Por mucho que pretenda creer que el tiempo no pasa y me
obstine en seguir utilizando bragas contemporáneas en vez de las de cuello
largo no me puedo engañar, ni puedo engañar a nadie. Me he convertido en un ser
errático incapaz de cumplir con los propósitos que se propone a corto plazo. E
intento relajarme con el tema, pero vuelve con pertinacia susurrando, “no has
hecho lo que te proponías” y acribillando mi moral.
Ante mí, toda esa ristra de festividades, que en principio,
me otorgaba todo el tiempo del mundo para dedicarme a esa lista de quehaceres,
placenteros y obligatorios, que se llenaba de polvo en un rincón de mi mesa de
despacho y que continua llenándose.
Y parezco bisoña en el arte de organizarme, pero de nuevo,
perdido ese tiempo maravilloso no me va a quedar otra que menguar la lista en
los intersticios del día a día, que son mínimos. Y sé que por muchas aserciones
que me haga, no voy a poder hacerlo, sin poder, así, librarme del sentimiento
de culpa, que yo misma me impongo.
¡A esperar de nuevo vacaciones para disponer de tiempo! (Qué
triste, cómo me engaño).
1 comentario:
Hola Dintel, creo que lo mejor es no agobiarse e ir sacando algo de tiempo de donde puedas, seguro que algo de tiempo queda, todo es cuestión de prioridades ;)
Aprovecho para desearte un Feliz 2015 lleno de buenas letras!
Besos!!
Publicar un comentario