De rodillas ante ti, contemplo, abrigada por la
tranquilidad, cómo duermes con placidez. No me atrevo a besarte por miedo a
romper el momento. La noche alberga mis sentimientos y mi deseo, vivo su
compañía. La luz de la farola solo tiene por misión colarse por las rendijas de
la persiana para dibujar tu silueta bajo esa colcha de amor que cubre tu
desnudez.
Recibí la noche sobre tu cuerpo, besando todos tus pliegues,
excitada, húmeda como nunca antes había estado. Me siento impregnada de ti. Al
llegar el alba, nuestro olor se vuelve aroma. Será la colonia que nos acompañe
durante todo el día.
No puedo contenerme, te beso.
1 comentario:
Ya estaba queriendo leerte de nuevo.
Gracias por abrir la ventana.
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