Leí este libro porque una señora mayor me lo recomendó. “¿No lo has leído aún?”, esa fue su pregunta. Y lo que me incitó directamente a leerlo, fue ese aún. Me dije que debía cumplir su expectativa, pues me era bien fácil: leer.
No me ha aportado nada nuevo. Hace ya tiempo que sé que de la indignación sale el compromiso y no del enfado. Enfurruñarse y patalear no sirve de nada, sólo es un gasto inútil de energía. Y la energía va cara, más ahora que mi tiempo se ha acelerado y me empieza a no sobrar.
Vivo y vivo dedicando una parte de mi vida a sembrar; a sembrar ideas de futuro, de paz, de esfuerzo, de ilusión y de ganas. A sembrar estrategias de resolución de problemas, tan necesarias en nuestros días. A sembrar sonrisas e inquietudes. En definitiva, a sembrar todo aquello cultivable y productivo.
Leer este libro me ha servido para reflexionar sobre mí misma, que buena falta me hacía, pues me dejaba empujar por el devenir de los días y empezaba a sentirme desmotivada, cansada y sin energía.
No puedo añadir nada más. Se lee en menos de quince minutos. Me ha valido la pena invertirlos.
5 comentarios:
A ver si cae en mis manos y le dedico esos 15 minutos, que nunca está de más.
;)
Yo tengo curiosidad por uno del que he leído una reseña, que juega con el éxito de éste. Se titula "Avergonzaos". A ver..
bss
si Indignaos no te ha aportado nada, lo tienes crudo. hasta a mí, que lo leo todo, me aporto. creo que te has precipitado al decir que no te ha aportado nada. discúlpame pero siempre digo lo que pienso.
Si lo encuentro intentaré prestarle esos 15 minutos.
Hasta el infinito y más allá
lo triste es que a veces se estropea la cosecha
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