27/5/20

Diarios


De nuevo, decidí volver a escribir un diario. Esta vez, debía ser diferente a todos los que había estado escribiendo a lo largo de mi vida y, que posteriormente a su escritura, había destrozado.

Quería que fuera un diario escrito con buena letra, visualmente perfecto, cuyo contenido fuera lo que me ocurriera durante el día contado desde un punto literario, lleno de sensaciones y sentimientos. Quería imitar los diarios que hasta ahora he leído de Virginia Wolf, Kandinsky, Van Gogh, Flaubert, etc…

Quería convertir mis anodinos días en poética y profundidades y que, si algún día llegaban a ser leídos, quería, transmitieran un mundo interior lleno de efervescencia, como si mi vida fuera parecida a la de Dorothy Parker o, tal vez, Machado, o tal vez, alguna de las hermanas Brontë, Charlotte o Elizabeth.

Llevo ya, cuento, casi seis meses escribiéndolo. A veces, antes de ponerme a escribir, lo releo un poco y me decepciono. Mi escritura dista tanto de lo que quiero conseguir. No sé si es que mi vida es tan anodina que es imposible encontrarle poética alguna, o que soy incapaz de convertirla en un buen texto. Muchas veces, mi diario parece una sucesión de hechos, ni siquiera concatenados. Tiende más hacia un dietario en el que solo falta poner las horas en las que se ha realizado cada tarea.

Sé que no es la primera vez que escribo sobre el tema. Es un recurrente en mi vida. Pienso en ello mucho. No escribo para ser leída, sino para leerme. Y “leerme” en el sentido más amplio e incluso metafórico: entenderme. Cuando me veo reflejada en mis palabras es cuando puedo alejarme un poco de mí para tomar decisiones en frío. Demasiado enrevesado el interior para darme respuestas sin tomar distancia.

Llegados a este punto, es cuando suelo desistir de seguir escribiendo y como el producto obtenido no me gusta toca desguazarlo. No es la primera vez que pasa y supongo que no será la última. Consecuencia: horas de escritura aniquiladas.
Esta vez, sorprendiéndome incluso a mí misma, voy a continuar con mis diarios. Voy a seguir luchando por conseguir el tono y la calidad que quiero en ellos y, sobretodo, por mejorar su presentación, que a veces, dista mucho de lo armónico.

Confieso que a veces tengo la sensación de no evolucionar, de que me siguen preocupando las mismas cosas y que me hallo parada en el tiempo intentando algo que a lo largo de mi vida no he conseguido. No me refiero solo al tema de la escritura del diario. ¿Llegaré a cambiar las preocupaciones que tengo en la vida? ¿Evolucionaré? ¿O lo que me interesa, preocupa y ocupa son mis universales, para siempre?

Hace tiempo que descubrí que mejor me dejo fluir que me intento cambiar, siempre llego a mejor puerto así.

4 comentarios:

Laura dijo...

Fluye, veremos que sale 😉
Besos.

Carmela dijo...

Yo tengo un cuaderno, donde apunto simplemente notas sobre el día. y sus fechas. Deslazadas, sin concordancia, sucesos, ideas, pensamientos.... pero aunque te parezca que no, con el tiempo me han servido, para verme. Yo creo que no deberías tirarlo. No le pidas más de lo que ahora es, pero con el tiempo, te servirá.

Creo que debes dejarte fluir, como dice, Laura. Ese río, llegará a su océano. Estoy segura.

Un beso.

dintel dijo...

Laura, fluyendo, como toda la vida. ¿Dónde lleva?

dintel dijo...

Carmela, me ha gustado eso de "no le pidas más de lo que ahora es"... Os voy a hacer caso.