No hay cosa que me produzca más placer que escribir a
oscuras. La pantalla iluminada del ordenador fija la atención absolutamente. Ya
sé que no es demasiado saludable para la vista, y, por otra parte, no lo
acostumbro a hacer. Pero esto no quita que me guste. Me distancio de mí y me
imagino cómo debe iluminar mi cara. Seguro que es una visión mortecina. Me
sonrío al pensarlo. Hoy es un día especial, muy especial. Pienso en mis
queridos fantasmas. Me acostumbran a acompañar, en este momento, los tengo más
presentes. Los quiero, no puedo evitarlo. Me hacen sentir bien porque, a pesar
del frío de lo intangible, me mantienen el alma cálida, cosa que necesito para
poder seguir mi vida. De ahí la oscuridad alrededor de la pantalla, para que
puedan campar a sus anchas.
2 comentarios:
Que campen...que campen a sus anchas...nada como celebrar los dias especiales rodeadas de fantasmas....de los nuestros..dias especiales con tempo caribeño..saludos cordiales señora.
Noor, sí, al final parecen parte de nuestro alter ego.
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