2/8/24

Volverse borrosa

“El amor, incluso el más apasionado, libra un pulso constante contra la extinción de los sentimientos.”

Cuando rompes con alguien te parece que nunca vas a poderlo olvidar. Lo tienes constantemente en la cabeza; todo te recuerda a aquella persona, toda tu vida está salpicada de ella.

Después de diez años de la separación, había conseguido olvidarme por completo de mi ex; podía circular por toda mi ciudad sin pensar en ella porque se había desvanecido toda conexión entre el lugar y el amor.

Pero aún así, durante dos años más, aún notaba una zona del cerebro ocupada. Cada vez que pensaba, hablaba, creaba, vivía… notaba que había una zona oscura en mi mente que no podía dominar, que no era mía y que me impedía dedicar toda mi capacidad cerebral a lo que estuviera haciendo. Y es que se había atrincherado ese recuerdo de la persona amada en un rincón de mi cerebro, intentando sobrevivir a los ataques y embistes que mi alma dirigía para aniquilarlo y acabar de una vez por todas con la que había sido mi último amor.  

Un buen día, me levanté con el cerebro libre. Esa zona atrincherada había sido liberada y podía volver a utilizar mi mente por completo. ¡Qué tremenda redención y que absoluta felicidad! Volvía a ser yo de los pies a la cabeza.

Mientras divagaba hoy en el sofá, he sentido una terrible pena al pensar que esa persona que tanto amé se me estaba volviendo borrosa. Mi mente dedicaba pocos microsegundos a recordarla ya. Y lo que más pena me daba era saber, porque lo sé, que mi imagen en ella si no se ha difuminado ya, lleva un montón de tiempo borrosa. 

¿Cuánta gente me debe llevar como un borrón en su alma?


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