12/12/10

Agost de Tracy Letts, dirigido por Sergi Belbel

Últimamente me apetece ir poco al teatro. Mi vida se ha vuelto mucho más casera y ermitaña, sin ganas de salir por el mundo ni ver lo que este tiene que ofrecerme. Después de la dura (cansada más que dura) jornada de trabajo lo único que me apetece es regresar a mi hogar a disfrutar de ese merecido “descanso del guerrero”. Pero ayer me convencieron, no sin oponer resistencia, pues me levanto a las cinco y la obra duraba de las 20 horas hasta las 00 horas 15 minutos. ¡Cuatro horas y cuarto! ¿A quién no le echa para atrás este simple argumento? Dormiría, si todo iba bien, casi las mismas horas que dura la obra.

Otra de mis dudas, era el miedo a tener que luchar contra el sopor, aquella sensación de que el ritmo de la obra se convierte en una suave cadencia y los focos del escenario más amarillentos que nunca hacen aflorar el cansancio del día, al cual la monotonía del diálogo le sirve de nana; tú luchas por mantenerlos abiertos y cada vez que levantas los párpados la escena ha avanzado un cierto tiempo. Esa sensación es horrorosa y mucho se acentúa cuando descubres que tus vecinos de asientos son conscientes de tu estado porque unos chivatos cabeceos los mantienen en todo momento informados.

No. No sucedió nada de todo esto. Si el montaje era brillante, el texto lo era mucho más y la interpretación, divina. Emma Vilarasau y Anna Lizarán estuvieron brutales. No sólo ellas, que me encantan, si no todo el elenco. Conociendo a Sergi Belbel, el director, era de esperar; en ningún momento pensé que la obra pudiera fallar por el casting.

También disfruté mucho de la estructura de la obra, de cómo el autor dosifica la información y nos la hace llegar. El humor es vehículo de transmisión pero también de distensión. La cruda realidad que nos muestra va adquiriendo una tonalidad de acidez que no desaparece hasta el desenlace final, donde la violencia de los hechos hace reducir la propia respiración a la mínima existencia.

Esta es la obra que siempre he querido escribir. Cuando la pereza me venga dadme una patada, no hay excusa para dejar de ir al teatro. Por cierto, mi crítica no es más que mi opinión, y una opinión no sienta cátedra.

3 comentarios:

Mármara dijo...

A mí también me hubiera echado para atrás la duración, pero, mira, a veces, deshacerse de la pereza da sus frutos.
Estaré atenta por si llega por estos lares(cosa que dudo).

illeR dijo...

Yo quiero ir a ver los miserables pero tendrá que ser cuando vuelva de las vacaciones de navidad. Espero que para entonces siga en cartel.

José L. Solé dijo...

Una obra de teatro estupenda en su conjunto, muy bien dirigida y con unas interpretaciones brutales de todo un elenco de actores en estado de gracia, donde en mi opinión brilla con luz própia Emma Vilarasau, simplemente inmensa!
Ideal para ver en estas fechas y analizar en profundidad el concepto de "La Familia", desde un punto de vista distinto del padrino de Coppola, pero igual de... contundente.
Bienvenidos también los giros hacia la comedia, que descargan un poco la tensión acumulada...
En cuanto al tiempo de duración, decir que se agradecen sobremanera los dos entreactos de descanso, al final me pasó volando y eso que la ví este domingo pasado y el lunes había que madrugar...
Por ponerle un pero, pequeñito eso sí, no acabó de convencerme el último acto(final incluído), el segundo acto es tan sumamente bueno y deja el listón tan elevado, que entiendo que pueda costar cerrar la función in crescendo lo insuperable. En todo caso, todo un placer haber disfrutado de esta obra.

Saludos.-