22/10/11

Corriente

Cualquier excusa es buena para no escribir. Antes, al contrario, siempre encontraba un hueco para ello. Fraguaba las ideas durante el día, en los resquicios que las tareas del trabajo remunerado ofrecen como respiro vital para coger carrerilla y de nuevo lanzarse a la carga. Siempre con mi libreta, mi bolígrafo y mi mirada perdida en el pensamiento. Por la tarde llegaba a casa con el ansia implacable de encender el ordenador y lanzarme sobre el teclado para transformar en palabras el texto que había ido germinando en mí durante aquella larga jornada.

Eso era antes. Ahora, el trabajo se ha vuelto monótono y cansado. Huyo de los resquicios porque  se hallan vacíos y oscuros, prefiero zambullirme en las obligaciones que descubrir mi mente carente de ideas y lo que es peor, de iniciativa. Quizá no supe luchar bien y he caído, sin remedio, en esta corriente de desidia que arrasa nuestros días. No me justifico, solo quiero entender. Mientras me hallo a la deriva entre un montón de cuerpos hipnotizados por el devenir, quiero anclar mi mente en la comprensión del momento. Se ha acabado hablar de la vida.

Sorprende descubrir que las cosas que me gustaban de esta vida han dejado de hacerlo, así, sin más, sin dolor, sin pena ni gloria, simplemente sentándome en un sofá y dejando de pensar el tiempo. Sentándome a pasar el tiempo sin pensar. Viviendo el carpe diem y muriendo un poco más, sin inquietarme el hecho de no saber cuando empecé a morir.

13 comentarios:

ISA dijo...

Como ejercicio literario está muy bien.
Ahora si es tu pensamiento ¡levanta el culete del sofá! y ponte a hacer algo, aunque sea limpiar la casa o hacer mucha comida y congelarla debidamente para dias posteriores o lavar a mano toda tu ropa interior...

Todos tenemos época de sequía: sexual, sentimental, personal... y lo peor que se puede hacer en estos momentos es parar.
(consejos vendo que para mi no tengo)
.))))

María dijo...

¡Andaaaaa! La mente también necesita descansar.

Sandra Sánchez dijo...

Pues a mí me parece muy buen texto para no saber qué escribir...
Noto cierto desánimo últimamente...¿estás bien?....

Blau dijo...

Dintel, pues a ver si resucitas que yo no tengo, ni uso, ni me gusta la ropa negra.

Hala ponte a vivir!

Zenutria dijo...

"nuestra única defensa contra la muerte es el amor",

permítete algunas flaquezas, emula a Saramago

y ama sin motivos, por que sí, porque yo lo valgo!!

coñisss!!!

...y no te vayas que yo te acabo de encontrar, y aún

no me he leído el último de la Yosimoto.

leo dijo...

Uyuyuyuy. Voy a enviarte el Tío de la Vara.

Mármara dijo...

En efecto, como ejercicio está fenomenal. Retrata a la perfección la astenia otoñal.

Anónimo dijo...

A veces no sé cuando escribes en serio, o en ficción, sea como sea y como siempre te digo, me encanta, pues me evado siempre que te leo, de otros pensamientos. :)

Irreverens dijo...

Ya lo he dejado escrito en otro blog amigo: tu personaje sufre de la caída de la hoja, fijo.

Y ahora, con las lluvias, ni te cuento... :P

Anónimo dijo...

debes tener tiempo para el mismo tiempo. Relajar la mente sin angustiarte por si la inspiración o las ganas de ponerte a las teclas no son las que deseas. Hay momentos de saturación...a todos nos pasa...dáte el tiempo que tu cabecita te está pidiendo a gritos. Cuando algo nos fascina, y va pegado a nuestra piel...puede llegar el momento...por q no? en que un día...porque sí, no nos apetezca más...o por un tiempo.

un abrazo y ánimos. Tú sí que vales :)

Anónimo dijo...

A estas alturas me pasa lo mismo, hace como unos 20 dias, no actualizo. es bastante complejo, tomemonos un break y dejemos que la mente divague por senderos desconocidos de nuestra personalidad.

marga dijo...

estás apocalíptica =P, en eso nos parecemos mucho jajaja, pero no dudes que en cuanto menos lo imagines volverás a ser la de siempre, imposible renunciar, está en nuestra naturaleza!

es largo de explicar, pero sé que me entendés

bss

Elena Casero dijo...

Espero que eso sea solamente pura ficción. De lo contrario, levanta y anda y ponte en marcha que no se te pegue la desidia general, que no es bueno.

¡marchando!