2/6/23

Incordiar, he aquí la cuestión

Toda esa gente que no tiene vida, aunque se piensen que sí porque hacen las tres funciones vitales (relación, nutrición y reproducción), pero está más preocupada por la vida de los otros que por vivir la suya y se dedica a incordiar (envidiar, molestar, alterar, insultar, agredir) al prójimo, debería tener un botón de reset y si ni así, autodirigirse al desguace.

Otro gallo cantaría entonces. La gente que se dedica a sus cosas podría vivir tranquila sin que los que viven sin vivir en ellos porque viven pendientes de nosotros, se dedicasen a alterarnos.

¡Qué vidas tan vacías que no tienen otra que llenárselas con las nuestras! Y lo que es peor, sus retoños crecen mamando estas rabias, porque en el fondo son rabias, de sus progenitores hacia personas que luchan por tener la vida que quieren. Qué luchen ellos también, pero no contra nosotros, que no somos sus enemigos. Aquí el único enemigo que tienen es él mismo.

Lo dicho, si se aburren que jueguen al parchís y se autocanten las cuarenta.

2 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

No soporto a ese tipo de gente.
Vivir en la ciudad tiene pocas ventajas pero sin duda la más importante para mí es el anonimato.
Yo vivo en el mismo edificio desde hace un montón de años y no sé nada, ni me interesa, de la vida de los vecinos.
Si sales a la calle cada día hay gente nueva, gente que ves y olvidas.
Cuando de pequeño iba al pueblo era todo lo contrario... todo el mundo preguntaba y sabían las vidas de los vecinos, y cotilleaban, y criticaban...
Uffffffffffff, no puedo con eso.

Nosu dijo...

lo malo es que hacen la reproducción.

En realidad dan lástima, tienen vidas tan vacías que tienen que meterse en las ajenas. Aun así, su capacidad para hacer daño pude ser enorme...

Que les peten!