Las doctrinas amontonan.
¡Soma, soma, soma!, gritamos al unísono cada vez que vemos a la madre pájaro con un gusano en la boca.
Varios quilos de doctrina diaria son el alimento base para cualquier crecimiento.
Cuando el pensamiento vuela libre, ley o valor lo encarrila como una faja ortopédica corrige las osadas vértebras que pretenden iniciar su propio camino.
–Todos somos diferentes, únicos –no cesan de decir las grandes voces.
–Tú debes seguir la ruta marcada –dice, no obstante, la vara correctora de la educación, mientras de forma ordenada va cosiendo estrellas en las solapas.
–Tú debes seguir la ruta marcada –dice, no obstante, la vara correctora de la educación, mientras de forma ordenada va cosiendo estrellas en las solapas.
¡Yo no quiero ser del montón!,
dices mientras clavas tu pupila en mi pupila azul.
¡No quiero ser del montón!
¿Montón? Tú ya eres el propio montón.
1 comentario:
Hola Dintel, gracias por tu visita y comentario...vuelve cuando quieras!
Un libro muy bueno "un mundo feliz"... yo no quiero depender de la soma tampoco pero nos la meten sin que nos demos cuenta...jaja
Muy bueno el post!
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