Salimos ya de las tinieblas que envuelven nuestro corazón. El
letargo de mente y obra llega a su fin. Son nuevos tiempos. Tiempos de escritura.
Lo que hoy es vivido perdurará en nosotros.
La joven padawan está preparada para cualquier enviste del Reverso
Tenebroso, segura, ella, del poder de sus palabras. Después del letargo a la que
ha sido sometida, siente la Fuerza más que nunca y ha aprendido a escuchar su
instinto. La situación no consiguió doblegarla ni apagarla, sino limarla y
prepararla para la nueva rebelión.
Obediente, escucha a su maestro. En breve, el consejo la
llamará para ascenderla. Eso querrá decir que confiaran plenamente en ella y
que estará en comunión con la Fuerza.
Al principio, cuando la Fuerza se empieza a sentir, las
mismas palabras pueden conducirte al Lado Oscuro. Solo las almas puras y
sintácticas podrán llegar a completarte como Jedi.
La joven padawan es consciente de todo esto. Su única arma
es la estilográfica que heredó de su padre. Este, antes de cesar sus funciones como
organismo biológico y su espíritu ascender a otro plano de existencia donde la
Fuerza Cósmica permite mantener la individualidad del Jedi, se la había
regalado como herencia de toda una vida de sabiduría.
La joven padawan se dispone a presentarse delante del
consejo. A pesar de dominar todos los aspectos místicos de la Fuerza y sentir
su estilográfica como un sable de luz, se sentía nerviosa. Los nuevos tiempos
de escritura obligaban a acelerarlo todo, ¿y si no estaba preparada?
Algo en la Fuerza se perturba. Las dudas no son buenas para
ningún Jedi. Resquebrajan el poder y la sabiduría, y enturbian el lado luminoso
de esta. La joven padawan se dirige hacia el consejo. En cuanto entra en la
cámara donde los grandes maestros la esperan, todas sus dudas se disipan, sabe
que domina el viejo arte de las palabras y que, a pesar de su juventud, la
Fuerza la acompaña.
Son nuevos tiempos; tiempos de escritura.