…una vez aprendió a leer (…) se distraía de la historia, embriagado, casi a punto de llorar; con la belleza del alfabeto, con sus sutiles y ricas formas y sonidos: embobado i perplejo por la compleja amplitud de una a, la bondad seca, leñosa de la r, la caprichosa E mayúscula, parecida a un rastrillo; la q talmente un renacuajo que nadaba en la infancia salina y húmeda de la evolución; la b con sus bravatas y brusquedades; la H mayúscula, con sus pilares amplios y eclesiásticos, saltarina en apariencia pero muy dudosa en el momento de sonar, una exhalación tibia, silenciosa, como el aliento de Dios en el rostro de Adán, como el resoplido de un caballo, h de (…) homínido, de hecatombe. (…)
Fernanda EBERSTAD (1993): Los demonios de Isaac. Barcelona.
EMECE.
No creo que tenga que añadir nada más.
3 comentarios:
anoto el título, que seguro me va a gustar :))
¡viva la tipografía y eso!
Desde las gatas llego.
No he podido evitar acordarme de un pequeño libro muy divertido sobre las palabras... "La conjuración de las palabras" de Pérez Galdós... Que majo el Benito Garbancero.
http://es.wikisource.org/wiki/La_conjuraci%C3%B3n_de_las_palabras
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