28/1/09

La broma

Se secó los ojos con las manos. Tuvo que secarse las manos con el pantalón un par de veces para poder seguir secándose los ojos con las manos, ya que las lágrimas seguían sin parar. Se sonó la nariz por centésima vez, mientras daba un largo y quejoso respiro para intentar controlar la respiración y con eso dejar de llorar. Pero ya estaba totalmente congestionada y respiraba por la boca a la espera de que todas sus mucosidades volvieran a la tranquilidad.

Se miró en el espejo del lavabo y no pudo evitar aumentar el caudal de lágrimas y a la vez sonreír al ver su imagen reflejada. Tenía la cara roja, la nariz como un semáforo y las mejillas algo irritadas y pringosas de tanto llanto, un nudo en la garganta que la incitaba al carraspeo y algo que le pinchaba en lo más profundo de su corazón. Pasó la lengua por los labios, para saborear las lágrimas saladas que habían caído hacía unos momentos.

Sintiéndose incómoda decidió lavarse la cara y las manos. El agua fría chocó con la sensación de la congestión y daba la impresión de alivio. Aunque ella sabía que hasta que no se calmara no volvería a respirar con normalidad. Incluso, se le tapaban los oídos según como tragaba. Se secó la cara dándose pequeños y cariñosos golpecitos con la toalla, sentía que sus mejillas estaban irritadas. Volvió a mirarse al espejo y vio como ya no estaba tan roja, sus mejillas empezaban a tomar el acostumbrado tono pálido y su nariz se desprendía de todo bermellón, a pesar de que la tenía irritada y dolía. Los ojos de color marrón oscuro le brillaban de la humedad y sus labios rosados empezaban a tener heriditas de tanto mordérselos y chupárselos casi de forma inconsciente. El pelo lo tenía todo revuelto, y al sacarse la goma, cayó largo y castaño sobre sus hombros. Cogió el cepillo y se peinó con gesto rápido y decidido, como pretendiendo poner de nuevo todo en orden. Entonces, el pelo adquirió un color dorado que pasaba inadvertido cuando se lo recogía. Observó que sus manos se abrían y cerraban nerviosamente. Las tenía bien proporcionadas y sus dedos largos le otorgaban una belleza particular.

Tuvo una punzada en el corazón, ellas siempre se llevaban bien y tenían un sentido del humor bastante parecido. Entonces, ¿por qué le había afectado tanto la broma?

Alguien llamó a la puerta. No contestó, no tenía ganas de que le oyera la voz de moco. Entró ella.

−Lo siento, no quería hacerte daño − le dijo con la voz gangosa de haber llorado, la nariz moqueante y los ojos húmedos, y se tiró en sus brazos llorando.

−Yo también lo siento.

Abrazadas empezaron a llorar juntas y a reír como unas descosidas sin separar los labios de aquel eterno beso de perdón.

11 comentarios:

Al-kemia dijo...

Este post me ha hecho viajar en el tiempo...
Un abrazo.

Lucía dijo...

Pero qué bonito!!!

baldufa c'est moi dijo...

una broma segun el dia que te la hagan te puede sentar fatar o provocarte la risa. Somos asi de imprevisibles!

farala dijo...

como se nota que sabes llorar como me gusta llorar a mi: a moco tendido, o que conoces a alguien que sabe hacerlo!! me identifico totalmente!!

mojadopapel dijo...

Jo, me has dejado totalmente intrigada.

Raquel dijo...

Me sigue asombrando tu capcidad para crear situaciones y mil cosas en algo como lo que has escrito hoy.

Saltinbanqui dijo...

Yo aun espero a q venga a decirme que lo siente y a que me de ese beso.

Mejor espero sentada.

:)

Saltinbanqui dijo...

Yo aun espero a q venga a decirme que lo siente y a que me de ese beso.

Mejor espero sentada.

:)

Sandra Sánchez dijo...

No me gusta quedarme con la intriga.El texto genial!
;)

JESUS y ENCARNA dijo...

genial niña, consigues que vea las imágenes que creas con tus palabras.
Besicos
Encarna

Mireia dijo...

PRECIOSO