Maldito el momento en que dejé de escribir. Maldito el
momento en que creí que sería solo por una temporada. Maldito el momento en que
pensé que no me costaría volver a hacerlo. Volver a cabalgar sobre mi boli y
embadurnarme las manos con polvo de palabras. Mis alforjas, vacías más que
nunca, paradójicamente, me suponen un peso un peso extra, mucho más allá de los
papeles que arrastro con la esperanza de manuscribir algún día.
Me he decidido, hoy, por fin, a espolear mis ideas, para
poner al galope, en contra del viento, a la intención. Libreta en mano,
desenfundada y preparada para atacar.
Pero esta, que suponía una gran hazaña, escribir o morir con
las botas puestas, se ha convertido en una relajada cabalgada de otoño.
2 comentarios:
Venga, a escribir y a disfrutarlo... o como mínimo que sirva de terapia.
todo tiene su momento, mujer
besos,
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