecaciones al insomnio. Me levanto con la cabeza gacha cada mañana destilando una calcárea tristeza que se irá erosionando con el rocío para formar ríos de esperanza difunta y diversas grutas de soledad.

12/8/08

Está enferma mi niña

Está enferma mi niña. Acaricio sin premura cada hueco de cordura que deja su amor en mi aliento, sus sonidos, que son viento, si describo lo que siento a través de mi escritura. Tiembla el papel bajo la palabra porque mezo mi verso en el alba y plasmo con pluma alada, el calor de su mirada, y en mi locura rezo para concluir mi jornada.

Está enferma mi niña. Si la emoción lo solicita, del territorio del recuerdo vuelve nuestro primer encuentro, como impulso, entra adentro, hasta el centro que es dónde se necesita. El recuerdo se amontona y a mis labios vuelve el beso, que en un suspiro poseso fue robado, después preso, a su custodia persona.

Está enferma mi niña. Quiero bailarle con las palabras o atarlas si es preciso para que no pierdan sentido cuando guste escucharlas. Quiero girar la luz del día, que alumbre su eterno con magia, decirle lo que presagia si, junto a mí, pasa la vida. Quiero volver los días en prontos y en tempranos los cariños, alumbrarle los caminos de sus oscuros silencios roncos. Quiero deshilar sus tramas y enhebrando las palabras en cuentas, decirle cuánto le amo para que nunca más padezca.

Está enferma mi niña y yo me siento a su puerta.

11/8/08

Vacaciones

Encerrada, sin nada más que su tiempo, la fiera no sabe estarse quieta. Deambula por la casa buscando quehaceres que le ayuden a que llegue con prontitud la noche. Pero a penas encuentra qué hacer. Las pocas tareas las convierte en rutinas y las desarrolla una a una, despacio, para no acabarlas de golpe, efectuando con cada una de ellas un ritual inventado que las convierte en únicos tesoros. No sabe mirar cara a cara a la desidia y ver como el tiempo, impertérrito y sibilino, se pasea por su vida con paso firme. Como único reloj tiene el aumento de su tedio que, acumulativo, la obliga a echarse en el sofá y sucumbir a la pereza a la que ha sido castigada.

Día tras día, se levanta con el sol y empieza su caminar por la única habitación que contiene la casa. De un lado a otro, mirando al suelo, sin levantar la mirada para nada. Su mente empieza a someterse al dominio del aburrimiento. De vez en cuando, cuando un ápice de orgullo despunta en su corazón quiere evitar claudicar y se enfurece acelerando el paso y la respiración, para, inútilmente, acabar sentada en el sofá, humillada y fustigada por el poderoso tiempo estival.

10/8/08

Oliver Twist

Dickens, mi querido Dickens, ¿qué os voy a decir de él? La verdad es que he releído la novela pues debo hacer una adaptación teatral y esa ha sido la suerte que me ha llevado a volverla a disfrutar. La leí de joven, de muy joven, cuando tocaba.

Estos días, Dickens se cruza bastante en mi camino; primero la adaptación, segundo las Grandes Esperanzas que Zafón nombra más de una vez (no explico más), en su último libro y tercero, buscando en mi biblioteca algo para leer di con Casa Desolada, un libro que está agotado y que descubrí que una librería tenía en existencias uno. Dada mi indisponibilidad a poder viajar hasta esa ciudad, le pedí a una amiga que se hiciera con él y que cuando viniera para aquí me lo trajera, que ya se lo pagaría. Como podéis imaginaros no me permitió abonarle el importe, por lo que se convirtió en un preciado regalo.

Quiro aprovechar para comentar a todas aquellas personas que lo desconozcan que Dickens tuvo un gran amigo escritor llamado Wilkie Collins, con el que en alguna ocasión llegó a escribir algo. Si no conocéis a este autor y os apetezca pasar un buen rato de lectura, os recomiendo La Dama de Blanco.

No sé cual de los dos escritores me gusta más. Ya me diréis.

9/8/08

Sábado de ceniza

He roto mi último escrito. Lo he roto en dieciséis pedazos, prestando atención al ruido del rasgado, muda queja de las palabras que contenía. Duda: no sé por qué escribo. Tópica respuesta: porque es el lenguaje del alma y quiero acercarme a ella.

Respiro profundamente y levanto la vista, y para descansar de mi interior, miro a través de la ventana y relajo los ojos perdiéndolos en la máxima distancia que la ciudad permite.

Te oigo trajinar detrás de mí. Hoy, cocinas tú. Encima de la mesa en la que trabajo, está tu paquete de tabaco. Cojo un cigarro y lo enciendo. Aspiro profundamente el humo, pero no me lo trago. No fumo, aunque, a veces, comulgo con el Universo haciendo cosas que tú haces. Sigo mirando a través de la ventana. Me siento más Hemingway sosteniendo el cigarrillo entre mis dedos.

Jugueteo, entre los dedos de la otra mano, con un trocito de mi texto. Enciendo con la brasa del cigarro el pedazo de escrito con restos de palabras azules. Quema centrífugo y cuando el papel decide, se detiene y marca una negra frontera con la nada. Repito la operación en diferentes trocitos, presionando el cigarrillo con más fuerza, . Es previsible, ocurre lo mismo; no depende de mí, ni del cigarrillo, sino de la textura de mi escrito.

Lo mismo pasa entre nosotras. Intento abrasarte y lo consigo, pero sólo hasta el límite que tu textura decide.

7/8/08

El juego del ángel

Lo he leído. Me he distraído, la verdad, aunque he previsto muchas cosas de las que pasaban. Claro, tenía los antecedentes de Wilde y he sabido reconocerlos en su mayoría. Qué voy a decir, es un best seller y a quién le guste este tipo de literatura está bien. Es muy distraído y realmente hay momentos muy emocionantes en donde la intriga hace que leas y leas y leas sin parar. Por otro lado, lo he leído a contra reloj porque el otro día me regalaron un ruta, que organizan en Barcelona, por los lugares que aparecen en el libro y es esta tarde cuando debo acudir a este evento. No tengo ni idea de a qué parte del libro se dedicará, porque el protagonista va del Borne, a Sarriá, al Park Güell, al Raval, al Gótico, al Cementerio del Este… Toda una sorpresa.

En sus días leí Marina y La Sombra del Viento, creo que me gustaron más que este.

Trámite burocrático

No quiero demorar más el trámite. A pesar de la pereza que dan todos los asuntos burocráticos, esta mañana temprano, con el impreso en la mano, debidamente cumplimentado, me he dirigido al distrito que me toca. En el registro he dado el impreso y me han sellado la copia. Me han indicado que bajara al sótano. No he utilizado el ascensor para hacerlo, no me gusta usarlo en los sitios públicos. Una vez abajo, a lo largo de todo el pasillo, me he puesto al final de una cola, esmeradamente ordenada. Una persona detrás de la otra, en silencio, con la moneda en la mano esperando turno para asomarse al Pozo de los Deseos. Yo también tengo preparada mi moneda y estoy concentrada en mi deseo, no quiero despistarme y pedir lo que oí al vecino, que, más que un deseo real, parece pura envidia. Antes de acceder al pozo, tienes que pasar por un último trámite: unos agentes se encargan de averiguar si entiendes bien la diferencia entre querer y desear. Es la parte más difícil del proceso, pero todo el mundo está de acuerdo en que se debe pasar. Nadie quiere ensuciar el Pozo de los Deseos con la realidad.

6/8/08

Chesil Beach

Este ha sido mi libro de bolso. Ese que siempre que ando por ahí llevo encima por si tengo que esperar. Y la verdad, desde que lo empecé, he estado deseando tener que esperar mucho. Es un libro curioso porque narra la noche de bodas de dos jóvenes. Partiendo de ese hecho el autor nos traslada a diferentes estadios de la relación. Es de lectura rápida y de gran disfrute. Creo que es lo primero que leo de este autor, pero no va a ser lo último, eso seguro.

Entré en una de las librerías que me conocen desde que compraba a 25 pts Los Cinco y le dije al chico, que también es muy lector, “venga, dame lo que más te haya gustado últimamente” y este fue uno de ellos. Muy recomendable para la gente que disfrute leyendo. Para la gente que disfrute más con Zafón, creo que no. Por cierto, estoy a mitad de “El Juego del Ángel”.

5/8/08

¿Quién cocina realmente?

−Por lo poco que te conozco −me dice la Mosca Estremecida mientras se posa encima de la aceitera que tengo al lado de los fogones−, tienes mucha facilidad para aprender cosas nuevas.

−Sí, es cierto. Me encanta aprender −le contesto yo mientras giro uno de los pimientos que estoy asando en una parrilla−. Gracias a ello y al gran interés que me despierta todo, puedo decir que no me aburro nunca en mi tiempo libre.

−Ya −añade y calla de golpe.

Giro una berenjena y me la miro esperando que continúe la conversación. Pero no lo hace. Se me queda mirando pensativa.

−Ya, ¿qué? −le pregunto precipitadamente porque siento en mi interior que empiezo a perder la paciencia.

−Ya, nada más. −y vuelve a callar. Pero cuando me dispongo a volver a preguntarle continúa−. Tienes mucha facilidad para aprender cosas nuevas, pero hay un tema que se te resiste por más que sigas insistiendo. No sé si es porque de pequeña no te lo enseñaron cuando tocaba o si es de aquellas cosas inaprensibles que tiene la vida.

Ha conseguido de nuevo que me quede pasmada. Tras unos minutos de controlar la respiración para no perder la paciencia, sigo concentrándome en mis berenjenas y mis pimientos. Le encanta dar un rodeo para llegar a la cuestión en concreto y es algo que odio. Prefiero que aborde los temas directamente, sin tantos preámbulos ni tanto crear atmósferas.

−Seguro que, día a día, lo intentas con tesón. Pero si debo ser sincera debiera informarte que no avanzas ni un ápice en la cuestión.

−¡De qué narices me estás hablando! −le grito mientras me rueda una de las berenjenas por el mármol. Me ha puesto nerviosa.

−No hace falta que me grites, las moscas no somos sordas. Para tu conocimiento, gracias a nuestra sofisticación auditiva os hemos podido ayudar en casos de sordera −me contestó. Iba a continuar con este tema pero me ha visto la cara−. El caso, a lo que me refería, es que no sabes admitir los comentarios buenos que la gente hace sobre ti, los halagos, las admiraciones.

Acto seguido levanta el vuelo y sale de la cocina. No tarda en volver con su moleskine. Esta vez se sienta sobre un ajo pelado que hay encima de la tapa del salero. Cruza sus patitas de atrás, abre su libreta y con un boli en la mano me mira esperando escribir. Odio esa faceta suya de psicología barata.

−¿Qué quieres que te diga? Ahora estoy intentando hacer una escalibada.

− Quiero que me expliques por qué no se te pueden decir cosas bonitas, qué es lo que pasa dentro de ti.

−Yo que sé. Si lo supiera podría hacer algo al respecto, ¿no creees? −le contesto desde mi propia decepción. Esta mosca siempre sabe poner su pata en la llaga. Con lo feliz que estaba yo en mi cocina y ahora resulta que de lo único que tengo ganas es de estirarme en el sofá a contemplar el techo y regodearme en lo mal que empiezo a sentirme.

−Yo te lo diré. Cuando alguien te dice algún comentario bueno, se te empieza a agolpar en el pecho toda una serie de sensaciones que te bloquean de forma automática, y te surge como defensa la vergüenza y la timidez. No lo pasas nada bien, lo sé. Porque por un lado te sientes muy halagada con lo que te están diciendo pero por otro, no puedes disfrutarlo porque lo único que deseas es que pase el momento. Al final, como sabes que tienes que dar una respuesta y reaccionar de alguna manera, porque lo que no te puedes permitir es demostrar ese desconcierto interno, entonces, siempre te da por despreciar la afirmación bonita que han dicho sobre mí.

Apago el fuego donde estaba haciendo la escalibada y pusilánimemente me dirijo al sofá y me tumbo. Miro al techo. La Mosca Estremecida, sorprendida, me ha seguido y se ha posado sobre el respaldo. ¿Qué clase de mosca es esta que me conoce a la perfección?

−Es que no se te puede decir nada. Ni bueno, ni malo, ni regular −y siendo estas sus últimas palabras por el momento, abre su libreta de nuevo y se pone a escribir. La contemplo mientras lo hace. En el fondo me siento bien, es como si me hubiera sacado un peso de encima. Y de una forma fácil, porque no he tenido que buscar yo las palabras para verbalizarlo.

Miro a la mosca con admiración. Hace días que tengo un secreto; por mucho que me remueva y me fastidie, no quiero que se vaya.

4/8/08

No más palabras de amor

Ya no puedo decirle que la amo. No lo quiere escuchar. Y para complacerla no he tenido otra opción que secuestrar todas las palabras que conozco y encerrarlas en el zulo de mi corazón. Por lo cual, he debido recurrir a mi amigo Rilke (Rainer Maria Rilke).

Apaga aquests ulls meus: no deixaré de veure’t,
si em tapes les orelles podré igualment sentir-te,
i podré sense peus anar vers tu
i sense boca podré encara conjurar-te
Lleva’m els braços i t’agafaré
amb el meu cor com si fos una mà;
para’m el cor, bategarà el cervell;
i si al meu cervell tu cales foc,
llavors et portaré en la meva sang.


(Traducción literal al castellano)
Apaga mis ojos: no dejaré de verte,
si me tapas las orejas podré igualmente oírte,
y podré sin pies ir hacia a ti
y sin boca podré aún conjurarte.
Quítame los brazos y te cogeré
con mi corazón como si fuera una mano;
para’m el cor, bategarà el cervell;
i si al meu cervell tu cales foc,
llavors et portaré en la meva sang.
Párame el corazón, palpitará el cerebro;
y si a mi cerebro calas fuego,
entonces te llevaré en mi sangre.

1/8/08

Este amor

Este amor ineluctable que siento hacia ti me impulsa cada día más a abrazar la felicidad, fin necesario en la vida de cualquier persona. Y soy consciente que cada mañana asperjo todo mi alrededor con moléculas de este profuso amor para que su aroma me acompañe durante la jornada. Cómo me gustaría ver la cara de esas malas lenguas de conclusión descarriada y ambición corrosiva que me deparaban escasa felicidad. Dejadme ser mala, porque desde tanta felicidad, la maldad solo la puedo canalizar en ironía y esta siempre va bien para despertar mentes.