Poco a poco el sol vuelve a salir. La luz mortecina que
regía mi vida empieza a desaparecer. Poco a poco he empezado a ubicarme de
nuevo. Intento evitar las rabias que tengo adheridas a la pared del estómago y
relativizar todo aquello que no me gusta. Levanto del suelo, con cuidado, donde
las dejé caer las rutinas que me hacían feliz, que daban sentido a mi vida. Es
duro realizarlas en soledad, después de tanto tiempo. No quiero mirar hacia
atrás porque allí queda esa lánguida luz que me desalumbraba y se me llenan de
plomo los pies. Ya he pasado por esta situación y no quiero más. Ya tengo
bastante.
2 comentarios:
Un tema interesante.
buenos propósitos, me gustan :))
besos,
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