5/9/22

Tiempo y dolor

Escribir apacigua el alma de cualquier vagabundo de las palabras, es un secreto a voces.

Yo dejé de hacerlo cuando el sentido desapareció. No me encontraba con fuerzas de enfrentarme a la página en blanco; se vive el dolor en la penumbra y el brillo de esa página, que ciega la poca luz que contienen las entrañas; no era lo mejor en ese momento.

Luego el tiempo lo hace todo. Se instala el duelo en las yemas de los dedos y es imposible teclear en el ordenador. Lo que antes era júbilo, ahora es dolor y esas palabras calladas en tantos años de silencio, litifican y emparedan el lugar que debiera ocupar el corazón, ahora, en los pies.

Y el tiempo pasa y el dolor, no. Nos ponemos a hacer inventario de lo que nunca escribimos ni escribiremos; ordenamos nuestras cicatrices desparramadas en el suelo, numeramos los suspiros expirados al viento; baldeamos las esperanzas, para que luzcan de nuevo.

Y el tiempo pasa y el dolor, no. Y lo querría sucinto, porque las lágrimas que no detienen la vida, me paralizan a mí y nimban mi mente de un halo de oquedad; ¿cómo, entonces, poder escribir?

2 comentarios:

Somnis dijo...

A mi mai se m'han tret realment les ganes d'escriure però durant molt temps he viscut amb por de fer-ho. I encara una mica...des del meu blog anònim...però almenys escric i em vaig curant. El temps passa i el dolor... jo que sé ...ens acompanya

dintel dijo...

Somnis, no, no, el dolor també passa.