21/11/13

Tengo que perder peso

Tengo que perder peso. Lo he notado hoy, por la mañana, cuando al ir a lavarme los dientes se me ha resbalado el tubo de pasta dentífrica y ha caído al suelo. Cuando me he agachado para recogerlo no me podía volver a levantar. Mis rodillas no respondían. Tenía la sensación de que mis músculos no tenían la fuerza suficiente para devolverme a mi posición vertical, esa bípeda posición típica del ser humano. Y es que últimamente me siento una piltrafa.

Debo perder peso. No puedo seguir llevando encima los problemas de mi marido: que si no tiene trabajo, que si las niñas hacen mucho ruido y a él le duele la cabeza, que si quiere ver la tele y no hacemos más que reír y molestar. ¿Qué espera?, son  niñas con ganas de ser felices.

Tengo que desprenderme del dolor que me causa esa terrible adolescencia de la mayor. Por ahora me sigo imponiendo. ¿Pero, por cuánto tiempo? Está al caer ese rotundo “no” adolescente, ese “no” de “aquímeplantotegusteonoteguste”, ese “no” seguro del descubrimiento hecho de que yo ya no la puedo obligar a nada.

También me pesan y me fatigan mis padres, ya mayores. Mi padre, senilmente feliz, que se mea encima pero no quiere llevar pañal porque él es muy hombre. Mi madre cuidándolo hasta el agotamiento, limpiando y lavando continuamente y siempre teniendo la casa hecha un desastre y la ropa llena de lamparones porque hace años que la Seguridad Social tenía que haberla llamado para operarse de cataratas y no ve las manchas. Eso sí, ambos se encuentran en plenas facultades para vivir solos y tenemos trifulca cada vez que intento sugerir lo contrario.

Debo perder peso, porque con tanta carga adicional ni si quiera puedo verme el ombligo. ¿Y qué es una persona que no puede verse el ombligo?

2 comentarios:

maslama dijo...

pues es uno más de los millones de desgraciados que pululamos por el mundo :))

besos,

María dijo...

Muy bueno! Cuánta razón!