3/4/20

La trenza


Autora: Laetitia Colombani

Los primeros días de confinamiento (hoy hace mi día número 22), no me atrevía a leer. Quería tener la mente y las manos ocupadas y la lectura me parecía una actividad más pasiva que las otras. Así que fueron pasando los días y me iba programando actividades en una lista la noche anterior y no paraba durante todo el día hasta que conseguía tener toda la lista tachada. La segunda semana, (en principio eran solo dos las que íbamos a estar confinados), me programé actividades de limpieza por habitaciones y orden absoluto (ríete tú de Marie Kondo). Cuando llegó el momento de atacar la estantería que tengo en el comedor fue todo un orgasmo. Cambié la distribución que suelo tener y descubrí que tenía dos estantes llenos de libros en dos filas cada uno por leer. Así que como si alguien le hubiera dado a mi interruptor, elegí libro y empecé a leer con tranquilidad, disfrutando de las palabras y de las imágenes que el autor me iba creando.

La trenza es un gran libro. A pesar de que en seguida ves a qué se refiere con el título, eso hace muchísimo más interesante su lectura, creo. Poco os voy a poder narrar de él porque quiero que quién lo lea, lo haga de la misma forma que lo hice yo, sin saber nada de él. Eso sí, hay una parte que me hirió la sensibilidad (que tengo, ahora, a flor de piel), pero, aun así, no lo abandoné. Os lo recomiendo sin lugar a dudas.

Cuando ordené mis libros, tomé la decisión de que a partir de ahora los que leía y me gustaban mucho me los quedaba y los otros, los abandonaría en un café, en un banco, o en algún lugar que me pareciera bien, seguro que a alguien les gustaría. Es por eso que ahora en el recibidor de casa ha inaugurado un pequeño montículo de libros que espero que no crezca mucho. Eso sí, La trenza está guardado en el estante, con mis libros preferidos.

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