Empecé (cuando empezó todo esto) a dibujar una viñeta diaria
sobre el Confinamiento (se merece ya una mayúscula) porque me apetecía plasmar
un poco mi día a día entre estas cuatro paredes (tengo algunas más) que son mi
casa. Resulta que en un principio, pensaba (ilusa de mí) que iba a durar los
quince días que habían dicho; ahora, con 27 ya, entre pecho y espalda, empiezo
a tener un volumen de viñetas considerable.
Por esas cosas de la vida (que en mi haber tengo muchas),
sin quererlo, les he ido cogiendo un cariño especial. Por ahora, solo las he
compartido con algunas de mis amistades más cercanas (puede que, con alguna
lejana, también —soy un desastre para las distancias—) y me estaba planteando colgarlas
en mi blog. Pero no sé qué me pasa; hay algo dentro de mí que me lo impide.
Supongo que es una manera nueva de desnudarme ante mis lectoras (que parece ser
que son bien pocas) sin estar protegida detrás de las palabras (muralla sólida
dónde las haya).
Creo que necesito aún un tiempo más de reflexión a ver si al
final decido vencer la timidez y me lanzo. Por otro lado, si mi estimado
público las reclamara sería como verme obligada a su publicación.
La idea sería colgar cuatro diarias hasta ponerme al día.
Entonces, pasaría a publicar la viñeta diaria según la vaya dibujando.
6 comentarios:
yo creo que he visto alguna desde la distancia, y la verdad es que me han encantado!
Has picado la curiosidad...
Un abrazo.
Espero con ganas poder leerlas.
Beso grande
Nosu, gracias, tu opinión es importante para mí. Ya he empezado a colgarlas.
Rafael, pues allá que vamos.
Carmela, ahí están ya.
Publicar un comentario