Maldito el momento en que dejé de escribir. Maldito el
momento en que creí que sería solo por una temporada. Maldito el momento en que
pensé que no me costaría volver a hacerlo. Volver a cabalgar sobre mi boli y
embadurnarme las manos con polvo de palabras. Mis alforjas, vacías más que
nunca, paradójicamente, me suponen un peso un peso extra, mucho más allá de los
papeles que arrastro con la esperanza de manuscribir algún día.
Me he decidido, hoy, por fin, a espolear mis ideas, para
poner al galope, en contra del viento, a la intención. Libreta en mano,
desenfundada y preparada para atacar.
Pero esta, que suponía una gran hazaña, escribir o morir con
las botas puestas, se ha convertido en una relajada cabalgada de otoño.
31/10/13
30/10/13
Trayectos y trayectorias
Sigo en los trenes, pero viajo de forma diferente, con los
ojos cerrados hacia afuera y la mirada clavada en mi interior. He dejado de
buscar historias y me dedico a entender la vida. ¡Terrible trabajo para un
eslabón de ésta! Sin posibilidad de alejamiento para adquirir perspectiva.
Sigo viajando en trenes, pero ahora me resultan más vacíos que nunca. Dormito en sus asientos para evitar sentir. Un aletargamiento pretende solventar el cansancio; la edad pesa pero más pesan las últimas experiencias vividas. Más pesa haber atravesado el umbral donde se resta el entorno y personas que siempre estuvieron desaparecen, sin hacer ruido. Un día despiertas y ya no están. Se han ido y se han llevado esos mil lugares que compartisteis y esos millones de lugares que nunca vais a poder compartir.
Dormito en los trenes porque ahora me cuesta vivir y me molesta ver vida en los demás. Cierro los ojos para dejar de soñar.
Sigo viajando en trenes, pero ahora me resultan más vacíos que nunca. Dormito en sus asientos para evitar sentir. Un aletargamiento pretende solventar el cansancio; la edad pesa pero más pesan las últimas experiencias vividas. Más pesa haber atravesado el umbral donde se resta el entorno y personas que siempre estuvieron desaparecen, sin hacer ruido. Un día despiertas y ya no están. Se han ido y se han llevado esos mil lugares que compartisteis y esos millones de lugares que nunca vais a poder compartir.
Dormito en los trenes porque ahora me cuesta vivir y me molesta ver vida en los demás. Cierro los ojos para dejar de soñar.
29/10/13
Matriz
matriz.
(Del lat. matrix, -īcis).
RAE
(Del lat. matrix, -īcis).
1. f. Víscera
hueca, de forma de redoma, situada en el interior de la pelvis de la mujer y de
las hembras de los mamíferos, donde se produce la hemorragia menstrual y se
desarrolla el feto hasta el momento del parto.
6.
f. Parte del
libro talonario que queda encuadernada al cortar o separar los talones,
cheques, títulos, etc., que lo forman.
10.
f. Mat. Conjunto
de números o símbolos algebraicos colocados en líneas horizontales y verticales
y dispuestos en forma de rectángulo.
11. adj. Se dice de la
escritura o instrumento que queda en el oficio o protocolo para que con ella,
en caso de duda, se cotejen el original y las copias.
─Debes empezar a
controlar tus aprensiones, que con dieciocho años, montar el número que
montaste porque te encontrabas mal e ibas a vomitar, no es muy adecuado. Ya
puedes ir a dar gracias a quién sea por no ser mujer; no tienes la regla, ni
ovulas, ni tendrás problemas de matriz.
─ ¿Matriz? ¿Qué es
matriz? La bisectriz y la matriz.
─Sí, del triángulo de
los shorts.
28/10/13
La piel de la serpiente II
La serpiente ha vuelto a mudar de piel. Llevaba demasiadas
rémoras a cuestas, clavadas entre escama y escama, que le iban sorbiendo la
voluntad. Feliz la serpiente de poderse desprender de tan entallado equipaje.
Ahora, volátil en cuanto a pensamientos, solo repta hacia el futuro, sacando su lengua viperina únicamente cuando le aparece una encrucijada con el simple fin de decidir qué dirección tomar.
La serpiente que un día mudó su piel buscando tranquilidad, vuelve a mudarla, esta vez con ansia de vivir intensamente lo que le queda de vida.
Ahora, volátil en cuanto a pensamientos, solo repta hacia el futuro, sacando su lengua viperina únicamente cuando le aparece una encrucijada con el simple fin de decidir qué dirección tomar.
La serpiente que un día mudó su piel buscando tranquilidad, vuelve a mudarla, esta vez con ansia de vivir intensamente lo que le queda de vida.
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