Con mi traje negro de duelo, me duelo, y me siento en silencio delante de la puerta de casa, que un día fue hogar, hoy, vacío y mañana, tumba, esperando a que vuelvas conmigo. Tantos finales tuvimos que ahora no sé si fuimos y acabamos o acabamos lo que fuimos. Pero, el caso, es que pasan los días y queda el estómago lleno de ratoncillos aletargados, poco expectantes, por la incertidumbre de no saber si vuelves o vas o vienes para atravesar mi espectro.
En mi mano, tú última nota. Tocar la tinta, la hoja y la
esencia que dejaste al escribirla, me quema el alma. Te tuve y no te tengo, te
quise y te sigo queriendo. Ahora, mi vida es ceniza en un viejo cenicero.
Al principio, llené tu hueco con tormentas y neblinas,
maremotos y escollos. ¿Qué absurdo andamiaje construí con tu ausencia? Vino el
tiempo y, en un par de tic tacs, me vació de nuevo. Ahora, callo y vivo del
recuerdo. Me balanceo sobre mi sombra y beso, bebo y me alimento de tu última
nota, que analizo, destilo y descompongo hasta la locura, pensando si, ella, contendrá
tu definitivo adiós.
2 comentarios:
Mejor acabar lo q fuisteis...y q sea el final del duelo que duele..
Las notas se guardan..pero no se reelen señora..
Noto innovacion..renovacion en la escritura y en su literatura..ya se dice q las mejores obras proceden del dolor o del desengaño y no de la alegria..en fin..que viva la literatura
NOOR, gracias por tu crítica literaria que me permite creer más en lo que hago.
Un saludo
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