3/9/16

Volver

Volver, cargada de propósitos y enmiendas. Sin ilusión pero con ganas. Respirando porque es lo que toca. Se debe hacer. No hay más. Dando pequeños pasos, los que te permiten tus zapatos de cemento. Atrás quedaron las grandes zancadas y el hambre de comerte el mundo. Ya no duelen los desgarros del corazón, pero sus suturas pesan, pesan y te obligan a arrastrar el ánimo. Tres o cuatro lágrimas diarias para hidratar la tristeza, diosa de tus entretelas, que ya no ahoga pero aprieta.

Volver, por costumbre y por empuje, levitando por encima de cualquier alma, con la oscuridad que otorga saber que en tu vida hay más ayeres que mañanas. Volver con el corazón manso y las entrañas calladas; con las raíces cortadas. Pero volver; volver, cargada de propósitos y enmiendas.

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