31/1/20

El amor de mi vida


Navego entre dos amores: el amor de mi vida, que ya pasó y una mujer de la que ando enamorada sin que por ahora sea nada serio.

Después de superar la ruptura definitiva con mi ex y haber renunciado al amor para llegar a adquirir, encerrada en casa, una plenitud intelectual (ahora que empezaba a estar tranquila entre mis libros y escritos), se cruza en mi existencia una chispa de amor y de nuevo cobran vida mis adormecidos, pensaba que aniquilados, ratoncillos. Y con ello, mi cuerpo empieza a salir de su letargo; el sexo, que creía muerto, empieza a despertar y poco a poco se va inquietando hasta llegar, en algunos momentos que estoy a su lado, a sentirse capaz de nuevo. Después de la ducha, cuando me miro al espejo, desnuda, me devuelve este una imagen unitaria y sólida de mí, que nada tiene que ver con la imagen hundida y derrotada que retornaba hasta ahora.

Y siento amor, es cierto. Pero nada parecido con lo que sentí, siento, por mi ex. Porque a pesar de todo el daño que nos hicimos, a pesar de que ya sea una ruptura definitiva, a pesar de que  esté feliz con su nueva pareja, a pesar de todo esto, se aferra a ella una parte de mí que no domino, que me hace pensar que aún no hemos puesto punto final a lo nuestro; porque lo nuestro fue tan sublime que la vida carece de puntos de referencia sin ella, porque ella es mi norte y su ausencia me hace vivir lejos de mí misma.

Ahora, por mucho que sienta amor y crea que ando del todo enamorada, llevo el estigma de haber amado de verdad, con la pasión más absoluta y con la entrega de mi corazón, que sigue a su lado y esto me conduce a estar triste; triste porque sé que nunca más volveré amar como lo hice con ella, el amor de mi vida.

30/1/20

¿Pa qué tomo nota?


El otro día, viendo una película, no recuerdo cual era (vi como unas ocho seguidas gracias al resfriado y a la congestión), dijeron esta frase: “No cambias el mundo con solo mirarlo, si no con la forma que decides vivir en él”. Me la apunté en el bloc que uso de alfombrilla de ratón (si no le pongo hoja cuadriculada debajo, como es de estos de señal luminosa, no funciona el puntero) y pensé que ahí se iba a quedar (la frase, digo) y que no me volvería a acordar de ella. Pues no ha sido así; la llevo en mi interior y no paro de darle vueltas.

El caso es que tengo la sensación de que la única decisión que he tomado en mi vida ha sido la de ciencias o letras, porque todas las demás han venido condicionadas a partir de esta en forma de una larga y sucesiva cadena (cadena de eventos a partir de la primera decisión). ¿De qué forma he decidido vivir en este mundo? De la forma en que lo hago, no sé otra. Pero nunca ha sido consciente, ni planeada. Nunca he planeado el futuro. ¿Cómo lo iba planear si ni siquiera me conocía?

En una época muy insegura de mí misma, yo procrastinaba siempre analizarme. Era mucho más feliz sin conocerme, pensaba que, si me conocía, no me iba a gustar, más que nada porque sin conocerme ya no me gustaba. Pero la vida no te permite pasar por ella sin enfrentarte a ti y a fuerza de tropezar siempre con la misma piedra y con otras de diferentes, mi mente científica analizó todos los datos y de ahí pude sacar las conclusiones de quién era yo (no os voy a desvelar el secreto, quien quiera conocerme, que lo haga. *Nota: decidir si bíblicamente o no).

Y yo me pregunto: ¿De qué forma ha decido vivir la gente en este mundo? ¿De qué forma has decidido vivir en este mundo tú?

29/1/20

Días malos


No todos los días deben ser buenos. Ya he aprendido que es así. Y, es más, lo acepto. También soy consciente que a medida que avanzamos en años nos es difícil mantener la ilusión sin que se erosione; ni mantener esa energía que hacía que todo brillara y ni esa satisfacción que desbordaba los límites de la piel. Ni ese amor intacto como el primer día. La monotonía va haciendo mella y lo que antes era esplendor, ahora es costumbre y la costumbre no necesita de la opulencia del sentimiento para perdurar.

Hoy es un día malo. Desde que me he levantado. Añoro estar entre tus brazos y sentir esa intensidad de sentirme viva y de no ser costumbre. Añoro tu piel, su olor dulce y cálido, su temperatura, su tersura. Tus caricias mientras me hablas, sin excederte en el gesto. Tu forma de cogerme, con cuidado, poniendo amor entre tus manos y mi piel, como si fuera frágil, como si necesitara protección. Añoro esa plenitud corporal no exenta de cierto sentimiento omnipotente. Añoro esa chispa, esa electricidad que saltaba entre tú y yo cuando estábamos juntas; ese acariciarnos con la mirada por guardar las formas y el secreto ante la gente.

Esa añoranza me hace sentir un ser fragmentado y me carcome la desazón porque todo esto que añoro ya es historia, y la historia sirve para contarla, y yo apenas puedo pensarla ni como acto contrario a mi consciencia. Y, hasta tal punto siento ese amor perdido que me proporciona la extraña sensación de no existir.

28/1/20

Si la gripe no te deja dormir


Unos días por amor, otros por tos y anginas, el caso es pasar las noches en vela. Y ya no podía más, no aguantaba estar estirada tosiendo y sin poder respirar por la nariz. Así que, he dejado el nórdico atrás, me he abrigado bien y me he levantado a perderme un rato entre letras. Por ahora no noto el sueño, ya me aparecerá a mitad de mañana.

He empezado mi sistema de hidratación a ver si venzo la batalla a la mucosidad, que, como diría mi madre, “la tengo cogida en el pecho”. Esto supone ir dando sorbos a diferentes líquidos durante más de dos horas, con paciencia y regularidad. Eso es: paciencia y regularidad. Cuando hago esto, los ataques de tos desaparecen rápidamente. Bueno, de vez en cuando aparece un pequeño amago que acostumbro a contener. Y así va pasando mi día, entre líquidos.

Pero a medida que me hago mayor, este resfriado, gripe o “calipándria” (palabro de mi abuela), se agarra más a mi pecho (que, por ahora, es lo único que lo agarra) y tarda muchos más días en curarse. Recuerdo, de joven, pasar estos episodios con incomodidad, pero sin llegar a hacer cama. Nunca dejé de ir al colegio, ni a la universidad, ni a dónde fuera. Ahora, me quedaría tumbada en el sofá de casa, o en la cama, sin tener que ir a trabajar. Quedarse en casa venía marcado por el número 37 en mercurio, chivato, este, de que se debía abandonar toda actividad y meterse en la cama. Actualmente, cualquier estado de febrícula (antes de los 37 grados) te hace sentir como si te fueras a morir.

Bueno, mi plan de ataque se desarrolla en tres fases; primero, ingestión de agua tibia con limón; segundo, infusión de tomillo con miel y limón; tercero, zumo natural de naranja. Una vez alcanzado este último punto, ya viene la toma de infusión de roibos anticatarral, una maravilla de mejunje herbáceo que llevo tomando desde hace años y que, por esas cosas que tiene lo no eterno, lo dejan de fabricar; dejando a sus resfriados adeptos huérfanos de cura (de “cura, cura, sana”, me refiero).

En estos momentos, me hallo en el paso dos. Bebo sorbito a sorbito, vamos, casi libo, la dichosa infusión con la absoluta esperanza que hidrate hasta lo más profundo de mis mucosas y estas dejen de estar alteradas y vuelvan a su estado de calma, que es como yo las prefiero. Pero por ahora, tienen montada tal juerga, que no paran de saltar y danzar por todas las partes, permitidas o no, de mi cuerpo. Y, como comprenderéis, así no hay quien duerma.

27/1/20

Si el amor no te deja dormir


No puedo dormir. He querido leer hasta que las palabras atraigan mi sueño, pero ha sido inútil, lo han ido alejando poco a poco hasta que mi cuerpo ha tenido la necesidad de levantarse de la cama y pasear por el pasillo. Tengo el amor a flor de piel y estoy tan profundamente enamorada que apenas puedo respirar sin que los ratoncillos de mi estómago se pongan a saltar y, comprenderéis que, así es imposible dormir, ni comer, ni casi vivir.

Su mirada es una invitación a la firmeza, para poder seguir amándola extinguiendo todo amago de duda que aparezca en mi interior. Yo no estaba llamada a participar en su vida, pero el destino, o el deseo, nos unió. Y lo que una el destino que no lo separe nadie.

Antes tenía tantas consistencias de que no iba a enamorarme como lo he hecho, que, al conocerla, todo mi ser se ha duchado de amor. Es fácil establecer un pacto con la locura, y vive Dios (estimado Quijote), que con ella, la locura, he pactado: he pactado con el amor, sinónimo de gran locura.

Y este amor ha desterrado aquel terror que el oráculo dejó como herencia en esta vida, el terror a la soledad; y ahora vivo, feliz, con mi amor: contigo y con mis ratoncillos.

26/1/20

Quiero hablarte


Hoy me he levantado con ganas de hablarte, de tumbarme con la cabeza en tu regazo y decirte todo lo que siento, mirándote desde abajo, observando esos azules que me tiranizan son paréntesis de mi enervada vida. En este momento, en que ya no veo lo que ha desaparecido sino lo que permanece, quiero salir de mi mutismo y hablar con tu corazón.

Te amo. Como nunca antes lo había hecho ni creo que vuelva a hacerlo. Te amo tanto, que busco el roce de tus manos en el recuerdo del lugar donde antes han estado. Necesito de tus labios y uno los míos, en el vaso en el que bebiste tú. Deseo tu cuerpo y me revuelco en las sábanas habitadas por tu olor. Reando el camino que pisamos, con el fin de mantener vívida la sensación de tu presencia. 

El corazón no sabe de promesas vive al día, sin pensar en futuros; y esto aún me hace más esclava de tu amor que vuelve interminablemente.
Acércame tu regazo, quiero hablarte.

23/1/20

Escribir es el nuevo respirar


Normalmente, cuando me siento delante del teclado, sé perfectamente lo que quiero escribir. Hace mucho tiempo que la hoja en blanco y su miedo me han desaparecido. Suelo levantarme y mientras desayuno, me ducho y me arreglo, en mi mente, se va formado la idea y la forma de lo que voy a escribir y luego, hasta que no lo hago, voy perfeccionando cosillas. Cosa que no quiere decir que cuando me pongo a escribir me vaya por otro lado que no era el que había estado pensando con tanto mimo.

Hoy, no es así. Me he sentado delante del ordenador y no tengo ni idea sobre lo que escribir. Solo sé, que necesito teclear a esa velocidad, que el otro día fue adjetivada como “convulsiva”. Y sí, así escribo yo. A la máxima velocidad que puedo para igualar la del pensamiento. No quiero que se me pierda nada de lo que quiero decir. Después, cuando entre en la fase de corrección, si es necesario, borraré. No me duele borrar. Recuerdo cuando estaba presente en la corrección por parte de un "coach" de algún texto de algún escritor, que siempre que se le sugería borrar un trozo que había escrito lo peleaba hasta el final; no quería borrar. A mí, no me duele borrar nada de lo que he escrito, siempre pienso que menos es más y si sobra toda una parte o un capítulo, pues fuera y a seguir. Además, no me da nada de pereza reescribir trozos que por estructura (mal hecha por mi parte), no acaban de funcionar.

Cada vez me doy cuenta de que necesito escribir diariamente. Bien sea en forma de diario en una libreta, en forma de libro de relatos, o por aquí. El caso es escribir, sea lo que sea.

Y sin haberlo deseado ya hemos “posteado”.  

19/1/20

Estamos todas bien


Autora: Ana Penyas

El otro día fui a casa de una amiga y cuando me iba me dijo: “llévate esto”. Y esto, era un cómic, que me leí esa misma noche. Me apasionó la historia, por cómo está contada y por sus protagonistas: las abuelas de la autora. Mientras lo leía tenía muy presente a mi propia abuela y la añoranza se hizo presente. Cuando lo cerré al final, estaba totalmente conmovida, con ganas de evocar sentimientos y recuerdos que tenía muy olvidados.

El libro está cuidado con un maravilloso diseño, que al principio me sorprendió y que luego se me hizo indispensable.

No voy a escribir nada más porque no quiero hacer spoiler de ningún tipo.

16/1/20

Encantado de conocerme


Autor: Borja Vilaseca

Hace tiempo que entré en contacto con gente que estudia la Cábala y que estudia todo esto de las energías y las personalidades y demases. Hace tiempo que me recomendaron que leyera a Borja Vilaseca, que me iba a gustar mucho. Sobre todo, un libro muy útil suyo que se llama: “Encantado de conocerme”, el cual habla del eneagrama y sus características y su utilización.

El otro día, cuando ya me había olvidado de esta recomendación, una compañera de trabajo lo nombró y, sabiéndome lectora, me dijo si lo quería leer. Le dije que sí.

Lo devoré, más que por bueno, por interés personal, quería ver que eneatipo era yo y saber qué tenía que hacer para “adquirir más sabiduría sobre mí”. No voy a explicar en qué consiste; a quién le interese, que lo averigüe. El caso es que hago esta entrada, para dejar constancia que lo he leído y que voy a intentar salir de mi “ego” para llegar a mi “esencia”, cosa que veo arduo difícil por mucha consciencia que haya tomado de ello. Ya os explicaré, si os interesa. Dadme tiempo.

15/1/20

Blogueando, que es gerundio


Como era costumbre antes, en los buenos tiempos del blog, de vez en cuando te ibas al pasado de una bloguera y te leías el post inicial con el que inauguró el blog. Luego, te podías pasar un par de horas leyendo posts, del más antiguo al más moderno, intentando hilvanar lo que narraba antes con lo que narra ahora. Era diversión de todas las blogueras. Pues hoy, he hecho esto mismo, me he perdido por los post más polvorientos de una bloguera. A veces, incluso voy yo a mi propio pasado; me gusta descubrir lo alejada que estoy de aquellas palabras que muchas veces ni reconozco como mías.

Antes, a pesar del montón de trabajo bloguil que se tenía, siempre quedaba tiempo para la lectura de los pasados. Recuerdo que seguía a un montón de blogs diariamente, porque, sí, en aquel entonces, la gente publicaba diariamente o a mucho tardar, cada tres días. Y si querías no perderte nada, como mínimo le tenías que dedicar un par de horas. A mí me encantaba. Me nutría de la escritura de un montón de mujeres, de lugares diferentes, de experiencias distintas a las mías y de personalidades poliédricas. Además, debías contestar a los comentarios que se hacían en tu propio blog, era canon de educación. De alguna manera, todas nos conocíamos y más o menos, a pesar del anonimato de la red, sabíamos de qué pie calzaba todo el mundo.
Todo esto murió, un día, la gente dejó de escribir en blogs, empezó a dejarlos abandonados o los cerraba y los que seguíamos al pie del cañón, nos quedamos huérfanos de comentarios.

Cuando comento que tengo un blog, la gente me dice que es un medio obsoleto, que mejor Facebook, o Instagram. Pero, no es lo mismo. Cómo va a ser lo mismo. Además, hay muchos blogs con un montón de seguidores. Eso quiere decir que el mundo blog no está en declive; lo mismo, lo que está en declive es este tipo de blogs. No sé. De todas maneras, me niego a abandonarlo.

12/1/20

Mujercitas (Little women)


Autora: Louisa May Alcot

(Suspiro) Es la única manera que tengo de empezar este post. Después de estar trabajando casi toda la mañana y de estar contenta con el resultado me he decidido a ir al cine después de comer, a la primera sesión, que es la que realmente me gusta a mí. No he dudado de la película que quería ver. Vuelvo; a ver si soy más exacta. No he ido al cine a ver una película, sino que he ido a ver Mujercitas al cine. Vamos, que iba a elegir yo otra película estando esta.

Mi relación con esta obra es de bien pequeña; es uno de esos libros que te regalan, adaptada su escritura para niños (en este caso, niñas; era considerado un libro para féminas), y que me leí a la temprana edad de diez años. No sin antes haber acabado la colección de “Los cinco”. Si ya era mi heroína Jorge, una de las protagonistas de la colección, no os voy ni a comentar el enamoramiento brutal que sentí por Jo.

Por aquel entonces había empezado mis pinitos con la escritura. Me apasionaba tanto leer que cogía e inventaba historias (totalmente iguales a las que leía) y personajes (calcados absolutamente de los que protagonizaban mis lecturas); pero, aun así, escribía y me sentía escritora. Jo, para mí fue un ejemplo a seguir y durante muchos años, me pasé muchas noches escribiendo; primero cuentos de aventuras y pensionados, luego poesías de amistad y desamistad y de amores platónicos, utilizando todos los universales conocidos como la tristeza, la amargura, la soledad, el suicidio, la muerte, la añoranza, el deseo de superación… Y por último, diarios y más diarios y más diarios; y más libretas llenas de escritos de sentimientos a flor de piel; y cartas, muchas cartas a mis amigas, correspondencia de más de diez páginas analizando la vida y el futuro y nosotras y nuestros sentimientos.

Si lo miro con perspectiva, toda esa escritura fue un cúmulo de sentimientos adolescentes sin calidad alguna pero que mantuvo siempre activa mi comunicación por escrito. Y como a escribir se aprende escribiendo, poco a poco me acerqué mucho más al mundo de la narrativa desde un punto algo más perfeccionado. Al menos, ahora soy capaz de transmitir por escrito el mensaje que yo quiero, sin lugar a ambigüedades ni a equívocos. Además, conozco un amplio vocabulario con el que me gusta jugar y de vez en cuando me siento orgullosa de algo que he escrito. Aunque esto ya es el sumun.

Mujercitas, la película me ha apasionado. He reído, he llorado y sobre todo he sido absorbida por la historia de una manera brutal. Me ha parecido una adaptación brutal de la historia, jugando con los tiempos y las informaciones. Greta Gerwig, directora y guionista que ya había visto su trabajo en Lady Bird, con la misma actriz de protagonista, me ha encantado. Quiero seguir todos sus trabajos a partir de ahora. Además, también salía mi adorada Emma Watson, que cada vez me gusta más cómo actúa, me encanta ir descubriendo todos sus registros; hace  nada la vi en una película que se llamaba Noé. Y, Saoirse Ronan, la protagonista también de Lady Bird, que, si hoy no tengo sueño, me volveré a ver.

Bueno, que  cada una decida si la va a ver. A ver si mañana encuentro el libro y la segunda parte, “Aquellas mujercitas”, que tengo ganas de leer la versión original.

Un domingo difícil


Cuando ya creo que estoy absolutamente curada de mi ruptura, me paso la noche soñando con ella.

Lo curioso ha sido que cuando me he despertado no me acordaba de mi sueño, sencillamente la tenía presente y la pensaba. Me he sentido triste con ello porque ya hace tiempo que ni al despertar ni al acostarme me acuerdo de ella. Llevo haciendo un trabajo de concienciación del presente y lo había conseguido. Luego he descubierto que la tenía en mente porque había soñado toda la noche con ella y me ha venido de nuevo el amor que sentía, ¿siento?, por ella.

Total, que ya he empezado el día como no debiera; justo después de desayunar me he puesto a planchar y, ¡cómo no!, he estado escuchando Vanesa Martín y cuando he llegado a esta canción, me he deshecho en pequeñas partículas atómicas, cada una de ellas conteniendo la última esencia de mí.

Sonrío al escucharla mientras algunas partes de la letra me araña.

Polvo de mariposas

A veces me encuentro contigo
Cuando no te espero
Tras la sorpresa me toca pensarte
Érase una vez este maldito cuento
Aún sigo creyendo en el polvo de las mariposas
No quiero unas alas que vengan ya rotas
El mar siempre supo guardarme el secreto
Él me pide su trozo de arena y después lo pervierte
Vaciando montañas para cuando llegue
Aquella que le hace bajar la marea
Te sentí tan dentro que a veces
Presiento que estás a mi lado
Me gusta contarte lo que me ha pasado
Hasta que descubro que he hablado sola
Llegó para irse como quien viaja a la cola del viento
Me hizo llorar al besarme muy lento
No habrá una ciudad donde no me emocione
No pude dejarte la puerta entreabierta esa tarde
Hacerte pasar para nunca agarrarte
Ya sabes que a ratos resulto una idiota
Yo no pude meterte en la caja de historias pendientes
Hablarte bonito mientras te me duermes
Quedarme tu tiempo a cambio de nada
Te sentí tan dentro que a veces
Presiento que estás a mi lado
Me gusta contarte lo que me ha pasado
Hasta que descubro que he hablado sola
Llegó para irse como quien viaja a la cola del viento
Me hizo llorar al besarme muy lento
No habrá una ciudad donde no me emocione
Te sentí tan dentro que a veces
Presiento que estás a mi lado
Me gusta contarte lo que me ha pasado
Hasta que descubro que he hablado sola
Llegó para irse como quien viaja a la cola del viento
Me hizo llorar al besarme muy lento
No habrá una ciudad donde no me emocione
Ay
Te sentí tan dentro
A veces me encuentro contigo cuando no te espero
Tras la sorpresa me toca pensarte
Érase una vez este maldito cuento
Font: LyricFind
Compositors: Maria Vanesa Martin Mata
Lletra de Polvo de mariposas © Sony/ATV Music Publishing LLC



4/1/20

Noche gélida


Pasear a estas horas de la noche por la ciudad casi desértica, con el frío y el silencio por acompañante no ayuda mucho a sentirse bien, sobre todo si vas con la creencia a flor de piel de que el mundo en el que vivimos no recompensa. Digo el mundo, que no la vida, que aún no ha perdido su relevancia. Camino apabullada por el frío y el dolor, con las manos en los bolsillos. Un dolor que hace tiempo buscó un lugar en mi interior para crecer y allí echó raíces sin que nadie le diera permiso.

Las noches como hoy son sinceras y laceran de tal manera, que si alguien se cruzara conmigo se sorprendería al ver mi mirada vacía y estúpida; porque es en estos momentos de noche, frío y silencio cuando el dolor se me come per dentro.

3/1/20

De noche todos los pensamientos son pardos


Leo en no sé dónde: “imaginar algo es hacerlo real”. Y la persona que lo ha escrito se queda tan ancha sin saber qué jaleo mental me ha acarreado. Ahora resulta que para entender mi vida (y lo que le acaece) tengo que saber física cuántica (que no es lo mismo que una cuantica de física, que es lo que sé yo); porque parece ser que la materia se forma cuando la necesitas o la piensas, al menos esta es la explicación burda de lo que dicen las últimas teorías. Que para aquellas personas algo doctas en estos temas les sonará con el nombre de la “ley de atracción”.

Creo que se está extendiendo mucho toda esta nueva ciencia (¿filosofía?, ¿psicología?, ¿parafernalia?).

En fin, que en el tema de las exs, esto no funciona, porque ¿cómo vas a crear algo que ha existido y no ha sido viable? Vale, con un ejemplo. Pongamos que después de intentarlo de todas las maneras y de todos los colores, rompo con mi pareja porque no hay manera de llevar una buena convivencia: absolutamente diferentes en ideas y sobre todo en madurez. A ver, imaginemos que la quiero y deseo volver porque no soporto la idea de vivir sin ella (que ya dice mucho de mí) y, además, nuestra relación en el odio de la separación se ha vuelto inextricable, ¿qué debo imaginar para hacer real mi deseo? Todo esto me resulta “tan insustancial como el humo”.

Las personas que me conocen (entre ellas no me cuento yo) saben que en cuanto leí la frase empecé a hacer una investigación sobre el tema para acabar reduciendo todo lo que había leído en un suspiro. Parece que debemos ir con cuidado con lo que se desea (recomiendo el musical “In to the Woods”, que también está en película). Así que antes de desear definid bien las características y evoluciones de lo que estáis anhelando.

Pasaba por aquí para compartiros un poco de mis pensamientos más oscuros (porque siempre los tengo de noche) e internos.

¡A más ver! (No tengo ni idea de dónde he sacado esta expresión, ni de si es correcta).

2/1/20

Señoras que se empotraron hace mucho


Autora: Cristina Domenech

El otro día que había quedado en el centro, como es costumbre, salí de casa mucho antes para perderme un rato en el FNAC (o la FNAC). Es una cosa que me encanta y suelo hacer poco últimamente. Así que después de bajar andando, paseando, sin prisa (qué gusto) y después de hacer el único recado que me quedaba, comprar polen porque se me está acabando, me perdí feliz entre libros.

En seguida encontré este. Su título me resultó agresivo, incluso me hirió. El verbo lo había oído antes, pero no creí que fuera aplicable a las lesbianas. En fin, queda patente mi desconocimiento en nuevos términos y acepciones. Me lo compré dudando un poco de su contenido y mientras esperaba que llegara mi amiga, empecé a leerlo apoyada en una barandilla del metro. En las primeras líneas ya quedé absorbida por el tema y por el tono. Total, que me lo he acabado en un día, porque he buscado todos los momentos posibles para leerlo.
Parte del disfrute ha sido no conocer la vida de estas señoras “empotradoras” y la otra parte, que me ha provocado incluso más de una carcajada, ha sido el tono distendido, cercano, crítico y guasón de la narradora, o sea, de la escritora. 

Tengo envidia del estudio que ha realizado la autora para descubrir estas historias que van del siglo XVII hasta el siglo XX. Me la imagino leyendo los antiguos documentos, o diarios, o fuentes de información, tomando notas y ligando o cotejando una información con otra. Descubriendo estas maravillosas historias de mujeres que también estuvieron en el armario y salieron o no de él, porque parece ser que la época victoriana favorecía el lesbianismo sin tener que salir del armario.

Me ha gustado y por supuesto lo recomiendo a todas aquellas personas que les interese el tema.

1/1/20

Sobre los huesos de los muertos


Autora: Olga Tokarczuk

El día 26 me lo regalaron. Como hacía tiempo que no me paseaba por las librerías ni que veía la televisión ni leía diarios, no lo conocía. Me hizo mucha ilusión, porque me gusta que me regalen cosas que me sorprendan y no me esperaba nunca que fuera un libro. Por aquí, solo se suelen regalar libros para Sant Jordi, y tampoco muchos.

Me lo he acabado hoy, que no me he levantado de la cama hasta finiquitarlo, cosa que me encanta. Despertarme, abrir la ventana que entre luz y volver a la cama a leer.

El libro, en balance, me ha gustado, aunque no me ha apasionado. Es muy descriptivo, demasiado en algunos momentos y la acción llega a desaparecer. De repente, aparece una escena y cobra una velocidad vertiginosa y aumenta mi interés y absorción por la lectura; y de nuevo se relentece hasta la desesperación. Además, otra cosa que no me ha gustado ha sido que habla en algunos momentos sobre astrología y al ser un tema que desconozco y que creo que por ello me interesa bien poco, me aburría.

A pesar de esto, no lo he abandonado y la conclusión final ha sido que me ha gustado. No soy ninguna experta en literatura, solo soy una lectora con su opinión más personal e intransferible. Leedlo, leedlo vosotras y ya diréis.