26/8/13

Residencia

“He topado con el sueño muerto de una yerma vida”, pensaba mientras alargaba el cuello para mirarse en el espejo del lavabo. Hacía más de un mes que no veía su imagen, desde que una caída cambió sus piernas por ruedas de una silla. “Esto no me puede estar pasando a mí”, gritaba su alma mientras desistía de seguir intentando alcanzar con la vista su imagen en el borde más bajo del espejo. “Pero tu vida no ha sido yerma”, le espoleaba cada latido en la sien. “¿Y por qué estaba prisionera entre ruedas de sillas y barrotes de cama?”, gorgoteaba su corazón, el más cercano a dejar vislumbrar retazos de su pensamiento.

Exasperada,  hizo girar la silla y se dirigió hasta los ascensores. Tocó el botón de bajada. Una vez dentro haciendo esfuerzo con sus manos sobre el reposa manos de su silla pudo por un instante contemplar esa decrépita imagen desconocida para ella. “¿Esa soy yo? Esto no me puede estar pasando a mí. He topado con el sueño muerto de una yerma vida”.