16/2/15

Procrastinación

Debo diferir las ansias de comerme el mundo. No es momento. La idoneidad será cuando me impele el corazón con nuevas ganas de amar. Ahora aun no tengo suficiente fuerza impulsora para este nuevo periplo que he empezado con pasos inseguros. Cuesta conceptualizar lo que me ha pasado. Implosioné y ahora me desconozco. Actúo con respuestas de índole diversa y  me zambullo en el fulgor de mis emociones, poco convincentes, con reparo y temor, pues no quiero dejarme empapar por el efecto de ningún flujo emocional. Exhalo mi aliento creativo y me repliego, con introversión en la mirada. Sumergida en oscura sustancia profunda en espera de que algún acicate me espolee.

1 comentario:

María Jesús Fernández dijo...

Hay cosas que no se pueden aplazar, porque puede que mañana ya no existan o no sean iguales. ¿Cómo se puede dejar una sensación para mañana?
Un saludo.