Pasa el tiempo y hay cosas que continúan igual. En esta época sigo desayunando delante del ordenador, naranja cortada a gajos y yogur con cereales, mirando de vez en cuando por la ventana para ver cómo se va levantando el día. El edificio de enfrente dormido, con las persianas en su totalidad bajadas. Se escucha el ruido de unos pocos coches que circulan por la calle. Escribo. Escribo abrigada con dos polares pero a pesar de ello con las manos frías. La gente necesita beber algo caliente a primera hora y yo no ingeriré nada caliente hasta la hora de comer. Por esto debo tener las manos frías, pienso.
De repente, un movimiento en la casa de enfrente hace que despegue los ojos del ordenador. Se alza una persiana y se abre la ventana. La señora aparece, como cada día desde que vivo en esta casa, con la manta, la colcha, las sábanas y las almohadas y las sacude y expulsa con brío. Hoy la manta era la roja, y el edredón el rosa a juego con las fundas de las almohadas. Ella lleva una bata verde manzana y cada equis, pasa por delante de la abierta ventana con aspecto de trajinar en la habitación.
Ella no sabe que siempre la miro. Que me gusta mirarla porque es la señal de que aquel día, será un buen día, como siempre. Es el pistoletazo para que salga disparada a la ducha y sonría bajo el agua pensando en lo cotidiano de la costumbre.
6 comentarios:
buenos dias.Estos gestos son los que nos demuestran que la vida late con brio y que el reloj no espera
Dintel, mi cotidianidad es decir: "Amorcitooooooo, un besoooo" jajajajaja
Qué paz transmites en esta entrada, justo al contrario que en la anterior.
Adoro la cotidianeidad. También lo extraordinario, lo sorprendente. Pero esos gestos cotidianos, pequeños, sencillos, me producen un placer especial.
Buen día, Dintel. Buen finde.
Las pequeñas cosas de todos los días son lo mejor de la vida. Saludos
Me encanta leerte Dintel, para mí también es algo cotidiano y formas parte de mi vida.
;)
Esas cotidianeidades me gustan. Aunque no me gusta el frío de las mañanas y por eso siempre remoloneo un ratito más en la tibieza de la cama.
Me gusta mucho cómo cuentas todo esto.
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