Descubrir lo mal que hablamos es difícil porque estamos tan acostumbrados a ello que no hay manera de detectarlo. Además, con las interferencias de ser bilingüe, aún es peor, porque hay palabras que las decimos como si fueran correctas en castellano.
Yo lo descubrí por primera vez a los 12 años.
Mis padres, aquel verano, me mandaron a un pensionado francés para que mejorara mi idioma; siempre fui un desastre para las lenguas y continuo siéndolo. Ir a un pensionado aquella época me pareció el mejor regalo del mundo. Había leído como una loca los libros de Torres de Mallory, de Las mellizas en Santa Clara y de Puck, por lo que ir a un pensionado quería decir correr mil aventuras y misterios. Cabe decir que aquellos libros para mí fueron como los de caballería para Quijote.
La experiencia no fue exactamente como lo que había leído, pero sí que se crearon vínculos entre mis compañeras muy profundos y muy válidos a la hora de madurar. Yo era la más pequeña y todo el mundo me cuidaba y me enseñaba sin ningún filtro adulto.
Por la mañana teníamos cuatro horas de clase y por la tarde, actividades deportivas, paseos por la montaña y por los lagos y visitas a los pueblos cercanos. Por la noche íbamos a la pista de hielo a patinar, que la tenían reservada para el pensionado.
Un día en clase le dije a mi compañera que era de Madrid: “Pásame la maquineta”
Me preguntó que qué era la maquineta. Allí descubrí que en realidad, esa palabra que yo decía y creía castellana era catalana y quería decir sacapuntas.
“¿Cuántas palabras más estaba empleando mal?”, ese fue mi pensamiento. No sé por qué, desde bien pequeña me ha interesado hablar bien y conocer a la perfección las lenguas que hablo. A partir de ese día, me di cuenta que debía ser la guardiana de mis palabras.
A modo de curiosidad: también descubrí que la palabra “melindro” era catalana. Creo que la traducción más cercana es bizcocho, pero no es bien, bien, eso.
A lo que iba.
Un día leyendo algo me encontré con un lista de pleonasmos que cuidadosamente copié en mi libreta. Soy de las personas que siempre digo: “subo para arriba” si solo digo “subo” me parece que falta algo. Tener esta lista, de alguna manera me ha ayudado a ser consciente de ello, pero (porque hay un pero) nunca hago el análisis de lo que escribo mirando si utilizo pleonasmos o no.
¡Estupendo!
¿Y a qué viene todo esto? Pues a que ahora mismo voy a copiar aquí la lista a modo de recordatorio para ver si así se me hace mucho más presente el mundo pleonasmo.
Ya veis, todo este rollo para copiar una lista.
Pleonasmos:
1.- Lapso de tiempo
2.- Completamente gratis
3.- Funcionario público
4.- Parámetro de medición
5.- Glosario de términos
6.- Panorama general
7.- Persona humana
8.- Me parece a mí que…
9.- Suele tener a menudo
10.- Volver a repetir
11.- Salió de dentro
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