29/1/09

Elegía

Es la primera vez que leo algo de este autor y no me ha desagradado. La temática: la enfermedad y la muerte. Precisamente, empecé a leer el libro en una época en la que personas a las que aprecio han perdido seres queridos tras una larga enfermedad o tras una prematura vejez, o, también, de golpe.

El protagonista no me ha caído nada bien. A lo largo de la novela se ha ido viendo su deterioro, aunque creo que yo lo he visto desde el principio dado con la dureza que lo he ido juzgando. Es el tipo de persona a la que nunca me acercaría.

Es un libro de lectura lenta, a pesar de que tiene trozos donde la acción avanza más rápida. No lo he saboreado, sencillamente, lo he leído, y la sensación final no es de desagrado; estoy contenta de que haya caído en mis manos.

28/1/09

La broma

Se secó los ojos con las manos. Tuvo que secarse las manos con el pantalón un par de veces para poder seguir secándose los ojos con las manos, ya que las lágrimas seguían sin parar. Se sonó la nariz por centésima vez, mientras daba un largo y quejoso respiro para intentar controlar la respiración y con eso dejar de llorar. Pero ya estaba totalmente congestionada y respiraba por la boca a la espera de que todas sus mucosidades volvieran a la tranquilidad.

Se miró en el espejo del lavabo y no pudo evitar aumentar el caudal de lágrimas y a la vez sonreír al ver su imagen reflejada. Tenía la cara roja, la nariz como un semáforo y las mejillas algo irritadas y pringosas de tanto llanto, un nudo en la garganta que la incitaba al carraspeo y algo que le pinchaba en lo más profundo de su corazón. Pasó la lengua por los labios, para saborear las lágrimas saladas que habían caído hacía unos momentos.

Sintiéndose incómoda decidió lavarse la cara y las manos. El agua fría chocó con la sensación de la congestión y daba la impresión de alivio. Aunque ella sabía que hasta que no se calmara no volvería a respirar con normalidad. Incluso, se le tapaban los oídos según como tragaba. Se secó la cara dándose pequeños y cariñosos golpecitos con la toalla, sentía que sus mejillas estaban irritadas. Volvió a mirarse al espejo y vio como ya no estaba tan roja, sus mejillas empezaban a tomar el acostumbrado tono pálido y su nariz se desprendía de todo bermellón, a pesar de que la tenía irritada y dolía. Los ojos de color marrón oscuro le brillaban de la humedad y sus labios rosados empezaban a tener heriditas de tanto mordérselos y chupárselos casi de forma inconsciente. El pelo lo tenía todo revuelto, y al sacarse la goma, cayó largo y castaño sobre sus hombros. Cogió el cepillo y se peinó con gesto rápido y decidido, como pretendiendo poner de nuevo todo en orden. Entonces, el pelo adquirió un color dorado que pasaba inadvertido cuando se lo recogía. Observó que sus manos se abrían y cerraban nerviosamente. Las tenía bien proporcionadas y sus dedos largos le otorgaban una belleza particular.

Tuvo una punzada en el corazón, ellas siempre se llevaban bien y tenían un sentido del humor bastante parecido. Entonces, ¿por qué le había afectado tanto la broma?

Alguien llamó a la puerta. No contestó, no tenía ganas de que le oyera la voz de moco. Entró ella.

−Lo siento, no quería hacerte daño − le dijo con la voz gangosa de haber llorado, la nariz moqueante y los ojos húmedos, y se tiró en sus brazos llorando.

−Yo también lo siento.

Abrazadas empezaron a llorar juntas y a reír como unas descosidas sin separar los labios de aquel eterno beso de perdón.

27/1/09

Dr. House

Guía para la vida

Tengo una amiga que hace un par de semanas me dejó las cuatro primeras temporadas de House para que las viera. Ya las he visto. Debo decir que realmente ha sido una experiencia importante en mi vida pues he descubierto que mi conducta, muchas veces, no dista tanto de la de House. Mientras veía capítulo tras capítulo (creo que en total han sido unos 84) me vino a la cabeza la analogía de que House era como Holmes y parece ser que no he errado en la idea. Mi amiga, también me dejó el libro que ahora paso a comentar. En uno de sus capítulos se hace una extensa comparativa entre los dos personajes, y parece ser que el inventor de House dijo también que tenía a Holmes en su cabeza cuando lo creó.

El libro pertenece al grupo de los de autoayuda y te da con toda serie de detalles los pasos a seguir para convertirte en un buen House. Miedo me ha dado reconocerme en muchas de sus páginas. Aunque cómo buena alumna de su “religión” aún soy una simple housita que le queda mucho camino por recorrer.

No os compréis el libro, mejor que os lo dejen.

26/1/09

Noveccento

Como si fuera al cole, me tocó leer este libro. No lo elegí, me lo mandaron leer y yo, obediente como siempre, así lo hice. La verdad es que se lee en nada, en menos de una horita, para los buenos lectores y en algo más que otra, para el resto. Es teatro, según dice el Sr. Baricco, bueno más bien un monólogo. Si el lo dice, yo no voy a discutirlo, ya que nadie soy para eso. El lenguaje que utiliza tiene un ritmo especial, al menos me lo ha parecido y pienso que es un juego del escritor con parte de la temática de la que trata. Nos explica un cuento, un cuento fantástico, que en su metáfora lleva implícita la moraleja. El final, a unos sorprende, a otros defrauda y a otros les deja indiferente, aunque supongo que un entendido en tramas dirá que no puede existir otro final para este cuento, que es el preciso, el justo y el adecuado (iban baratos los sinónimos). El protagonista ¿es cobarde?, ¿es valiente? ¿es un hombre que ha vivido?, o precisamente todo lo contrario, ¿poco vivido? Eso lo dejo sin respuesta ya que creo que en este libro queda claro que “no existe una única verdad”.

¿Lo que me ha parecido a mí? Deberéis darme más tiempo porque aun sé si me ha gustado o no.

23/1/09

Mientras planchas

Te miro mientras planchas y lo único que se me ocurre pensar es en tu cuerpo cálido cuando despierto a tu lado. Miro tu silencio y tu concentración, sin levantar la vista de la prenda que mimosamente acaricias con el acero caliente para sanar su arruga y lo único que se me ocurre es pensar en mi piel, en mi cuerpo, en mi cabello, pero siempre entre tus brazos. Miro tus zapatillas de estar por casa y lo primero que viene a mi mente son las tremendas cosquillas que impiden que te toque los pies, siendo una guerra ganada de antemano en nuestras luchas de amor y verbo. Miro la energía de tu mano agarrando el asa de la plancha y me reconforta pensar que, en la vida y ante mis problemas, me siento así de asida por ti. Miro mientras escribo, robándote mil instantáneas con mis retinas, sin que te enteres, para este album de palabras que es mi blog.

22/1/09

No creo en la amistad

Qué inocente fui en mi adolescencia que creí en el altruismo de la gente en el momento de elegir sus amistades. Me equivoqué totalmente. La verdad es que, ilusa, he intentado mantener, incluso cuando la realidad me demostraba lo contrario, el último amigo que me quedaba, pero finalmente, la vida, el tiempo, el carácter, el cambio de objetivos, etcétera, etcétera, han hecho que este también se haya esfumado.

Al principio fue muy dura la soledad. Echaba mucho de menos las risas, el salir a tomar algo, las conversaciones, el sentirme apoyada o contradicha en mis ideas o en mis actos. Lo que más he llegado a echar en falta han sido esos momentos en los que el conocimiento y el haber vivido diferentes experiencias juntos hacían innecesarias las explicaciones de cualquier actitud. ¡Qué momentos aquellos! Sentirme especial y hacer que se sintieran especiales. Sí, la pérdida de todo esto duele, no lo voy a negar. Y no voy a decir que el paso del tiempo todo lo cura, porque no es cierto, no me siento para nada curada y aún en ocasiones etílicas especiales puedo llegar a evocar esos momentos. Lo que ocurre, es que poco a poco me he hecho dura ante la obviedad de mi propia vida y ello me ha permitido vivir sin dolor, sin mitificar las pérdidas para compadecerme de mí misma. Todo al contrario.

Ahora no creo en la amistad. Tengo claro que la amistad no es más que utilizar a quien tienes a tu lado durante un tiempo y no vayamos a pensar, erróneamente, que en algún momento me he sentido utilizada. El ser humano es un ser asocial que se esfuerza por ser social y mi elección es volver a mi cueva. Si no se espera nada de la gente no te pueden defraudar. Esta es una buena máxima para vivir con tranquilidad emocional. ¿Cobardía? Bueno, pensad lo que queráis, no entro en discusiones banales.

19/1/09

Un día cenando.

Fue el pasado martes, durante la cena, cuando mi madre ya nos traía el postre y yo acababa de recoger los platos y cubiertos para despejar la mesa. Mientras cada uno se ocupaba de preparar su fruta salió un nuevo tema de conversación que estaba íntimamente relacionado con política. Estábamos hablando, parodiando y riendo sobre la archiconocida frase “España va bien”. Después de algunas risas y críticas sobre la imagen, el poco carisma y la falta de solvencia y aquella sonrisa patética del presidente de gobierno, fue cuando me decidí a comunicarles mi realidad.

−Mamá, papá, quiero ser política.

Siguieron riendo y mi padre, entre carcajada y carcajada me dio tres golpecitos en la espalda y me dijo.

−Tu sentido del humor, hija, es finísimo; parece el mío.

Al ver que todo el mundo seguía riendo, puse la cara más seria, supongo que lo fue tanto que ipso facto pararon de reír para adoptar una postura corpoerofacial peligrosamente desconocida.

−Mamá, papá, quiero ser política −repetí.

Lo primero que me dijeron era si me había sentado mal la cena, segundo me tomaron la temperatura y tercero llamaron a mi psicóloga. Mi padre regentaba un colmado que había heredado mi madre de su padre, y este de su abuelo cuando sólo era una tienda de ultramarinos. Mi madre, llevaba la casa y le ayudaba a despachar y también a preparar algún plato cocinado que viernes y sábados solían venderse bien. Cuando por la mañana a las ocho me despertaba mi madre, me decía que tenía el café con leche y las galletas en la mesa, que no se me enfriase y me daba un beso rápido con una caricia justa en ademán para ir corriendo a abrir el colmado, que estaba debajo de casa. Antes había recogido la cocina de anoche, había preparado la comida para que al mediodía hubiera lo mínimo que hacer, y había barrido y sacado el polvo a los lugares comunes de la casa. Mientras, mi padre se había levantado, había desayunado café y bocadillo de sobrasada, se había duchado y había bajado a tomar un segundo café en el bar de la esquina, con los otros tenderos, a esperar que fueran las ocho y media para abrir.

Era lógico que en ningún momento creyeran lo que acababa de decir, ya que al ser hija única, me tocaba ser la esclava del colmado y en ningún momento había cabida en el mundo de las ideas para pensar que yo quisiera dedicarme a otra cosa. Cuando mi padre vio que lo que en un principio imaginaba broma duraba demasiado me dijo en tono amargo:

−¿Qué te hemos hecho para que nos hagas esto? ¿Puede que no te hayamos educado bastante bien? ¿O quizá sea porque te hemos dejado viajar? Debía haber pasado más tiempo contigo −empezó a lamentarse mientras seguía buscando las causas de mi locura−. Ya está, seguro que tiene que ver con el golpe que te diste en la cabeza cuando tuviste el accidente de moto. O me quieres matar de un disgusto para cobrar la herencia, pues por este camino, no cobrarás ni un duro, entérate, ni un duro.

Mi madre, callada y seria observaba la escena. Desde ese día, la vida en casa se había vuelto agria, como de duelo. Un silencio constante ocupadaza las estancias a pesar de hallarnos en ellas.

Una noche, me metí en mi habitación sin cenar. Estaba harta de ver malas caras y oír suspiros de congoja a mi alrededor. Acababa de encender el ordenador cuando mi padre entró después de llamar con los nudillos y cerró la puerta tras de sí. Se sentó en mi cama.

−Mira, hija, un negocio familiar no es moco de pavo. Tal como está el mundo ahora, es la mejor oferta de vida que tienes. Eso de la política es para los fantoches esos que en su casa no tenían ningún camino que seguir y tuvieron que inventárselo. ¿Pero, tú? Tú madre y yo llevamos años luchando para llevar este negocio y ya sabes que no siempre ha sido fácil.

−Pero, papá…

−Escucha, tienes que entrar en razón. No en vano llevamos tantos años luchando. Mira, hubiera preferido que me dijeras que estabas embarazada o que eras bollera, antes de saber que no querías llevar el negocio familiar.

−Mira, papá, siempre has querido que hiciera lo que tú querías, daba igual mi opinión. Ahora dices que me hubieras preferido embarazada o bollera, pero sé que me lo estás diciendo de boquilla, porque si eso no entraba en tus planes, tampoco lo hubieras aceptado. Yo ya soy mayor y quiero seguir mis inquietudes.

−No estoy diciendo nada de boquilla. Una vez embarazada o ser bollera es algo que no permite otra opción. Pero tú quieres ser política cuando aquí tienes un negocio familiar que he estado subiendo para ti con el deslome de mi espalda. Hija, no, por ahí no paso.

Quedamos en silencio los dos, mi padre a la espectativa y yo recapacitando sobre lo que me acababa de decir. Había llegado el momento de claudicar.

−Papá, ¿tú quieres que me dedique al colmado?

−Sí, hija, quiero que te dediques. Pero más adelante. Ahora estudia una carrera, la que quieras. Viaja con tus amigas. Vive y disfruta tu juventud, porque cuando trabajes en el colmado, poco tiempo te quedará para ti.

−Bien, papá, tú ganas. Creo que estudiaré económicas, me ayudará a llevar el negocio familiar bien.

Mi padre, con cara de triunfador y más cariñoso que nunca, se levantó, me besó en la cabeza y abrió la puerta de la habitación para ir a comunicar la noticia a mi madre. Cuando ya estuvo fuera y noté como empezaba a cerrar la puerta, le dije:

−Papá, gracias por la conversación.

−De nada, hija.

Y sin girarme añadí:

−Por cierto, soy lesbiana, y como tu dices no vale la pena discutirlo porque no tengo otra opción.

Noté que la puerta se cerraba lentamente a mis espaldas. En mi cara bailaba una sonrisa, estaba convencida de que si me hubiese gustado habría sido una gran política.

15/1/09

8 de marzo de 2153

Hace cincuenta años que comenzó la era glacial. Tras unas continuas tormentas cargadas de electricidad que duraron casi dos meses seguidos, le temperatura de la tierra bajó bruscamente. El ser humano tuvo que aprender a vivir bajo la enorme capa de hielo y nieve que cubre la faz. El 95% de la tierra es inhabitable.

Actualmente quedamos 50 mujeres y cerca de un millón de hombres. Estos gobiernan el mundo o lo que queda de él. Se consiguió dar una gran evolución a la informática por lo que todos los trabajos que requieran un esfuerzo físico están realizados por unos potentes ordenadores. Incluso las relaciones afectivas vienen programadas en sistema binario. Lo único que no se ha conseguido es sintetizar humanos, por lo que los hombres siguen dependiendo de nosotras. No hemos sido eliminadas porque se nos necesita.

Vivimos recluidas en una pequeña celda en la que hay varios aseos, un par de mesas y los camastros en los que dormimos. Nos alimentan bien y, en cierta manera, hasta nos cuidan bien. Nos dan unas cápsulas a base de proteínas y minerales comprimidos que según nos dicen es para aumentar la producción. Manipulan los genes de nuestros zigotos para que únicamente nazcan hombres salvo cuando se necesita que nazca una mujer en previsión de la muerte de una de nosotras o de alguna que ha dejado de ser productiva, que, en este caso, es eliminada.

En la celda existe una ventana que conduce a una bóveda, a través de ella sabemos si es de día o de noche. Es el único contacto con el exterior. Los psicólogos dicen que es para que no perdamos la cordura.

Lo tenemos todo planeado. Entre nosotras nos juntamos hace tiempo un grupo de mujeres que pertenecemos a la resistencia. Hoy ha llegado el momento de actuar. Antes de que acabe el día, nos mataremos las unas a las otras. A mí me ha tocado ser la última, por lo que yo deberé suicidarme.

Sé que será el fin de la humanidad, pero este concepto carece actualmente de significado para nosotras. Ellos nos han obligado. En realidad son ellos los que van a acabar con la especie humana.
Escribo mientras todas duermen. Yo no puedo dormir. Hay algo que me preocupa. Qué terrible responsabilidad si no soy capaz de suicidarme; no habrá servido de nada tanto sacrificio.

14/1/09

La tapa de mi segundo libro

Me hizo ilusión hacerla con mi nuevo juguete. La puerta está copiada porque mi creatividad dibujativa aun no está desarrollada, pero la pinturita es mía. En fin, poco a poco, que no pretendo pedir peras al olmo.

13/1/09

Mi nueva afición

Es una prueba para ver cómo funcionaba. La verdad es que es de aquellas cosas que se aprende utilizándola. Espero poder dedicarle el tiempo que necesito para dominarla un poco.

12/1/09

La mejor historia de amor jamás contada

En su mente un único deseo: vivir la mejor historia de amor del mundo, la más romántica, la más bella. Llevaba desde que la Madre Naturaleza le dio en la adolescencia la perspicacia del amor, imaginando cómo debía ser su amor verdadero, la primera cita con ella, la primera caricia. Cada noche, al meterse en la cama, antes de quedarse dormida, recreaba su historia maravillosa. Y, día a día, año tras año, a medida que crecía y maduraba le añadía nuevos detalles para perfeccionarla. Todas sus amigas conocían exactamente su sueño, porque en más de una ocasión lo había narrado, con todo lujo de detalles.

− La conoceré por casualidad, en cualquier sitio normal. Con normal me refiero a que no será un bar o una discoteca. Ni Internet, que ahora está muy de moda. No, no. Por ejemplo, visitando un museo, o en el metro, o mejor en el autobús, que a pleno día es mucho más romántico, o puede que nos topemos uno de esos domingos que dedico a pasear por el Casco Antiguo. Nada más nuestras miradas se crucen notaremos que nos salta una chispa. Porque el Verdadero Amor lo imagino eléctrico, para que no haya dudas por parte de ninguna. Y nuestra primera cita será maravillosa, de ensueño. Me invitará a cenar a un restaurante romántico, con suculentos platos sofisticados en presentación y con sabores afrodisíacos. Nos cortejaremos utilizando el terreno de lo insinuado. Más tarde en una confortable habitación decorada en tonos suaves y pasteles, con muebles coloniales que emitirán su estimado olor a madera, me tumbará sobre la cama vestida con sábanas de seda y me desnudará primero con el deseo y más tarde con su suavidad, tirando mi ropa como si formara parte de la coreografía del amor. Luego me besará largamente, inspeccionando con su lengua cada recodo de mi aun desconocida boca. Mantendremos una pequeña lucha porque querré desnudarla y ella no querrá separar sus labios de los míos. Su mano expedicionaria habrá hallado el monte y su cañada, húmeda desde que el deseo se hubiera instalado en mi persona. A la mañana siguiente, al despertar y comprobar que la noche no fue un sueño sabremos que estamos hechas la una para la otra y sellaremos nuestro amor volviendo de nuevo a nuestro primer beso.

Así era como ella se imaginaba su Amor, ese amor con mayúscula que sólo aparece una vez en la vida.

* * * * * *

La conoció por Internet. La retó para hacer el amor porque pensaba que ella estaba jugando; “es típico de las hetero, ahora se tendrá que comer sus palabras”, pensó, pero se quedó totalmente descolocada cuando la otra aceptó: “Vale, a la una en tu casa”. Pensó que hacía mucho que no follaba, que ya le iría bien.

Pero continuaron hablando por chat y al final la otra se echó atrás. Tampoco le importó mucho porque era meterse en un jaleo menos. Continuaron hablando, ambas querían salvar la poca amistad que existía y al final decidieron que quedarían para tomar algo.

Después de una tarde de coqueteos acabó en su casa. Ahora iba más decidida que nunca a provocarla al máximo para que viera que no podía estar coqueteando si luego no se llegaba al final.

Se besaron, un beso siguió a otro. Le metió mano y la deseó, y como buena lesbiana se ocupó primero de ella. Le pidió ir a la cama, y la otra no quiso, “en el sofá se está bien”. Un sofá cama de Ikea incómodo que ni siquiera abrió, cuyo somier eran una maderitas que a la primera de cambio, con la rodilla, mientras estaba encima de ella rompió y tuvieron que parar para ver si el desastre era mucho o poco. Luego siguieron, besos, más besos. Le hizo el amor, sin desnudarla y cuando la otra llegó al orgasmo dio por concluida la sesión.

Entonces se enfadó, se sintió utilizada. Estaba caliente hasta lo indecible pero la otra ya había tenido lo suyo. Discutieron, le insultó, estaba decidida a irse y la otra no le dejaba. Al final volvieron a las andadas y por fin consumó el acto, en el sofá, de forma incómoda, totalmente vestida.

No fue la mejor manera de empezar. No se puede decir que fuera una cita como había imaginado. No entraba para nada dentro de todo lo que había soñado, pero, ahora, ocho meses después, podía afirmar que sentía un amor de los más puros hacia ella y que también se sentía correspondida. Notaba la delicadeza de sus caricias y la pasión en la mirada. Notaba que crecía a su lado y que se hacía fuerte. Notaba que todo en su entorno se había vuelto más fácil y más iluminado. Por fin, gracias a esa relación, su vida se había vuelto idílica.

Visto mi copa de fiesta


11/1/09

Me esfuerzo

Ella me envió unos libros en inglés con los que se puede aprender a dibujar y ahí que me he lanzado. Me he puesto un traductor en el escritorio y voy copiando los párrafos. Los interpreto de la mejor manera posible, ya que el traductor es algo creativo. Creo que estoy descubriendo que el dibujar no es lo mío, pero aún así, como soy terca de caracter intentaré llegar al final del libro. Para muestra un botón.

10/1/09

Blacksad

A nivel dibujo, este me ha gustado mucho más que el otro. Dibuja entornos con nieve y entornos con fuego y es francamente agradable perderte en las luces que crea. De argumento, aunque es típico, me ha gustado mucho más que el otro. He sonreído con alguna de las analogías que hace. Me queda un tercero por leer, a ver si tengo suerte y lo consigo.

9/1/09

Por ser virtual

El tiempo en la red es inexorable, las personas pasan virtualmente por nuestra vida haciendo mella , sin anclar en puerto. Si te visto, no me acuerdo, alguien nuevo ocupa tu lugar, ¿o en realidad fue tu tiempo? Me atraes. Te pienso. Te siento. Me obsesiono con la idea que de ti yo tengo. Te busco en la red, programo tu encuentro y durante el día, te llevo dentro. Nunca debí creer en esto nuestro. Te miento. Convierto la relación en un infierno. Lo siento.

8/1/09

La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina

Pensé que, siguiendo el dicho, segundas partes nunca fueron buenas. Que sería menos trepidante que la primera, que los personajes no podían dar mucho más de sí, que la atmósfera sería la misma, que…

Pero me equivoqué. Me ha gustado tanto o más que la primera parte. Me la he leído de un tirón, en el sofá, rodeada de todo lo que necesitaba, tapada con una mantita que salía volando cuando la acción me hacía incorporar de mi estirada postura. Es más, hubo momentos en los que dejé el libro boca abajo sobre el asiento del sofá porque necesitaba tomar distancia y pasear un rato por el pasillo. O me iba a servir un poco más de agua o a rellenar la copa de vino, o a servirme algo para picar. Porque la sintonía era tal que a veces me olvidaba que estaba leyendo y aparecía en medio de la acción.

El hecho de que nos narre la acción de diferentes protagonistas nos va aportando la información con el cuentagotas necesario para mantener la intriga de esta novela que podría ser considerada novela negra.


Ya la he puesto en mi estantería al lado de la primera parte y cada vez que paso por delante y las miro, me sonrío. ¿Será complicidad porque saben lo que llegué a disfrutar con ellas?

Espero con impaciencia la tercera y última parte.

7/1/09

Los combates cotidianos

Me gustó el libro, a pesar de ser de dibujos muy caricaturizados, cosa que siempre me suena más a tebeo, la narración me gustó. Los personajes me resultaron muy entrañables, sobre todo en la relación que tienen entre ellos. Es de los cómics que se leen con una sonrisa.

El protagonista, por el que el lector siente una enorme simpatía y empatía (al menos yo lo he sentido así y estoy convencida que en general cualquier lector sentirá lo mismo), es una persona mundana, cercana, con las crisis de cualquier persona en la sociedad actual. Es de aquellos personajes que recordaré siempre. Quizá porque no esté muy lejano a mis inquietudes.

6/1/09

A base de dieta

He perdido 13 kilos casi de golpe, en dos meses:

1Kg y medio de responsabilidades
2,50Kg de compromisos
½ Kg de intranquilidad
700g de insomnio
200g de orgullo
2,5Kg de falsas amistades
1,600Kg de deseos
1Kg de esperanzas

Y un amor que ocupaba todos los resquicios y espacios de mi vida.
Me siento más vacía que ligera.

5/1/09

Ahí tienes tu media luna


Blacksad

El argumento de este libro es como cualquier historia de detectives: un asesinato o dos, el detective tiene que descubrir al asesino. Mi amigo dispensador de cómics me lo dejó exclusivamente para que viera los dibujos. Según él, es de lo mejorcito que ha visto. La verdad es que a mí me han encantado y me he muerto de envidia porque soy consciente de que nunca seré capaz de aprender a dibujar así sola, y la opción academia es inviable económicamente. Así que, no me queda otra que seguir mis pasitos poco a poco. Si tenéis ocasión de echarle una hojeada, no la perdáis. Creo incluso que es de aquellos libros que hojeando, hojeando podéis llegar a leer sin comprarlo. ;)

4/1/09

No me pidas imposibles

No pidas que elija, ya lo hace la vida. Y a pesar de no errar en la mayoría de las decisiones, normalmente, no toma el camino que quisiera tomar. No quieras que dintel deje de pasear por las palabras para deambular por las personas. Se encuentra bien entre la gramática y las formas y es ahí donde quiere estar. Circula libremente entre paradojas sin que le llegue a afectar, del todo, la existencia en este mundo. No quiere decidir entre nada ni nadie. Prefiere la libertad de su “vagabundismo” y la soledad que deja el tejer su racionalismo a base de sintagmas.

No pidas a dintel algo que nunca va a poder dar.

3/1/09

Jornada de reflexión

Ni porque se acabe el año, ni porque toque hacer inventario o calcular el balance de este periodo. No. Por nada de eso. Sencillamente, se me ocurrió hacer una pequeña investigación y digamos que el Predictor de la vida ha dado positivo. Y ha dado tan positivo que los zigotos (sí, me gusta escribirlo con zeta) han hecho carambola encestando un órdago a la grande (¿o debiera decir Órdago a la Grande?). ¡Dejadme estornudar en su honor! ¡Cuánta amistad! ¡Cuánto cariño! ¡Cuánto amor! He alineado todas mis entrañas para que hagan la ola. Eeeeeooooooo, eeeeeeoooooooo, eeeeeeoooooo.

Ya no quiero veros más!

2/1/09

Tan fuerte, tan lejos

Leyendo el blog de Blasfuemia encontré una reseña a este libro. Lo que más me llamó la atención es que ella decía que “hacía tiempo que no leía un libro que le recordara por qué le gusta leer: porque leer me hace vivir. Y me revive.” Y este fue el impulso para buscarlo y leerlo.

El caso es que a mí también me ha gustado, a pesar de que en algunos momentos lo encuentro repetitivo y sin aportar ninguna información nueva. Es un libro en el cual la historia queda a merced de mostrarnos a los protagonistas, al protagonista, un niño especial, que a mi modo de parecer, podría estar englobado, por sus características, como síndrome de Asperger. A través de un misterio el autor busca todas las situaciones que necesita para mostrarnos a este personaje. En algunos aspectos, me ha recordado al Curioso incidente del perro a medianoche.