Hace algún tiempo, Eloy Moreno se puso en contacto conmigo
para darme a conocer su primer libro: “El bolígrafo de gel verde”. Me habló de
él como escritor primerizo, de su libro y de sus ilusiones. Cuando salió al mercado,
tiempo más tarde, lo compré y lo devoré en una tarde. Me gustó mucho. El libro
tuvo buena acogida gracias a la promoción que el propio escritor hizo de él y
al boca a boca de los que lo íbamos leyendo.
Ahora, he vuelto a recibir un correo de Eloy Moreno
anunciándome que tiene ya su segundo libro: “Lo que encontré bajo el sofá”. No
tengo ni idea de qué va, ni qué tipo de novela es. Por descontado que lo
adquiriré y lo leeré a la que salga al mercado. Mientras tanto, aquí va el
enlace que me ha facilitado el autor. ¡Hay sorteo y todo!
http://bit.ly/16NSg86
Creo que es la primera vez que hablo de un libro sin haberlo
leído.
27/8/13
Stoner
Este año ha sido muy raro. He estado muy descentrada y he
dejado de hacer muchas cosas de las que me gustan. He dejado de hacer tanto que
me está siendo difícil volver a las antiguas costumbres: leer, por ejemplo.
Me he alejado de la lectura. Creíame incapaz de volver a leer. Hace unos meses, dispuesta a reemprender mi antiguo placer, pedí, en una de mis librerías que me recomendaran un libro. Perdida, creo que se llama. Lo empecé a leer con voracidad, pero lo dejé en la página 30. Leía sin concentrarme, sin interesarme. Qué tristeza al pensar que mi etapa lectora había acabado.
Sin planearlo, tuve que volver a la librería y mi estimado librero me recomendó Stoner. Por favor, qué maravilla!!!! Lo he engullido. La premisa con la que me lo vendió fue: “No pasa nada, pero el personaje es profundo”. No lo dudé.
Realmente, no pasa nada. Creo que el autor monta unos personajes honestos y profundos, sobre todo el protagonista. Me he enamorado del personaje protagonista, de cómo está escrita la novela (yo quiero escribir una así), de la atmósfera, de los lugares, del tipo de vida del protagonista. Creo que es una novela recomendada para todas aquellas personas que huyen de los bestsellers veraniegos.
Me he alejado de la lectura. Creíame incapaz de volver a leer. Hace unos meses, dispuesta a reemprender mi antiguo placer, pedí, en una de mis librerías que me recomendaran un libro. Perdida, creo que se llama. Lo empecé a leer con voracidad, pero lo dejé en la página 30. Leía sin concentrarme, sin interesarme. Qué tristeza al pensar que mi etapa lectora había acabado.
Sin planearlo, tuve que volver a la librería y mi estimado librero me recomendó Stoner. Por favor, qué maravilla!!!! Lo he engullido. La premisa con la que me lo vendió fue: “No pasa nada, pero el personaje es profundo”. No lo dudé.
Realmente, no pasa nada. Creo que el autor monta unos personajes honestos y profundos, sobre todo el protagonista. Me he enamorado del personaje protagonista, de cómo está escrita la novela (yo quiero escribir una así), de la atmósfera, de los lugares, del tipo de vida del protagonista. Creo que es una novela recomendada para todas aquellas personas que huyen de los bestsellers veraniegos.
26/8/13
Residencia
“He topado con el sueño muerto de una yerma vida”, pensaba
mientras alargaba el cuello para mirarse en el espejo del lavabo. Hacía más de
un mes que no veía su imagen, desde que una caída cambió sus piernas por ruedas
de una silla. “Esto no me puede estar pasando a mí”, gritaba su alma mientras
desistía de seguir intentando alcanzar con la vista su imagen en el borde más
bajo del espejo. “Pero tu vida no ha sido yerma”, le espoleaba cada latido en la
sien. “¿Y por qué estaba prisionera entre ruedas de sillas y barrotes de cama?”,
gorgoteaba su corazón, el más cercano a dejar vislumbrar retazos de su
pensamiento.
Exasperada, hizo girar la silla y se dirigió hasta los ascensores. Tocó el botón de bajada. Una vez dentro haciendo esfuerzo con sus manos sobre el reposa manos de su silla pudo por un instante contemplar esa decrépita imagen desconocida para ella. “¿Esa soy yo? Esto no me puede estar pasando a mí. He topado con el sueño muerto de una yerma vida”.
Exasperada, hizo girar la silla y se dirigió hasta los ascensores. Tocó el botón de bajada. Una vez dentro haciendo esfuerzo con sus manos sobre el reposa manos de su silla pudo por un instante contemplar esa decrépita imagen desconocida para ella. “¿Esa soy yo? Esto no me puede estar pasando a mí. He topado con el sueño muerto de una yerma vida”.
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